miércoles, 30 de noviembre de 2016

El Impersonal parte 2*Coro de los Ángeles, Trompetas del Cielo y de la Tierra que te anuncian ahora la Llamada de María y el regreso del gemelo del Sol de este sistema solar*11-2016



El Impersonal parte 2*Coro de los Ángeles, Trompetas del Cielo y de la Tierra que te anuncian ahora la Llamada de María y el regreso del gemelo del Sol de este sistema solar


Te saludo de nuevo, hijo eterno de Luz, y me instalo de nuevo en ti para cantar el canto de tu resurrección, de tu renacimiento, el canto de la Libertad y de la Verdad.

Instálate primero en el corazón del Único, conmigo, para que juntos elevemos el canto del Amor en lo más profundo de los cielos y en lo más profundo de la Tierra.

Por este canto, declaramos la Verdad a la cara de este mundo y alumbramos lo que todavía debe de serlo en las circunstancias de este mundo, en este preciso tiempo de la Resurrección y de la Llamada de María.

Acojámonos, cada uno de nosotros, en el corazón del Único, para que emerja, en el silencio de tus palabras y de mis palabras, el Verbo emergente, el Verbo de Vida, el Verbo de Amor.

La Luz te invita a partir de ahora, en las circunstancias de este tiempo de la Tierra, a acallar lo que no es verdadero, simplemente alumbrándolo con el Amor de tu corazón, acabando con todas las resistencias, acabando con las últimas creencias, y acabando con todos los miedos hacia lo desconocido.

Escucha, escucha este canto, es el de tu corazón, el de la Vida, el de la Eternidad.

Este sonido, recubierto del Coro de los Ángeles, canta en ti tal y como pronto cantará en cada rincón de la Tierra, en cada espacio de este mundo que también resucita.

Así que asentémonos juntos en este corazón del Único donde el Amor es rey, donde la Vida es reina.

Estás invitado al banquete celeste, al banquete de la Libertad. Te invito a lavar tus vestidos en la sangre del cordero, te invito a deshacerte de todo lo que todavía puede estorbarte y estorbar la clara visión de lo que eres.

Oye y escucha lo que tu corazón te dice, lo que dice a cada uno, lo que dice a la Vida, lo que dice a la cara de este mundo. De tu emanación de hijo renacido aquí mismo en el seno de la Ilusión, este canto recorre los cielos y todos los espacios de tu tierra que pronto se conjugará con el canto del cielo y de la Tierra, realizando la Tri-Unidad y la Nueva Eucaristía, abriendo el camino a la Madre que vendrá a declamarte su canto de Amor, la llamada a tu resurrección, la llamada a tu renacimiento.

Tú, que oyes, que escuchas y que lees, no queda más tiempo, así que no esperes a que María llegue, realiza su Llamada con la plena conciencia de tu Êtreté, de tu Eternidad como de tu efímero.

No tengas miedo, la Gracia te inunda ahora con sus bendiciones. La Gracia es el don del Amor hacia toda la vida, hacia todas las formas y hacia todas las conciencias, en cualquier mundo, incluso en el tuyo.

Haya sido lo que haya sido tu encierro en el seno de tu vida, o en el seno de tus vidas en este mundo, no tengas miedo. Aunque no vivas las primicias, aunque no vivas la vibración, este banquete te es abierto, fue preparado para ti para homenajearte en el seno de tus peregrinaciones donde el sufrimiento fue a veces tu acompañante, y la felicidad efímera, tu única satisfacción.

La Vida te invita a partir de ahora a girarte hacia el mundo, el verdadero, el auténtico, que está en tu interior, ahí donde moran los Arcángeles, ahí donde moran las Estrellas, ahí donde moran los Ancianos.

Estás invitado y estás convidado a venir a cantar con los pueblos libres, a atestar de tu libertad y del Amor que eres, al fin restituido. Eres devuelto a ti mismo más allá de toda proyección, más allá de toda máscara, más allá de toda memoria, reencontrando así la Libertad mientras los velos se desvanecen del conjunto de tus envolturas de Luz, dándote a verte cada día de manera más intensa y más verdadera.

Las llaves de la Libertad, que no abren ninguna puerta porque no hace falta ninguna puerta ahí donde estás, te son devueltas.

Tu vehículo de transición, tu Merkabah, a nivel individual como para algunos a nivel colectivo, se constituye, se cubre de Luz, se cubre de Verdad, poniendo fin a todos los artificios, a todo lo que es falso, a todo lo que no tiene ninguna subsistencia en el seno de la Eternidad.

Reúnete conmigo y te reunirás contigo. No tienes que moverte, no tienes que desplazarte, no tienes que esperar, la cita es ahora, en cada minuto y en cada aliento. Sólo depende de ti revelarlo en ti, sólo depende de ti soltar lo que debe ser soltado. La Luz te enseña la Vía, la Luz te enseña la Verdad. No hay ningún esfuerzo, descansa, descansa en tu verdad donde todos los alimentos están a tu disposición, donde ninguna sed puede aparecer, donde ni siquiera un tormento puede ser evocado.

En este lugar como en cualquier lugar, a partir de ahora eres esto. Vivirlo para ti hoy, es reforzar el sentido del servicio en la superficie de este mundo, es permitir a otro hermano, a otra hermana dondequiera que esté, en tu casa como al otro extremo de la tierra, de beneficiarse de tu oración y de tu acogida.

Así tendrás un debido papel, el de la Verdad, el de la Eternidad, porque no es sólo un papel. Sea cual sea su apariencia en este mundo, esto es realmente la eternidad de tu Presencia.

Te invito a vestirte con tus mejores galas, provisto de tus Coronas, provisto de tu emanación, provisto de tu Presencia; entonces el corazón exulta en ti como en cada uno. Aunque no sea percibido, aunque dé el sentimiento de no estar vivido, la Luz sabe lo que hace, ella conoce su acción al igual que tú te reconoces.

En tu resurrección, la fe es total e irreductible. No sufre de ninguna mentira, de ningún defecto. Así, vestido con tus mejores galas, resplandeciendo de mil fuegos, fuego tú mismo, te abrasas y abrazas alrededor tuyo todo lo que puede oponerse a la revelación de tu Presencia eterna en el seno del efímero.

La Luz Una, la Luz verdadera, la que sólo puede colmarte de Felicidad, que no puede dejar nada insatisfecho, se despliega ahora, de uno en uno, en cualquier lugar y no solamente en los vórtices. La Luz se siembra a sí misma y se propaga en cada punto de este universo local, en cada punto de tu corazón como en cada punto de tu cuerpo. De uno en uno, la Felicidad del corazón, en el silencio de tu pensamiento, vierte un bálsamo a todo lo que puede sufrir en esta tierra. No tienes que pensar en ello, ni tampoco emitir una intención porque esto es el papel, más allá de tu papel, de la Luz revelada, de la Eternidad restablecida en totalidad.

Ama, sin condición y sin restricción, ama con la misma mirada a cualquier cosa, como a cualquier hermano o a cualquier hermana. No te límites, no retengas nada, deja aparecer lo que acontece. No hay nada que demostrar, no hay nada que justificar, porque todo esto es Evidencia, porque todo esto es justo.

Que tu sonrisa borre cada lágrima de tu cuerpo o del cuerpo de un hermano o de una hermana. Eres el bálsamo, porque eres la Vida; eres el bálsamo porque eres la Verdad y eres la Vía.

Acoge a partir de ahora de manera incesante y permanente el don de la Gracia. Ahora tu presencia en este mundo es una vigilia y una oración permanentes, hagas lo que hagas, incluso durmiendo.

Tú, estandarte de Luz y llama erguida, resucitado, deja el Fuego Ígneo alcanzar, de uno en uno, tu cuerpo como el cuerpo de la Tierra, como el cuerpo de cada uno.

