jueves, 14 de enero de 2016

Canales y centros acumuladores de energía en el cuerpo humano (I) y ( II )


Canales y centros acumuladores de energía en el cuerpo humano (I) y ( II )
POR DAVID TOPÍ

En el post sobre equilibrando los centros de control del cuerpo humano decíamos:
En general, el problema es que nunca hay energía de más. Recordad que el mundo está hecho para que nunca tengamos energía suficiente para nosotros mismos, y que la energía que consumimos tenga una calidad pésima (comida de baja calidad, aire contaminado, impresiones y entornos energéticos negativos), de forma que el consejo de ahorrar energía es aún más importante cuando piensas que, por mucho que te esfuerces, en el mundo occidental, todos sobrevivimos energéticamente, ya que no llegamos a absorber más que la dosis diaria de combustible que necesitamos para existir otro día más. Si no ahorras algo de lo que obtienes, no se puede dar el paso a vivir y desarrollarse.
Para ahorrar energía y usar correctamente la que tenemos, hemos de conocer cómo se distribuye la misma, ya que el sistema energético de nuestro vehículo físico es complejo, y permite que seamos capaces de obrar grandes proezas cuando la vitalidad del mismo es usada correctamente. Tenemos todos varios circuitos interdependientes, los cuales, y a grosso modo, podemos clasificar de la siguiente forma:
– El circuito de conexión entre los chakras principales (a veces llamado el circuito kundalini):son los canales sushumna, ida y píngala de la medicina ayurvédica y otras filosofías no occidentales.
– Los centros de almacenaje energético: llamados hornos, calderos o tantiens.
– Los chakras primarios: 7 en el cuerpo físico y dos por encima del mismo (diferentes nombres según diferentes autores, pero el 8º correspondiente al centro intelectual superior y el 9º correspondiente al centro de consciencia universal, en el centro de la esfera de consciencia).
– Los puntos de intercambio energético o circuitos terciarios, que actúan de “intercambiadores” y receptores a lo largo del sistema de canales y del cuerpo etérico.
Cada uno de estos circuitos tiene diferentes funciones, tanto a nivel físico, bioenergético como etérico, y, mientras que cada uno puede ser visto como un sistema completamente independiente, todos están interconectados y trabajan en conjunto soportando los requerimientos y funciones mutuas, ya que son partes integrales de las estructuras subyacentes de soporte energético del cuerpo físico, descritas normalmente como componentes del cuerpo vital o etérico que poseemos.
Desarrollo de las funciones superiores del ser humano
Los chakras primarios y sus funciones superiores no pueden ser manifestadas o usadas plenamente (al menos en la mayoría de personas), hasta que las estructuras de soporte de la energía necesaria para ello hayan sido desarrolladas para permitirlo. En muchos casos, si se hacen intentos por desarrollar y usar estos vórtices primarios antes de preparar apropiadamente los canales que los alimentan, la apertura y uso completo lleva una gran cantidad de tiempo, pues, primero, y por lógica, el sistema energético del cuerpo va a “montar” y poner en marcha los “cimientos” energéticos, para que estos puedan responder a las nuevas demandas a las que están siendo sometidos, antes que “activar” esas funciones y potenciales latentes que deben ser alimentados. Este desarrollo, normalmente, empieza por la actualización y desarrollo del circuito energético secundario, chakras menores, que, en respuesta a la demanda energética de los chakras primarios, cuando queremos que estos vayan más allá de sus funciones “rutinarias”, son los que se ponen en marcha para redirigir y hacer circular los pedidos “extra” de energía solicitada.
Así, nuevas rutas de energía se forman, y las viejas, o las que se encuentran bloqueadas, se redefinen y limpian a medida que uno inicia el trabajo con toda la estructura de soporte energético que tenemos. Esto sucede simplemente como una consecuencia de la necesidad que los chakras primarios imponen sobre el conjunto del sistema distribuidor de energía para los cambios requeridos, y, en general, hasta que estas estructuras de apoyo no se desarrollan al punto en que puedan satisfacer la demanda, la energía no podrá ser redirigida desde las áreas de almacenaje del cuerpo energético, los tantiens, al resto del sistema. Funciona como si de una presa de agua con diferentes compuertas se tratara, siendo el retén y balsas de energía principal los tantiens mencionados, de ahí pasando a los circuitos terciarios y secundarios, desarrollando los centros secundarios y los canales de transmisión energética de los chakras, y luego pudiendo abrir estos a su máximo potencial y manifestar las funciones superiores de los vórtices principales.
Cuando no funciona bien
