Apenas suenen las doce
campanadas anunciando la muerte de 2015 y el nacimiento de 2016, concéntrate
bien e imagina que tienes entre tus manos una esfera transparente, viva, que es
el alma de tu planeta, la Tierra, tu sagrada madre. Acaricia esa esfera con el
mayor amor posible, con ternura, cariño, agradecimiento, admiración, respeto
infinito. Siente su actual dolor, su enfermedad.
Desliza tus manos por su
superficie invisible, comenzando a limpiarla de todas las escorias que la
cubren. Despójala de la polución de sus aguas, de su suelo, de su cielo.
Elimina como pellejos
podridos a las acumulaciones de armamentos, a los asesinos legales disfrazados
de soldados, a los políticos corruptos, a los dictadores ególatras, a los
banqueros ladrones, a los comerciantes envenenadores, a las religiones
convertidas en sectas caducas, a los artistas prostituidos, a las
multinacionales vampiras, a lo lobbys farmacéuticos sembradores de vacunas
inútiles y píldoras promiscuas, a los traficantes bandidos, a los multimillonarios
avaros acumulando un dinero abstracto…
Limpia con tus palmas
amorosas el hambre, los racismos, las fronteras, las guerras “patrióticas” por
el petróleo, el gas, los minerales…
Elimina la misoginia
implantada por sacerdotes perversos, equilibra el sitio de la mujer en la
sociedad…
Cuando sientas que has
limpiado la esfera-alma de la Tierra, comienza a darle fertilidad, paz, amor
sublime, hasta que sientas que tienes entre tus manos un edén…
Danza con esta
resplandeciente esfera, a la que sientes latir como un corazón y luego abre una
ventana y envíala al exterior para que se una con todas las otras esferas que
personas conscientes como tú han lanzado hacia ese sueño asqueroso envilecedor,
destructor, que la economía demente llama “la realidad”.
¡Feliz 2016!
Alejandro Jodorowsky
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