Descubre por fin la fraternidad. No la circunstancial a través de los vínculos de amistad, de la familia o de la sociedad, sino la fraternidad de corazón, la que os hace reconoceros el uno con el otro como yo te reconozco, como tú me reconoces.

Óyeme, óyeme de verdad.

La ligereza está ahí. Si te sientes todavía pesado, pesado en tu corazón como en tu cabeza o en tu cuerpo, entonces vive la libertad del Amor, su ligereza y al mismo tiempo su densidad y su consistencia. En el Amor, eres tal la roca inmutable de esta tierra, eres la antorcha y el que sujeta la antorcha, así como el estandarte de la Verdad.

Sonrío en ti, sonrío a tu Presencia, a tu magnificencia, a tu humildad, a tu pureza. No queda ninguna impureza por ver, no queda ningún defecto por ver, simplemente queda ser. La Luz alumbrará y disolverá de todos los modos posibles, lo que todavía pueda parecerte un estorbo o una resistencia en la superficie de este mundo. Ve, ve en las cosas el modo en que las cosas se revelan y se desvelan, como en la mirada que tienes en este mundo, que sólo es el reflejo de lo que acontece en ti. Dondequiera que pongas tú mirada ahora, ésta te lleva a ti mismo porque ya no haces ninguna diferencia, porque ya no pones ninguna distancia, porque la diferencia y la distancia sencillamente ya no existe más, en el momento en que el corazón se haya elevado hacia las moradas de la Eternidad.

Vigila seguir siempre la Inteligencia de la Luz, estate alerta, con ligereza, a lo que eres. Y deja el Amor emerger más allá de tu persona, más allá de toda historia, más allá de toda regla de este mundo y de toda ley de este mundo, porque nada puede resistirse al Amor.

Te lo dije, todo se cumple frente a ti y en ti.

La Tierra vibra ahora en su nueva dimensión. Sean cuales sean las apariencias residuales de la estructura de este mundo encerrado, estas apariencias están, en este momento, siendo barridas y disueltas en la gracia de la Verdad. Recuerda, no hay que proporcionar ningún esfuerzo sino simplemente detener cualquier esfuerzo, darte cuenta de la Evidencia en la simplicidad, en el recogimiento.

A partir de ahora, cada ocasión de tu vida es una ocasión de Luz, una ocasión de Amor. El Amor es vasto, es tan vasto que no conoce ningún límite en su presencia y en su difusión ahora. No pierdas tiempo con las convulsiones de lo que debe ser borrado, en ti como en el mundo. Recuerda que el bálsamo está en tu corazón, que la Verdad está en tu corazón, y que a ella no le importan las justificaciones o las explicaciones. Está ahí, en tu corazón, lista para revelarse, lista para desvelarse en cada circunstancia, en cada encuentro, en cada acontecimiento.

Atrévete, atrévete a dar el primer paso, que de hecho es el último, porque ya no necesitarás más caminar con tus pies. El conjunto de los mundos están abiertos para ti en la inmediatez, en la instantaneidad, en la perfección del Amor. En esta perfección, no puede haber misterios, no puede haber conquistas, no puede haber pérdidas. Es esto lo que te es permitido ver ahora, es esto lo que te es permitido vivir, experimentar. No para demostrar, no para mostrar, sino simplemente para estar en tu verdad.

Nada puede escapar al Amor, nada puede sustituirse al Verbo de la Verdad, y lo sabes. Aunque todavía lo ignores, lo sabes; te basta simplemente con mirarte, no en tus apariencias sino en profundidad, en tu Corazón del Corazón. La magia del Amor obra ahora a pleno régimen y al máximo rendimiento, sin esfuerzo, espontáneamente, con humildad y con potencia.

En tu renacimiento actual, todos los secretos desaparecen. En tu renacimiento actual, todo lo que es superfluo desaparece por sí solo, que sea en tus humores, que sea en tu personalidad, que sea en tus pensamientos, que sea en tus afectos.

Sólo hay que estar ahí, tú y yo, y cada uno de nosotros y cada uno de ti está ahí instantáneamente.

Mira, mira, no tienes nada que ocultar y nada puede ser ocultado.

Y ahí donde estamos instalados, ocupamos cualquier sitio porque estamos presentes en cada uno. No hay diferencia, no hay distancia, sólo está la evidencia de lo que tu corazón te dice en el corazón, al corazón de cada uno, en el corazón del corazón del conjunto.

¿Qué puede un cañón de tu mundo, qué puede un arma de este mundo ante la potencia del Amor? ¿Qué dolor puede infligir una herida ante la majestad del Amor? En tu corazón, sabes que todos los posibles están presentes y que la palabra imposible ni siquiera puede ser evocada. Entonces suelta, haz desaparecer de tu vista y de tu cuerpo lo que todavía podía hasta hoy resultarte imposible. No hay ningún límite a la gracia del Amor, no hay ningún límite a su potencia, porque el Amor está más allá de la forma, aunque se inscriba en cada forma, en este mundo como en cualquier mundo.

Acojo contigo lo más alto de los cielos hasta lo más bajo de tu tierra. Acojo en ti la evidencia de la Vida. Ahí donde estamos, nada puede ser cerrado ni encerrado. Ahí donde estamos, se realizan por fin el Juramento y la Promesa, se realiza por fin la esperanza de tu Espíritu, el regreso a la Verdad. Estés donde estés en este mundo, en la situación que te encuentres, no olvides la potencia del Amor, revélala totalmente, no retengas nada. Date cuenta de la majestad de estos instantes que vives en esta tierra. En el Amor, no puede haber la menor decepción ni el menor error. Todo es recto, todo es luminoso y todo es dichoso. Estés donde estés, déjame bendecirte de nuevo, déjame amarte de nuevo, hasta el infinito.

Así, me doy a ti, así, te das a mí, gratuitamente, sin ningún sentido de propiedad, sin ningún sentido de límite. Ve, ve tu propia libertad, sea cual sea el peso de tu cuerpo y de los residuos de este mundo.

No hay que tergiversar, sólo hay que acoger, sólo hay que abandonarse en totalidad a la gracia de este instante.

…Silencio…

Tú, peregrino de Eternidad, joya de vida y de Amor, deja los ropajes de este mundo desaparecer por sí solos por la gracia de tu Presencia. No tienes que hacer nada, sólo tienes que ser, en cada minuto, en cada aliento. Sean cuales sean tus contingencias, materiales, corporales, no pueden resistirse, no pueden oponerse. Entonces capitula y entrégate a lo que eres.

Deposita todas las armas, todas las armaduras y todos los escudos que has elevado alrededor de tu eternidad para sobrevivir en el seno de este mundo y de sus leyes. Pero todo esto ahora está detrás de ti, sean cuales sean las apariencias que quedan, y que cada día desaparecen cada vez más.

Elévate permaneciendo presente aquí, elévate hacia las moradas de Eternidad, elévate ahí donde brota la Fuente de Cristal, ahí donde te conduce la Inteligencia de la Luz. Una vez salido de este mundo, has entrado en ti, has entrado en Eternidad. Entonces no hay que temer nada de lo que acontece en la superficie de este mundo, no puedes ser alcanzado, no puedes ser alterado por ningún evento. La totalidad de la Flota Intergaláctica de los Mundos Libres rodea ahora la totalidad de tu tierra para asistir a esta Resurrección, para participar a este banquete celeste. Porque de todo lo que has vivido en el seno del sufrimiento y de la Ilusión, sólo quedarán el Amor y el recuerdo de este banquete celeste, grabando para siempre en tu llama eterna, en tu lengua de Fuego, el principio inviolable de la Libertad, el principio inalterable del Amor.