Cuando este flujo energético no funciona en este orden, y se intenta forzar la apertura o uso de ciertas funcionalidades en el ser humano (por ejemplo, desarrollo de habilidades psíquicas o extrasensoriales a partir del trabajo forzado con los chakras 6, 7, y 8, y las glándulas correspondientes, como habíamos mencionado por ejemplo en el artículo sobre la visión remota), sin que los flujos de energía que soportan este desarrollo esté presente, es normal que uno empiece a notar fatigas, debilitamiento, dolores de cabeza, problemas digestivos, depresión, calambres, molestias, dolores y una variedad de desórdenes emocionales que pueden convertirse en problemas temporales, con un abanico de combinaciones y grados de severidad, según el esfuerzo realizado por los chakras y sus órganos asociados para abrirse o ir más allá de sus “límites”, sin que haya un flujo extra de energía que soporte esta apertura, ya que, para poder hacer esto, se absorbe la energía de otras partes del cuerpo que no están preparadas para sufrir tal “desnutrición”. Al quedarse ciertas zonas sin un suministro mínimo, por que ha sido redirigido hacia el trabajo con los chakras primarios de forma forzada, el cuerpo físico se resiente allá donde el flujo de qi, prana, etc, no puede reponerse con la suficiente rapidez del vaciado de los canales y centros de intercambio energético.
Por eso, para evitar estos problemas potenciales, y antes de que cualquier chakra primario sea activado a sus potenciales más altos, todas nuestras estructuras de soporte energético deben ser desarrolladas, educadas y acondicionadas para soportar un mayor flujo de energía, proveniente de los acumuladores principales, de ahí que, el primer paso en el desarrollo de cualquier potencial latente en el ser humano, o de cualquier función más allá de lo “básico” para el funcionamiento correcto del organismo, pasa por estimular y limpiar individualmente los centros secundarios o chakras menores, los puertos de intercambio y las conexiones de las rutas de energía en el sistema de canales. En el segundo nivel de los cursos de terapia de sanación akashica, por ejemplo, hacemos un ejercicio que nos permite “percibir” la energía que llega por los diferentes canales entrando por los pies y buscar bloqueos que impiden que sea dirigida y distruibida correctamente hacia los canales principales y hacia los chakras. A veces uno se asombra al descubrir cuanto de bloqueados están estos, y que poca energía entra ya siquiera al primer chakras a través de la conexión con la energía de nuestro planeta.
Mientras que este proceso de preparación del sistema de distribución de fuerza vital puede parecer laborioso, brinda grandes recompensas en el desarrollo a largo plazo, ya que, una vez que este empiece,  y se vaya consolidando, la energía empezará a fluir más libremente y más fuertemente a través del cuerpo etérico, lo que, por sí solo, promueve un desarrollo más rápido y más saludable en cada aspecto del cuerpo energético y sus funciones, mientras, que, a su vez, fortifica el sistema inmunológico y otros procesos auto curativos que nos permiten mantener una mejor salud física.
El flujo de energía
Como decíamos en la introducción, una persona “promedia”, normalmente, absorbe solo una pequeña porción de la energía que necesita cada día. Funcionamos así por diseño del tipo de vida que tenemos y por las estructuras del sistema bajo las que vivimos. Hemos hablado largo y tendido sobre ello en muchos artículos anteriores. La energía que necesitamos es absorbida durante el sueño, mediante la ingestión de bebidas y alimentos, a través de la respiración, de la luz del sol, de las cargas energéticas del entorno, etc. Si, por ejemplo, la cantidad promedio de energía “en bruto” que cualquiera de nosotros absorbe fuera de 100 unidades por día (una medida arbitraria, solo a modo de ejemplo), lo cual puede ser suficiente para nuestras funciones diarias rutinarias, es completamente insuficiente si queremos realizar ejercicios de desarrollo bioenergético, de potenciación de facultades trabajando los chakras superiores, etc., ya que, obviamente, el uso de energía aumentará, llegando a necesitar y usar 200 o más unidades de energía (por ejemplo) por día, como mínimo. El problema entonces es, ¿de dónde sale el resto de fuerza vital que necesitamos y que no hemos obtenido con lo que hemos comido, respirado o asimilado energéticamente ese día? Básicamente, este déficit de 100 unidades se tiene que suplir a través de las áreas de almacenaje de energía del cuerpo energético, que veremos con más detalle en el próximo artículo, pues cualquier excedente se va acumulando ahí, además de la energía “base” que todos traemos con nosotros al nacer, y de la que vamos “sacando” pequeños depósitos que, a veces, nunca “reintegramos”, produciendo entonces los síntomas físicos de agotamiento energético, como mencionábamos previamente, si las áreas de almacenaje se agotan o se reducen en exceso.
En el siguiente post nos adentraremos en el tema de los puntos de intercambio energético y de las funciones de los tantiens o acumuladores, y veremos cómo hacer para mantenerlos llenos, y que “rebosen” hacia el resto de partes del circuito energético y nos permita, entonces sí, realizar cualquier tipo de ejercicio “psíquico” superior sin peligro, y sin contraindicaciones.