Todo esto se vive. Aunque pienses y digas que no lo vives, puedo asegurarte que te equivocas. Simplemente hay en ti, tal vez, todavía una latencia, pero que ella también será disuelta por el Coro de los Ángeles, por las Trompetas del Cielo y de la Tierra que te anuncian ahora la Llamada de María y el regreso del gemelo del Sol de este sistema solar. Sólo hay que temer por aquel que está apegado a su miedo y a su cuerpo, pero incluso esto desaparecerá sin pesar y sin dificultad durante estos tiempos que vivís en la Tierra.

No escuches, te lo dije, el bullicio de este mundo y permanece centrado en el Coro de los Ángeles, en el Canto del Espíritu y en el Fuego de tu corazón. Todo lo demás es accesorio, todo lo demás se disuelve.

Conforme pasa el tiempo, una lluvia de gracias se presenta en ti, insuflándote el sentido mismo de la Eternidad, insuflándote a tu conciencia y a tu cuerpo el Aire ligero del Amor. El Agua de Vida fluye en ti ahora, por todas partes; el Fuego Ígneo progresa en cada espacio de tu cuerpo, en cada espacio de tu conciencia.

Seamos Uno, no hay otra verdad para afrontar el bullicio de este mundo que cada vez te alcanzará menos, y que no tendrá ningún efecto sobre tu corazón. Averígualo, no te pido creerme sino simplemente vivirlo – y te recuerdo que es muy fácil. Olvida, por la gracia del Amor, cualquier rencor, cualquier karma, cualquier error, con el fin de que sólo quede la pureza de tu corazón que ya está ahí, y que sólo tu mirada puede a veces no ver.

Entonces deja el Fuego del Amor hacerte sonreír, hacerte reír, volverte ligero y devolverte a tu libertad.

Juntos, en este instante en que me dirijo a ti, en este preciso instante, Cristo deposita en ti la Felicidad eterna, la beatitud infinita. Sólo esto es la verdad y ocupa todo el espacio.

Ahí está el Amor – lo que eres, lo que soy, lo que cada uno es. Sean cuales sean las apariencias, no hay ningún enemigo; sean cuales sean las apariencias, no hay nadie que odiar; sean cuales sean las apariencias, todo es perdonado.
¿Cómo puede ser de otra manera en la ley de Gracia, en la ley del Amor? No puede haber ni remordimientos ni obstáculos.

Deja al Amor amarte íntegramente, no rechaces nada. Sólo hay que disolver lo que debe de serlo. No tienes que hacer ningún esfuerzo, no hay otra petición que formular que la de ser tú mismo en totalidad.

Entonces sí, Cristo está en ti, entonces sí, Cristo habla en ti, y te habla en tu corazón. Sólo te habla de Amor porque nada más puede merecer atención.

Atrévete a ser libre, atrévete a ser todo lo que eres. Olvida simplemente lo que aparentas, olvida simplemente los roles y las funciones que te has construido para vivir en este mundo. En tu interior, sabes que no hay ninguna elección; en tu interior, sabes que el Amor es la única Evidencia y la única Eternidad. Ninguno de los amores que has conocido en esta tierra puede siquiera acercarse al Amor del que te hablo. Sólo depende de ti ahora instalarte definitivamente en esta cualidad del Amor.

No olvides, no tienes que retener ni tener nada, sólo tienes que soltarlo todo. Todas tus certezas ligadas a este mundo y a tu cuerpo, no representan nada con relación a lo que eres y con relación a lo que vives ahora.

Sea cual sea la vitalidad de tu cuerpo efímero, sea cual sea su gravedad, el Amor lo remedia todo y el Amor lo colma todo. Para que tú también puedas decir: « Mi Padre y Yo somos Uno », para que tú también puedas vivir que lo que se hace al más pequeño de ti y de vosotros, se hace de hecho, a ti mismo. Entonces, en ese momento, no hay más ni tú ni el otro, simplemente estás tú en el otro, y el otro en ti, para hacer el milagro de una sola cosa. El cielo y la Tierra están en ti, el Sol está en ti, el Salvador está en ti. Mira y ve, mira y oye este canto de Libertad, este canto de Verdad. Todo lo demás sólo es pacotilla, todo lo demás sólo pasará. No rechaces nada, sino que elévate y ve.

El don de la Gracia y el don del Amor crecen en cada minuto. No te preocupes, puedes contenerlo todo, porque todo está en ti. En definitiva sólo aceptas tu propia revelación, sean cuales sean las revoluciones, sea cual sea el aspecto de los acontecimientos de este mundo. En el corazón, nada se mueve, todo está ahí.

Todo esto, lo deposito en tu corazón, pero no veas ahí ningún transporte porque todo está ya ahí. Sólo resueno y vibro en la misma frecuencia de tu eternidad, de tu eternidad y de tu Presencia. Esto es simple, no hay nada que calcular, no hay nada que sumar ni nada que restar, sólo hay que multiplicarlo de uno en uno. Pero esto se hace sin que lo decidas, porque es esto el papel de la Luz y del Amor, de multiplicarse hasta el infinito, idéntico a sí mismo, en la forma que sea y en la conciencia que sea.

Oye el canto del Amor. Oye las Trompetas que vienen a derribar las paredes del encierro, las paredes de la Ilusión, en tu cuerpo como por todas partes en este mundo.

Alégrate porque hoy, tal y como lo vives, te es permitido vivir unos encuentros, que sea en la naturaleza, que sea contigo, que sea con cada conciencia encontrada en la forma que sea, un vegetal, un animal o un ser humano, o un ángel. A parte de la diferencia de forma, no hay en definitiva ninguna diferencia, y sobre todo ninguna distancia.

La Verdad se establece por sí sola. No necesita nada de lo que conoces en el seno de tu personaje y de tu persona. Deja que lo nuevo y lo desconocido se establezca en este lugar que es el lugar de tu Presencia. Da un paso y la Luz dará diez.

…Silencio…

Esto es ahora, y es para siempre.

…Silencio…

No te fíes de mis palabras. Sólo son una música de fondo que te permite tal vez oír tu propia música, que es un canto de Libertad, te lo recuerdo, que es un canto de Verdad.

Estés donde estés, estoy ahí, e incluso donde todavía no estás, te espero.

No hay ningún espacio ni ningún lugar donde escapar de tu verdad. No hay ningún lugar dónde puedas resguardarte del Amor, y de hecho
¿por qué querrías resguardarte de ello ya que eres tú mismo el que viene a tu encuentro?

Sólo te asisto en tu propio nacimiento.

Hoy, muchas conciencias han venido a asistir a tu renacimiento y a tu resurrección, simplemente por la Felicidad de estar ahí, por el placer de comulgar y para ver tus ojos abrirse, como el niño que ve el océano por primera vez. Porque este banquete es un momento único: la ocasión de reencontrarnos sin excepción alguna, la ocasión de cantar al unísono con el Coro de los Ángeles, el canto del Amor.

…Silencio…

Cuando guardo silencio, el silencio está en ti, permitiendo a la majestad del instante revelarse totalmente.

Deja el Fuego del Amor cubrir tu frente y tu corazón con el Indecible.

…Silencio…

Tú que estás presente, aquí, en este instante, eres la Felicidad, y en esta Felicidad, ningún miedo puede aferrarse o mantenerse. La elección es fácil de hacer, no hay ninguna vacilación porque no hay otra elección que el Amor, y esto de toda eternidad. Lo sabes porque lo llevas, porque esto eres tú.

…Silencio…

El Fuego del Amor nunca más podrá agotarse ni siquiera disminuir. Sólo puede crecer, sin ningún límite y sin ninguna condición.

…Silencio…

Entonces juntos de nuevo, nos inclinamos al mismo tiempo que nos enderezamos. Nos inclinamos ante la majestad del Amor y nos enderezamos por la acción del Amor.