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Canales y centros acumuladores de energía en el cuerpo humano (II)
Habíamos explicado en el post anterior porqué es necesario el desarrollo del sistema de soporte energético para que se pueda llevar a cabo con mayor efectividad y seguridad todo intento de desarrollo de las funciones psíquicas y extrasensoriales superiores del ser humano. Estas estructuras de apoyo, son como las tuberías y llaves de paso de cualquier sistema de distribución de agua, en este caso de energía vital, en el cuerpo etérico. Sin su desarrollo correcto, no se puede aspirar a mucho más en términos de desarrollo energético, pues son el sustento y los cimientos del mismo.
Los chakras secundarios
Si los potenciales latentes del ser humano se manifiestan cuando los chakras primarios y sus glándulas correspondientes se desarrollan y activan completamente, los chakras menores que poseemos  son el piso justo inferior en el que se apoya esta activación, ya que comparten muchas similitudes con los centros primarios (chakras mayores), pero son más pequeños, más simples y poseen solo algunas funciones más especializadas. El propósito principal de estos vórtices secundarios es el de refinar, transformar y acondicionar las energías recibidas a través del sistema terciario (puertos de intercambio de energía en el sistema de canales, nadis, meridianos) en un tipo de energía con cualidades específicas, según sean los requerimientos de cada chakra primario, órganos dependientes y funciones determinadas a donde vaya destinada esa energía.
La estructura de un chakra, del tamaño que sea, en general, puede representarse como teniendo varios polos alrededor del núcleo central. Cada polo es un pequeño vórtice estructural de energía que se abre dentro y sobre la superficie de la piel y directamente sobre la contrapartida etérica de una articulación, un órgano o una glándula del cuerpo físico, que es donde luego nosotros asociamos la posición del chakra (p.ej. “el chakra del timo”) en nuestros diagramas de anatomía energética del cuerpo humano.
Los puntos de intercambio energético
Otro componente importante son los puertos de intercambio de energía (que solemos definirlos como un sistema terciario, en funciones e importancia), que son descritos como minúsculos centros de energía en forma de pequeños poros, con funciones muy simples, muy similares a los millones de pequeños poros y pelos que cubren la piel física del cuerpo. Su función básica es la de absorber y descargar energía y, en un nivel más alto, detectarlas, como pequeños receptores y antenas. El nivel de sensibilidad energética que tenemos todos nosotros depende en gran medida de estos pequeños receptores, pues toda la superficie de la piel está cubierta con ellos, aunque existen algunas áreas en que se encuentran marcadamente concentrados y que son:

1.- Las plantas de los pies.