Acuérdate, acuérdate de lo que siempre está presente, de lo que nunca falla, de lo que nunca puede faltarte a pesar de las apariencias de este mundo.

…Silencio…

Déjate recorrer, déjate atravesar por estas llamas de Amor, en este espacio que no lo es, donde nada puede faltar, donde nada puede estar ausente.

…Silencio…

Hoy, te reencuentras en totalidad. Aunque te parezca lejano, la distancia sólo es una ilusión, una muralla ligada al miedo o a la falta de memoria de lo que eres. Entonces te invito a derribar todos los muros, entonces te invito a reconocerte.

Y ahí, en la Morada de Paz Suprema, comulgamos a la Felicidad, a la Vida y a cada uno.

…Silencio…

Estoy contigo hasta el final de los tiempos, y más allá.

…Silencio…

Oye, oye en mi silencio, lo que dice el Verbo de tu corazón.

Pienses lo que pienses, nunca estuviste tan listo como en este día; que estés liberado, que estés despierto, que estés dormido, no cambia nada.

…Silencio…

Y ahí, bajo el Fuego del Amor, ves la Evidencia, ves la Verdad porque tú mismo eres la Evidencia y la Verdad.

Ninguna de mis palabras puede traducir fielmente la realidad de lo que eres; sólo el Verbo lo puede, pero este Verbo pone fin a las palabras. Es por esto que ahora, desde que te hablo, hay estos momentos de descanso, estos momentos de silencio.

Entonces apareces a ti mismo, apareces en tu corazón, despojado de toda memoria pasada, despojado de toda proyección futura. No hay sitio para otra cosa que el Amor.

Deja el fuego y la vibración expandirse en ti.

…Silencio…

Y ahí, en el silencio, el tiempo es suspendido al igual que en la Eternidad. Saboréalo y sáciate.

…Silencio…

Concede la libertad a cada uno al igual que te es llevada por la Luz misma. No juzgues las circunstancias, no juzgues la forma, no juzgues las apariencias – no tienen ninguna densidad–, sino que ve el corazón.

…Silencio…

Escucha en este silencio, la danza del Amor. Escucha en este silencio, la inmutabilidad de la Verdad.

…Silencio…

Ahí donde estamos, sólo está la Verdad. Ahí donde nos encontramos, nada más te retiene.

Ahí donde estamos, hay mucho más que la suma de los universos y de los multiversos.

Ahí donde estamos, reunidos en nombre del Amor y de la Luz, él está ahí, Cristo, un Cristo glorioso, un Cristo-Rey, que no es rey de ningún mundo sino simplemente el rey de la Verdad y el rey del Amor.

Ahí está tu único reino, un reino que sostiene todos los mundos y todas las experiencias de todas las conciencias.

…Silencio…

Entonces incluso los Elementos te enseñan su quintaesencia, llamas de vida ellos también.

Sumérgete en el Fuego de tu corazón, él está ahí; sumérgete en el océano de la beatitud.
¿Qué puedes desear de más o de menos? ¿Qué puedes esperar en este océano de beatitud? ¿Qué puede faltar? ¿Qué puede ser proyectado?

Velo como yo lo veo.

…Silencio…

Aquí, todo es simple; aquí, todo es verdadero.

Deja la llama de tu Presencia ser, revelando tu Espíritu, revelando el Cristo.

…Silencio…

Deja tus pies acoger esto.

…Silencio…

Tú que ahora estás coronado por la gloria de la Eternidad, no puedes fallar, no puedes equivocarte, no puedes ser engañado.

…Silencio…

Ámate en la misma medida que eres amado. Recuerda, no tienes nada que hacer, no tienes nada que proyectar, no tienes nada que pedir porque esto Es.

…Silencio…

Entonces ahora se revelan en ti, de manera total, la radiación del Espíritu santo, la radiación de la Fuente y la radiación del Ultravioleta.

…Silencio…

En el Amor, eres la Vía, la Verdad y la Vida; en el Amor, sólo está el Amor que lo es todo.

…Silencio…


El Verbo del Amor resuena en cada parcela de tu conciencia como en cada célula de tu cuerpo, preparándolo todo para tu encuentro con María.

Todo está listo. Como te dije, todas las puertas están abiertas. No hay nada que desear, no hay que buscar ningún momento porque todo está ahí, porque todo se ha cumplido.
¿Aceptas tu libertad? ¿Aceptas tu eternidad? No puedes rechazarlo, puedes a veces discutirlo pero en definitiva no puedes alejarte de ello.

…Silencio…


Tal una roca levantada, invulnerable, y sin embargo tan tierna contigo mismo como con cada uno.

…Silencio…


Cuando mis palabras se vuelven escasas, el Verbo se hace carne cada vez más, y tu carne misma, por el Fuego Ígneo, se espiritualiza, siendo una densidad más ligera, donde la Transparencia reina y donde la Evidencia no puede ser discutida.

…Silencio…


Escucho contigo… el Verbo.

Participo contigo… en la ceremonia de tu resurrección.

Me quedo contigo, como dije, para toda la Eternidad.

…Silencio…

Veo la sonrisa florecer en tu corazón y en tus labios, señalando tu alegría y tu felicidad.

…Silencio…


Respira. Respira la Luz. Respira la Vida.

…Silencio…


Y ahora, estés donde estés, vamos a permanecer juntos, en silencio, dejando obrar la totalidad de la Luz.

Asentémonos juntos.

…Silencio…


Estés donde estés, estoy; esté donde esté, estás.

…Silencio…


Mi hermano de Amor, mi hermana de Amor, te llamo.

…Silencio…


Estamos ahí, todos, inmutables y eternos.

Estamos ahí, contigo.

…Silencio…

Te saludo y eres bendecido por el Amor.

Acoge.

…Silencio…


Te agradezco por haberme oído, por haberme leído, porque lo que has leído y oído sólo son tus propias palabras y tu propia verdad.

En el Amor y por el Amor te bendigo una última vez, por este instante, porque cada instante es ahora una bendición.

…Silencio…


Estés donde estés, permanece así el tiempo que sea necesario para ti, el tiempo que desees. Permanezco en ti ahora.

Honro tu Presencia y te digo hasta muy pronto.




El impersonal-parte 1*En la llamada de maría, olvidarás toda forma, toda historia
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El Impersonal-parte 2*disuelta por el Coro de los Ángeles, por las Trompetas del Cielo*Link
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El impersonal parte 1*En la llamada de María, olvidarás toda forma, toda historia.11-2016

El impersonal parte 1*En la llamada de María, olvidarás toda forma, toda historia.




Te saludo y te bendigo, tú, en tu fase de renacimiento a la Eternidad. Vengo a ti, como tú viniste a mí. En el mismo Silencio y en el mismo Verbo, nuestra Presencia Una irradiada de belleza, de Gracia y de Amor.

Tú que me escuchas, tú que me lees, me presento en ti, en la Gracia eterna del Amor y en la sonrisa infinita de la expresión de la conciencia.

En mis palabras, no busques ni sentido ni dirección, pero vive el instante de tu Presencia. En la alegría del Corazón y en la dicha de tu renacimiento, vengo a tu esencia a expresar la Gracia infinita de estos benditos momentos.

Entonces déjame acogerte como tú me acoges, en la Gracia del instante. Déjate llevar por la vibración del Fuego, déjate amar en el Fuego Ígneo, aquel que viene a quemar todo lo que no tiene más lugar de ser, todo lo que está caduco y lo que no tiene ningún sentido, excepto en el seno de lo efímero.

Me dirijo a ti más allá de toda palabra, en tu intimidad y en tu verdad, llevando a tus sentidos la Verdad Una de la conciencia y del Infinito.

Tú que acabas y resuelves lo que pueda quedar en ti de ilusión y de sufrimiento, descubriéndote entonces libre de todo movimiento, libre de toda creación, tú cuyo renacimiento en curso libera finalmente los últimos lazos y las últimas ataduras al sueño de este mundo, te invito a celebrar la Gracia del instante, porque en esta Gracia todo está incluido, ninguna pregunta puede aflorar, sólo la Evidencia se despliega y amplía la Presencia de tu corazón, en su Corona elevada, que baila y canta el Canto de la Vida, y la Verdad del Verbo.

Pósate en mí, a fin de que yo pueda depositar la llama de tu Sol, y la verdad de tu luz, ahí donde no hay ningún espacio para lo que es oscuro, para lo que se opone y se resiste, ahí donde solamente vive la Paz eterna, la que te colma y te alimenta en cada circunstancia como en cada instante.

Te bendigo en la Gracia, te bendigo en tu verdad, te bendigo en tu inmortalidad.

Tú que entregaste a tu esencia, a la esencia Una de la Fuente, canto en ti el canto de la Salvación, el canto de la esperanza, que no se sitúa en ningún tiempo ni en ningún futuro, sino más bien en este instante de consagración, donde lo sagrado está por todas partes, mientras que tú estás en todas partes, y en ninguna parte. Cada lugar es tu casa, cada dimensión es tu alegría, cada forma es la expresión de tu Libertad.

En este lugar donde ningún arma ni ninguna discusión puede ser de alguna utilidad, en este lugar donde tus vestiduras de Luz destellan por la Gracia del Amor, despliego tu Verdadera Luz, a fin de que ésta sea la Luz de cada uno, en la misma Verdad donde ningún idioma es necesario, donde sólo el destello de tu mirada y la fuerza de tu sonrisa es la Verdad.

En la Luz Una, también renazco en ti, haciéndote permeable y sensible a lo que es luminoso, aplicando un bálsamo sobre lo que pueda quedar de difícil en tu cuerpo, como en lo que queda de tu persona.

Por la Gracia del Fuego Ígneo que acojo en ti y para ti, elevo tu Corazón allí donde la Morada de Paz se vuelve el éxtasis permanente, la indecible mordedura del Amor, retirándote de todo yugo y de todo sufrimiento.

Volviéndose así el Sol de la Vida, el Sol del Amor, ahí donde estas engalanado de las joyas interiores de tu cuerpo de Êtreté, donde las últimas Puertas se abren de par en par, por el Fuego Ígneo, el de la Verdad que no sufre ninguna crítica ni condición.

Entonces te repito, mi amigo mi amado, acuérdate, no de cualquier pasado, sino acuérdate de tu eternidad. Acuérdate de tu forma original, esta lengua de Fuego que ha construido los mundos, que ha construido la experiencia en toda dimensión.

Los atributos de tu corazón nunca serán los atributos de tu cuerpo en este mundo. Ya es hora de despertarte, de salir del sueño de la vida en este mundo, ya es hora de elevarte y de despertar a ti mismo. Esto se hace en el instante, porque ahí todo concurre, tu Presencia como mi Presencia. La iluminación de este mundo, en sus mecanismos ocultos, aparece a la luz, no dejando más espacio para la menor máscara o la menor ilusión. Entonces resplandeces en tu propia Presencia, deja al Fuego del Amor en sus diferentes componentes elevarte siempre más en lo indecible de tu Corazón.

Aquí donde estamos está la Eternidad, ahí donde nos encontramos, todo es libre y todo se mantiene a sí mismo por el cemento de la Verdad y de la conciencia, donde ninguna dureza puede trabar más cualquier expresión de la misma conciencia.

Entonces, mi amigo mi amado, recibe tu deuda, recibe tu verdad. En este instante, como en cada instante, puedes quedarte en Esto que es todo, que eres y que soy, como cada uno de nosotros somos.

Mírate a ti mismo, sin retroceso ni pesares, porque tienes todo por ganar reencontrándote en tu totalidad y en tu felicidad.

En el Fuego del Corazón te revelas, igual a ti mismo, en toda eternidad como en toda dimensión. Entonces acojamos juntos el Principio de Vida, a fin de que el ardor del Sol se haga permanente e inmanente.

Incorpórate, mantente recto, porque eres, en tu Eternidad, lo que nunca ha podido ser desviado.

Descubre, en tu magnificencia, la humildad de tu persona, simple soplo de viento que amaina cada vez, y quédate ahí donde nunca puedes apagarte, ahí donde jamás puedes debilitarte.

En la Gracia inmaculada del Amor, eres tal como el rayo del Sol, revelándote y despertándote en Cristo. La claridad se hace, el día toca a su zenit, y en ese día, nunca más la noche podrá caer, ni incluso ser pensada.

Ve más allá de mis palabras que sólo son las notas de la sinfonía que se tocan en tu templo, como en este mundo.

Atrévete a mostrar la Verdad que eres, atrévete a mostrar lo que eres, no con palabras, ni con gestos, sino con la Gracia de la evidencia de tu Presencia.

Escucha. Escucha y recibe esta sinfonía de Luz que pone final a todos los cultos, a todas las creencias y a todos los encierros. Esto está aquí, no en tu destino venidero, sino que esto está aquí, en este instante, donde no hay más distancia entre tu efímero y tu Eterno. Nada más puede ser separado y todo se une en la misma Alegría y en la misma Evidencia. Sólo depende de ti de abrir tu Corazón, de abrir tus manos, de abrir tus ojos y tus oídos, a fin de percibirte, a fin de sentirte en tu esencia y en la verdad de tu Ser.

En este espacio donde estas, éste se hace sagrado, porque tu Presencia es consagración y Gracia.

Reúnete y reunifícate.

El Verbo se despliega, el Espíritu te alumbra, y el Fuego Ígneo te consume. Tal es la mordedura del Amor que nunca se apaga, y que jamás se limita.

En cada punto de este cuerpo donde estas alojado, el mismo Fuego, la misma Evidencia, la misma Presencia, ahí donde no existe ninguna diferencia, ahí donde sólo está la esencia.

Deja finalmente sonreír a tu Corazón porque la sonrisa del Corazón es el perdón que te das y que das alrededor tuyo y sobre todo allí donde no lo has dado. Así, por tu Corazón elevado y sonriente, pones final a la ilusión de la persona, a la ilusión de las imágenes.

Vacíate de todo lo que te molesta, en cualquier parte de tu cuerpo y en cualquier escondrijo de tu conciencia; no hay más espacio ni plazos para lo que resistió, para lo que se ha creído. Sólo queda la desnudez de tu Presencia, ahí donde ningún artificio te puede desviar.

Déjate llamar por tu cuerpo de Êtreté, déjate llamar por el Manto Azul de la Gracia. No retengas nada, no hay nada a retener.

Suelta los amarres. El momento ha llegado de atravesar y de atracar en tu Eternidad, en cualquier forma que quieras, en cualquier dimensión que tu conciencia explore. Que esto sea con los ángeles, que esto sea con las hadas, que esto sea entre cada uno de ti, deja la Espontaneidad y la Evidencia tomar el paso sobre toda explicación, sobre toda interrogación. En esta Evidencia, no hay más duda, en esta Evidencia, nada puede faltar. Así, en ese instante, permanece para siempre lo que Eres, más allá de toda apariencia, más allá de todo juego.

Llénate y despierta la totalidad del Fuego Ígneo, forjando a tu Ser por la Gracia del Espíritu y del Verbo. Permanezcamos ahí.

… Silencio …

Deja a tu conciencia reunir el centro de tu Corazón elevado. Ahí está lo Inmutable, ahí está lo Infinito y lo Indefinido, previo a tu conciencia.

Deja a tu Corazón sumergirse en la Nueva Eucaristía, deja a tu Corazón manifestarse, deja a tu Corazón volverse esta antorcha que lleva la Luz a cada Universo, a cada mundo.