2.- Las palmas de las manos.
3.- Los pasajes nasales y pulmones.
4.- Los labios, boca y lengua.
5.- Los genitales.
Las manos y los pies, son de los conductos de energía más extensos del cuerpo y, por lo tanto, contienen mayores concentraciones de puertos de intercambio de energía. Estas son, en consecuencia, las áreas más importantes a estimular, desarrollar y lograr sensibilidad consciente durante los primeros ejercicios de desarrollo energético, no en vano muchas terapias se hacen usando los palmochakras, o muchos ejercicios de recarga energética se hacen a través de los chakras de las plantas de los pies.
Los centros de almacenaje energéticos
Finalmente, el ser humano tiene tres centros principales de almacenaje energético, en estos, diferentes cualidades de energías son acumuladas y almacenadas. Son centros totalmente diferentes a los vórtices primarios o chakras mayores, pero, evidentemente, como todo en el cuerpo, están interrelacionados con ellos. Estos tres acumuladores son conocidos generalmente como tantiens:
1.- El tantien, caldero u “horno”  inferior, a medio camino entre el ombligo y la línea púbica, y unos 5 cm hacia el interior del cuerpo. Almacena la energía vital física en bruto. Sede de la energía “Jing” de la medicina tradicional china y de las enseñanzas taoistas.
2.- Tantien medio, en el centro del pecho, en la base del esternón, y 5 cm hacia adentro.  Almacena la energía emocional (en bruto). Sede de la energía “qi”.
3.- Tantien superior, entre las cejas, a la altura de la parte superior de las fosas oculares y 5 cm hacia el interior de la cabeza, su función es almacenar energía mental y psíquica en bruto y es la sede de la energía “sheng” de las filosofías y enseñanzas orientales. El conjunto de los diferentes tipos de energía (o diferentes gradientes de la misma) jing, qi y sheng, es lo que la medicina china conoce como “los tres tesoros”.
De estos tres, el más importante y seguro para llenar activamente es el centro de almacenaje del Hara, el tantien inferior. Puesto que los tres centros están interconectados, cuando el tantien inferior es llenado, automáticamente irriga y trasvasa al tantien medio, y cuando este se llena, automáticamente se versa sobre el tantien superior. El proceso es mucho más complejo, aquí trato solo de hacer la analogía de una presa donde una compuerta cuando rebosa pasa el agua a la siguiente y cuando rebosa esta llega a la siguiente. En todo caso, en las filosofías orientales tenéis mucha explicación detallada del proceso energético que sucede en los tantiens y de la transformación de jing en qi y de qi en sheng, así como de los desplazamientos que sufren estos tantiens a lo largo de su desarrollo y crecimiento. Para nuestra explicación, solo necesitamos entender que cuando se envía energía directamente al tantien inferior, los otros dos centros serán automáticamente irrigados a medida que la energía “rebosa” de uno a otro.
Desestabilizando los tantiens
Al igual que forzar la apertura de chakras primarios sin que estos reciban la energía necesaria para ello provoca ciertos efectos físicos contraproducentes, como explicaba en el artículo anterior, algo parecido sucede con los tantiens si llenamos o intentamos llenar los superiores sin haber completado la “carga” del inferior. Esto puede provocar efectos adversos, llegando a desestabilizar el cuerpo etérico y hacer descender los niveles de energía en general. Todo el cuerpo energético y las estructuras que tenemos tienen sus funciones, y unas dependen de otras, sin que sea recomendable saltarse ningún “paso” en el flujo de distribución de vitalidad. Por otro lado, el hecho de llenar todos los centros de almacenaje es trabajo de toda la vida, no lo haces una vez y te olvidas, sino que es un proceso que debe mantenerse en el tiempo, procurando que siempre el tantien inferior esté a su máximo posible, algo que, inicialmente, puede llevarnos ciertamente algún tiempo de trabajo energético constante para que los niveles en los tres tantiens se eleven significativamente.
Llenando el tantien inferior
El proceso de acumulación energética no tiene demasiado misterio, por no decir ninguno. Si haces algún tipo de práctica tipo tai chi, qi gong (chi kung), quizás algún tipo de yoga (pero lo desconozco) o parecidas, seguro que habrás visto ejercicios para ello. Los más sencillos, en todo caso, pasan simplemente por la visualización, e intención, de conectar con el planeta, enraizándonos al núcleo del mismo, u conectando con cualquier otra fuente de energía de la que queramos recargarnos (los árboles en un bosque, el agua del mar, un río, el sol, etc) y de ahí redirigir conscientemente la energía hacia tu tantien inferior y llenarlo, como quien llena la rueda de un coche con una manguera de aire. Con el tiempo, y de forma natural y no forzada, todo excedente energético es redirigido automáticamente allá donde sea necesario, terminando por ser usado para expandir, activar y despertar el resto del potencial que tenemos dormido, por la expansión y cristalización de los cuerpos sutiles superiores, y por un crecimiento personal a todos los niveles más allá de la simple subsistencia diaria, objetivo final de estos ejercicios. Por eso, como decía al final del artículo sobre la visión remota:
Hoy en día hay muchas personas que poseen un mínimo grado de esta habilidad, que pasa por el trabajo con los centros superiores, chakras, técnicas de expansión y proyección de la consciencia y unos cuantos protocolos para la captación correcta de la información y la decodificación de la misma. Es algo “normal” en muchos niveles de trabajo de los estratos superiores del sistema de control, pero es algo que intuyo que mucha gente va a empezar a despertar en algún momento u otro, pues forma parte de la caja de herramientas que el ser humano trae consigo latente en el complejo multidimensional que somos.
Pues por aquí se empieza, por acumular energía, en la mayoría de los casos, de forma natural, para despertar esta y otras funcionalidades latentes en todos nosotros.
POR DAVID TOPÍ http://davidtopi.com/canales-y-centros-acumuladores-de-energa-en-el-cuerpo-humano-i/






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