Tú que eres don de Vida y don de la Vida, deja el don establecerse, porque lo que das te es devuelto al céntuplo; tal es la Gracia de la Ley del Uno, la ley del Amor donde toda experiencia es posible, pero que siempre te devuelve a lo que Eres, que nunca falla, que nunca se debilita.

Dondequiera que estés, te encontré. Dondequiera que estés, me instalo en ti.

Así se establece en ti no solamente la Gracia, sino el perdón perpetuo a toda ofensa a la Vida, que fuese creada por ti, o creada por quienquiera.

Cada uno es absuelto, cada uno es Libre. Deja crecer este Fuego, es tu Dicha perpetua.

Tal es el Fuego del Amor, aquel que te recorre, aquel que vives.

Cualesquiera que sean los efectos en el seno de tu templo y de tu efímero, lo importante es tu Eternidad, lo importante es la Llama de Vida y de Amor que baila y centellea en todos los mundos como en el Absoluto.

Deja las Puertas de tu cuerpo abrirse a la Libertad, deja las Puertas de tu cuerpo obrar para tu ascensión y a tu Libertad. Es la hora de la salvación, la hora de tu nacimiento. Escucha lo que el canto del Amor le dice a tus oídos en este momento. Escucha lo que el Fuego Ígneo canta recorriendo tu cuerpo y tu Corazón.
¿Qué puede ser más importante que esto? ¿Qué más puede ser necesario, en la plenitud de tu Corazón elevado, en su sonrisa y en su emanación?

En este tiempo de la Tierra donde el cielo se casa con la Tierra, como tu masculino se casó con tu femenino, devolviéndote a tu andrógino, a la Unidad y a tu belleza, déjate nombrar solemnemente por cada uno de los Corazones aquí presentes, como cada uno de los Corazones que escuchan o leen. No hay más distancia, no hay más tiempo, no hay más plazos. El Amor llama a tu puerta de todos los modos posibles, aboliendo toda distancia, aboliendo todo sufrimiento.

Quédate ahí, con cualquier obligación o contingencia de tu mundo, esto es desde ahora sencillo y fácil. No puede haber dificultad en otra parte que en lo que todavía piensas, en resonancia con este mundo que no es tu mundo. Digas lo que digas, pienses en lo que pienses, escojas lo que escojas, tu Reino no es de este mundo; entonces te invito a verte siempre más profundamente e intensamente.

Tú que en realidad nunca has nacido, nunca te fuiste, tú que estas aquí, en la rectitud y en la ligereza, te envío mi oración que no es más que la tuya.

En mis silencios, como en mis palabras, está el Verbo que te revivifica y que te restituye tu totalidad.

Pósate simplemente porque ya llega el tiempo de la Gracia y el tiempo de la Eternidad, poniendo fin a todo pesar, como a lo que pueda quedar de ilusiones y de creencias. Tú mismo cuerpo, bañado de Luz y de Fuego, se forja en la Transparencia y en la Evidencia. Cuerpo de Êtreté, Corazón de diamante.

Desde ahora en adelante la mecha se consume, la que pone a fuego tu vehículo ascensional.

Recubierto de tu diadema de las doce Estrellas centelleantes, quédate en paz porque aquí sólo hay Paz. Todo es contentado, todo es satisfecho.

Así concluye tu transición, así se realiza tu resurrección, ahí donde no hay más ni barrera ni distancia, ni separación. En la Unidad de la Vida, en la Unidad del plano de la Resurrección, eres acogido con la medida a la que te acoges. Y el Amor no se mide, entonces no midas nada. No hay nada que pesar, ni a sopesar, ni a juzgar, sé simplemente feliz de estar aquí.

Cualquiera que sea la edad de tu cuerpo, cualesquiera que sean sus heridas, ellas también serán quemadas por el Fuego del Amor. No retengas nada, no refrenes nada, se simplemente aquí.

… Silencio …


Estoy contigo en Eternidad, y por los siglos de los siglos. Que sea contado en este mundo o en todo mundo, el tiempo no tiene longitud, el tiempo no tiene duración. El mismo espacio no conoce ni distancia ni obstáculo. Estas en todas partes, pues eres omnipresente y eres el todo.

En el Fuego del Espíritu, el Amor te llena.

Amate y ama a cada uno, sin moderación y sin marco, porque el Amor es libre y el Amor te hace Libre. Esta Libertad, que te es desconocida en este mundo cerrado, despliega su majestad y su precisión. Vívelo porque aquí no hay más preguntas ni más interrogaciones, porque aquí todo es verdad, todo es auténtico.

Acoge, en cada una de tus Puertas, en cada uno de tus centros de conciencia, en cada uno de tus chacras, como en la diadema que ciñe tu frente y tu cabeza. Acoge...

Eres mucho más que todo lo que pudiste imaginar o proyectar. Eres mucho más que todo lo que podrías pensar, y mucho más que todo lo que podrías vivir en este mundo como en todo mundo.

Eres mucho más que el conjunto de los Soles de todas las dimensiones y de todos los sistemas, porque eres mucho más que el conjunto de los Universos y Multiversos. Eres simplemente la Verdad y la belleza.

Esta Libertad que no depende de ningún atributo, ni de ninguna forma, ni de ningún límite, está ahora presente en su totalidad. Te basta con mirarte más allá de toda apariencia y de toda historia, en la inmutabilidad de tu Corazón del Corazón. No hay nada a buscar, solo hay que estar de acuerdo, de encontrarte, y allí posarte.

El Fuego actúa por sí mismo, por su inteligencia. No puede ser controlado ni desviado. Es el Agua viva de Vida, es el Fuego de Vida, animado por el Aire y el Éter, imprimiéndose en el Agua de la forma.

De dondequiera que vengas, cualesquiera que sean tus constituyentes, incluso los más sutiles, hasta los más diversos, sólo hay la Verdad verdadera, sólo hay la Verdad que es, que fue y que será.

Déjame llevar a tu Corazón el soplo del Espíritu, déjame llevar a tu Corazón el soplo de Vida.

Ahí está tu majestad, ahí está tu grandeza. Ella no está en la forma que llevas en este mundo, ni en tus experiencias, ni en tus vivencias en este mundo que, en definitiva, son sólo fatuidad y polvo. Estas forjado en la Eternidad del Amor, todo el resto sólo pasa y vuelve a ser polvo. Tú nunca pasarás y nunca te apagarás. Así es la Vida, así es el Amor. Tú que eres Vida en el Amor, y el Amor en Vida, te invito a abrirte, más allá de toda razón, más allá de todo límite, más allá de toda forma. Déjate traspasar por la espada de la Verdad, por la espada de Mikaël, por la Llamada de María.

Déjame amarte tal como siempre fuiste y tal como siempre serás.

Deja el Verbo elevarse, aquel del primero como del último sonido. Deja el Verbo animarte en vez del fuego vital del deseo y de la pasión en este mundo, que sólo es una brizna de paja delante de la pasión por la Verdad y la pasión del Amor. Percibe en las diferencias, percibe la evidencia, todo lo que pone final en ti a la duda y a toda proyección, y quédate aquí donde estoy.

Cualquiera que sea la quemadura de tu corazón, cualquiera que sea la mordedura, sólo se trata del Amor, sólo se trata de la belleza y de la ligereza. Déjate amar, déjate vivir, porque en el Amor todo está en orden, y todo es justo. No puede haber allí ni desviación, ni error, ni impaciencia. Todo está allí, todo está despierto. Obsérvate. Mírate en este Fuego del Amor que te devora y que te devuelve a tu Libertad.

No pongas más límites a la expresión de lo que Eres, no pongas más marcos ni referencias al Amor que Eres. Recuerda, el Amor incondicional no puede ser tomado ni fijado en cualquier forma que sea; él es libre, y tú eres esa Libertad para siempre reencontrada.

Aliméntate de este Fuego del Amor. Él colma todas las necesidades, todas las faltas, y te sacia más allá de todo límite. No busques, porque Eres lo que creíste buscar, y siempre lo fuiste, simplemente el alumbramiento no era tal vez, suficiente para verte tal como Eres.

En estos tiempos de la inminencia, nada más puede ser escondido, y lo sabes; nada más puede ser desviado, ya lo viste.

Deja tu mirada y tus ojos hablar el lenguaje del Amor, el lenguaje de la Verdad. Deja tus manos transmitir este Amor en cada parcela de ti, como en cada uno. Así, permaneces libre y disponible, guardaste tu casa limpia para Aquel que viene como un ladrón por la noche, para Aquella que va a llamarte, a su turno a tu resurrección, a su terminación, a su culminación. Sigue disponible para lo que es esencial y no para las futilidades de este mundo. Cualquiera que sea tu apego residual, cualesquiera que sean tus lazos, cualquiera que sea tu atracción a la materialidad, mira. Mira tu verdad.
¿A qué puede ser comparado o medido? El resto sólo es insignificante, el resto es lo que sólo pasa, y jamás dura más allá del nacimiento y la muerte. Nunca has nacido, en realidad, y nunca conocerás la muerte, cualquiera que sea lo que tu conciencia desea vivir, cualquiera que sea tu emplazamiento, en cualquier forma que adoptes.

Escucha. Escucha el canto del Verbo que baila en tu corazón, saludando a tu Eternidad, saludando a tus Estrellas, saludando a tus Puertas, y deja así seguir arder lo falso, sin pesares ni ataduras.

Tú que eres el Amor, ningún sufrimiento puede alcanzarte, cualquiera que sea el estado de tu cuerpo. Si hay sufrimiento, entonces deja el Amor tomar todo el espacio, nada debe ser excluido y nada puede ser quitado.

… Silencio …


En la Llamada de María, olvidarás toda forma, toda historia. Solo quedará entonces la Luz que eres, no apoyándose ni en el tiempo, ni en el espacio, ni en la menor forma, acabando así la gran obra de tu resurrección, concluyendo así el conjunto de las Bodas que has vivido en estos tiempos de la Tierra.

Deja la música de la Vida llevarte en esta ronda infinita.

No pongas límites en lo que se vive en el instante, no pongas frenos, no pongas condiciones. Realiza la Libertad que Eres. No necesitas de palabras, no necesitas ni coartada ni justificación, Eres eso. No hay más distancia, no hay más camino.

Bajo hasta tus pies el Fuego Ígneo, lavando tus pies de toda mancha y de todo resto de este mundo.

Estas bendecido – de manera perpetua. No hay más distancia, no hay más plazo, todo es ahora. Velo, y acoge, mucho más que el don de la Gracia, mucho más que las bendiciones. Ahí está la Verdad, ahí está el Amor. No hay nada a proyectar, no hay nada a querer, no hay nada que hacer, solo Ser. No hay esfuerzo que proporcionar, solo tienes que soltarte, al mismo tiempo que te tiendes hacia esta Eternidad.

Y ahí te aparece tu llama de Amor, la llama del Cristo, la llama de los Arcángeles, la llama de los pueblos de la naturaleza, que todos celebran la Vida y tu resurrección. Y ahí donde permaneces, donde me encuentro, todo es transparente, todo es justo, y todo es perfecto.

Deja a tu corazón vibrar a la cadencia que es la suya.

En tu eternidad, no hay nada a mantener, no hay nada a alimentar, no hay nada a perder ni nada a ganar, hay solo una evidencia del Amor.

Déjame llevar el Fuego Ígneo a tu Corona de la cabeza, a fin de hacer brillar de mil fuegos tus doce Estrellas.

Déjame llevar hasta tus miembros el Fuego Ígneo. Déjame llevar a cada uno de tus sentidos el Fuego Ígneo, dándote así a ver más allá de la apariencia de los sentidos.

Acepta el don de la Vida, acepta el don de la Eternidad, acepta esta Evidencia. Instálate en la Dicha que jamás se puede marchitar. Instálate en la Dicha que es vivificada en cada soplo.

Déjame amarte, sin medida alguna, sin límite alguno, sin condición alguna. Del mismo modo, reclamo tu Amor, reclamo tu Llama.

… Silencio …


El conjunto de los tiempos de esta Tierra están cumplidos. Esto no sufre más plazos, hay inminencia. La Verdad se despliega. No escondas nada, incluso las cosas que puedan todavía parecerte vergonzosas serán quemadas en el mismo fuego de alegría, en la misma evidencia, en la misma ligereza. No guardes ningún peso.

Déjame amarte, sin moderación ni cálculos, ni ventajas, ni pérdidas.

… Silencio …


El Fuego Ígneo, cada vez más intenso, te lleva al Corazón del Ser, al Corazón de la Vida, al Corazón del Amor.

Tú que nunca has nacido, tú la llama primordial, tú el Andrógino Primordial, se resuelve en ti todo lo que todavía pueda parecerte por resolver, no por ti mismo, sino por la facilidad del Amor.

El Verbo se hizo carne, y la carne regresa al Verbo. No hay nada a perder. No hay ningún pesar ni ningún miedo. Elevemos juntos el Fuego del Éter, no el del sufrimiento, sino el del Éter de Vida que pone final a todo sufrimiento. Deposito en tu copa el matrimonio místico con tu Eternidad, y el Amor sella en ti, el sello de la Libertad, y el sello de la Dicha que no puede ser reprimida, ni entendida.

Bendigo con el Fuego Ígneo tu Canal Marial, haciéndolo permeable por completo a los mundos de Luz, a los mundos unificados. Hago permeable tu Canal Marial a la presencia de María, en la densidad de su Llamada y en su liviandad de Madre que sabe que nada puede suceder a sus hijos eternos.

Deposito también en ti, mediante la Gracia del Fuego Ígneo, el canto de la Resurrección, el canto de las Trompetas, en tus oídos.

Deposito en ti el poder del Verbo, donde ninguna palabra puede derivar, donde ninguna palabra puede traicionar, donde ninguna palabra puede mentir.

Entonces todos juntos, fuere cual fuere el día, fuere cual fuere la hora en que me oyes o me lees, en cada instante comulgamos juntos, en el mismo Fuego de Amor.

Esto se da ahora.

… Silencio…


Mi amigo, mi amado, se te hizo un juramento. Es hora de recordarlo, es hora de vivirlo. No hay obstáculo que valga ni que pueda resistir ante este Fuego de Amor, ante este baño de Amor.

Acoge. Acoge la Luz Una e indivisible en tu unidad y en tu verdad.

Te acojo del mismo modo, sin límite y sin restricción, en el templo de mi Eternidad.

Eres convidado a tu renacimiento, eres convidado a la ascensión de la Tierra y a tu liberación. No hay más plazo, no hay más espacio, no queda nada que contar ni que calcular, y me inclino ante ti, dando gracias por tu llama, dando gracias por tu sonrisa y por tu mirada de luz.

Y ahí ni siquiera es necesario que te vuelva a decir que te amo pues lo experimentas.

Y ahí mis palabras de nada sirven a no ser que sirvan para marcar el ritmo de la sinfonía del Amor. Palabras que pronuncio yo y que podrías tú también pronunciar y que no son sino el vehículo de la pureza, el vehículo del Amor y del Verbo.

Entonces derramo en ti, como lo hace Teresa, una lluvia de gracias que te cubre. Úsala bien. Alimenta tu Fuego, ilumínalo, revélalo al mundo.

… Silencio…

Estás conmigo por la Eternidad.

Permite que deje el Silencio ahora proseguir la obra en curso en estos instantes a fin de que te recojas en tu intimidad previamente a que retome la sinfonía de mis palabras.

… Silencio…

Y ahí, en la plenitud de este Silencio, estás vivo y libre. No con la libertad de hacer lo que te plazca sino más bien con la libertad de ser lo que eres en verdad.

… Silencio…

En tu corazón de Fuego no hay nada que proteger, no hay nada que ocultar.

… Silencio…


Mientras canta en tus oídos y en tu corazón el canto de la Resurrección, me complazco en presenciar eso. Comulgo con tu llama de Amor. Comulgamos juntos con la Verdad Una.

… Silencio…


En este instante la risa de tu corazón se devela ante este mundo, en este mismo instante en que tu Realeza te es develada.

… Silencio…


En este instante todo se ha cumplido; en este instante nada falta; en este instante estás libre.

… Silencio…

En este instante la libertad del Amor es lo que eres. En cada instante puedes dar nuevamente con eso, fueren cuales fueren las circunstancias. En la agitación del mundo como en el silencio de tu corazón está el mismo Fuego, la misma intensidad de Amor.

En cada instante naces de nuevo.

… Silencio…


Acoge. Acoge y deja fluir. No cojas nada. Déjate atravesar, déjate fecundar, déjate vivificar por el corazón. Déjate amar por la verdadera Vida.

… Silencio…

Déjate anclar en el Amor y en la Eternidad.

… Silencio…

Y ahí, en este instante como en cada instante, estás colmado y saciado.

Saciado con Gozo, saciado con Amor.
¿Qué más habrá que anhelar? ¿Qué más habrá que esperar? ¿Qué más hará falta?

En esta armonía se perfilan los contornos de tu libertad, en esta armonía el Verbo canta en ti. Busques donde busques, pienses lo que pienses, no queda nada que anhelar, no queda nada que esperar y no queda nada que temer tampoco. El Fuego del Amor quita toda duda y todo miedo a lo que te parece desconocido y sin embargo es conocido tuyo de toda eternidad. No, no hay nada que temer. Solamente corresponde decir que sí. Sí al Amor, sí a la Vida. Y tu corazón no sabe decir que no. Solamente sabe decir que sí.

Entonces me dirijo a ti en este instante en que me oyes, en que me lees. Deja que el Amor resuelva todo miedo, deja el Fuego poner fin a lo efímero. No hay mejor forma de preservar tu llama ante las dudas de este mundo. El Fuego pone fin a las dudas. El Fuego pone fin al miedo.

Te hablo desde tu corazón. Te hablo en la intimidad de tu corazón. No hablo sino de ti.

… Silencio…


Y ahí sé que me oyes, sé que comprendes mis palabras, mis silencios y mi Verbo pues no son sino tú. Y esto te es conocido de toda eternidad. Y esto te pertenece desde siempre y para siempre.

Permite que nutra tu Fuego con mi Fuego que es el mismo Fuego. Entonces comulguemos juntos en este instante.

Entonces vivamos esto pues estamos más allá de todas las reglas de todo juego. Somos el Amor y somos la Verdad y entonces nada puede ser disfrazado.

… Silencio…


Déjame amarte, permítetelo. Tú que has renacido en la Luz-Cristo, en la Luz Una, te bendigo. Cada una de mis palabras y cada uno de mis silencios son la bendición del Verbo y del Amor.

No hay otra cosa que ver que no sea la intensidad del instante.

Entonces te digo « sí » a tu Amor, como tú dices « sí » al Amor que eres.

… Silencio…


Y llevo a tu corazón el Fuego de Vida. Y llevo a tu corazón la indecible Verdad. Y llevo a tu corazón la llama de tu eternidad.

Oye y recibe el Verbo de Fuego, el Agua de Vida, el Éter de Vida. Ahí está tu Reino. Ahí está tu Realeza, aquélla del Cristo resucitado.

… Silencio…


En este instante las palabras dejan de ser necesarias pues hablamos de corazón a corazón, de un corazón a otro. Hablamos el idioma del Amor. Cantamos el Gozo. Cantamos la Verdad.

… Silencio…


Oye lo que dice tu corazón, en tu silencio interno. Oye el inefable canto de la Libertad. Oye el himno al Amor que resuena en toda dimensión y en todo mundo. Oye la belleza que emana de ti. Oye el canto de alegría de aquél que resucita. Oye lo que eres.

Así es el canto del Amor que canta el Coro de los Ángeles en cada nota metatrónica, en cada creación, en cada experiencia.

… Silencio…


Tu corazón conoce y reconoce todos los corazones. No hay diferencia, no hay distancia pues cada corazón es único y sin embargo idéntico. Eres más allá de las apariencias, más allá de lo que puede medirse, de lo que puede definirse, de lo que puede explicarse. El Amor se basta a sí mismo, no requiere demostraciones, no requiere palabras, no requiere justificaciones. Entonces oye y acoge nuevamente.

En nombre tuyo, en nombre mío y, sobre todo, en nombre del Amor, la Verdad queda establecida.

… Silencio…


¿Qué puede decir todavía tu conciencia limitada que se apaga frente a lo que es tan vasto, tan grande y tan bello? Nada podrás reprimir ni ocultar en el Amor incondicionado. Aquel Amor no pide sino parecer, no pide sino ser, en cada instante de tu vida, en cada despertar como en cada dormida, en cada mirada, sin diferencia de persona, sin diferencia de intensidad, sin juicio y sin prejuicio.

Ve eso con el corazón.

Entonces ahora te bendigo nuevamente y deja que opere el Fuego del Amor, el Fuego Ígneo, en el silencio de mis palabras y de tus palabras. Comulguemos nuevamente en la Gracia del Único. Comulguemos nuevamente en lo desmedido. Comulguemos juntos en la Libertad. Comulguemos juntos en la unidad del Amor.

… Silencio…


Bendigo tu Presencia y acojo tu bendición. No hay más distancia, no hay más plazo. Y doy gracias a tu resurrección y a tu libertad.

… Silencio…

Me inclino en ti.

… Silencio…

En nombre del Cristo y en tu nombre de Eternidad te doy gracias y agradezco tu atención y tu presencia, tu belleza de corazón y la verdad de tu sonrisa. Bendito seas. Una lluvia de gracias te cubre ahora. Te amo y dejo de hablar y de marcar silencios. Vuelvo a colocarme en ti. Siempre estoy ahí, siempre he estado ahí y siempre estaré.

Te dejo ahora. Abre los ojos cuando quieras en este mundo en que estás colocado pero tu mirada no podrá ser la misma pues es el corazón el que mira este mundo y ya no tu persona. Te doy gracias y te saludo.




El impersonal-parte 1*En la llamada de maría, olvidarás toda forma, toda historia
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El Impersonal-parte 2*disuelta por el Coro de los Ángeles, por las Trompetas del Cielo*Link
El Impersonal-parte 3*¿Entonces qué necesitas? *Link 
El Impersonal-parte 4* Te saludo y te rindo gracias * Link  
El Imp-parte 5*Preguntas/respuestas-El impacto de Nibiru sobre el sol ya es muy real *Link
O.M. Aïvanhov-parte 1*Estos  Son los últimos ajustes.    *Link   
O.M. Aïvanhov-parte 2
*llamada de María a los animales y vegetales *Link 
O.M. Aïvanhov-parte3*Sueños,Merkaba Encendido,Trompetas,Nibiru,Trnsprt d cuerpos *Link   
O.M. Aïvanhov-parte 4*Llamas/Almas Gemelas, Sueños,  *Link  
Arcángel Anael Preguntas/Respuestas*habrá señales en el cielo  *Link  
Erelim Dragón d Fuego-Arcángel Mikaël ara el cielo, sin siquiera tocar la tierra
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Jesús Cristo*Mantener vuestra casa limpiaVendré como un ladrón en la noche *Link




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