martes, 6 de septiembre de 2016

Madre María La experiencia de María antes de encarnar




Madre María
La experiencia de María antes de encarnar


* YO SOY el Camino, la verdad y la vida.
* YO SOY la Puerta abierta que nadie puede cerrar.
* YO SOY el Equilibrio y el Aliento Divino. 
* YO SOY la Máxima presencia de Dios, aquí y ahora, mandando y decretando.



ENTRENAMIENTO Y PRUEBA Yo misma, en la inversión de Mi vida en Nazaret, conozco muy bien la experiencia de habitar en la presencia viviente de la Hueste Angélica. 

Antes de encarnar, Amados míos, Yo había estudiado en los Templos de la Naturaleza, y había estudiado en los templos con los amados Rafael y Gabriel y los demás miembros de la Hueste Angélica; y Me había convertido en una especie de Maestra en el control de Mi energía. Cuando nuestro amado Señor Maitreya, de pie en la exquisita belleza de Su Cuerpo de Luz, Nos describió la misión de la corriente de vida que habría de venir a la Tierra y atraer a través de sus cuerpos emocional, mental, etérico y físico, la perfección de Dios como un ejemplo para la humanidad, todos Nos encendimos con el entusiasmo que es parte integral de las Esferas Internas. 
También ustedes han experimentado ese entusiasmo. 
También ustedes se han levantado como un hombre para ofrecerse de voluntario a ser parte de un gran drama. 
También ustedes se han ofrecido a someterse a las bandas de olvido, y a asumir los cuerpos que los Señores del Karma les ofrecieran y pasar a través del velo de nacimiento, con la esperanza de poder realizar una visión —vista tan claramente sobre la pantalla cósmica de la vida cuando todavía no llevaban puestas las pesadas y densas túnicas de carne. 
Yo estuve entre quienes se ofrecieron de voluntario. 
Yo estuve entre quienes dieron un paso adelante y dijeron: Sí, estoy dispuesto a ir a preparar un cuerpo para este maestro. Estoy dispuesto a sostener el concepto Divino inmaculado de Su Divinidad, sean cuales pudieren ser las condiciones de la Tierra que me tocaran encarar. Luego, el amado Señor Maitreya sonrió. ¿Quién puede describirles la belleza de la sonrisa del Cristo Cósmico, la luz en esos gloriosos ojos violeta, la bondad y el cariño que hay en ellos? Él dijo: “¡Mi hija, no sabes lo que estás diciendo! Sin embargo, te daremos una oportunidad para probar qué tan bien puedes atraer un pensamiento-forma Divino y mantenerlo ante los aquí reunidos. Comparecí ante los Señores del Karma, ante la bella Kwan Yin y otros, incluyendo a la Diosa de la Libertad. El Señor Maitreya proyectó dentro de Mi mente, en presencia de ellos, una figura en miniatura de Helios, y Yo sostuve esa imagen en Mi mente —el Concepto Inmaculado del Padre. Luego, al tiempo que así Me encontraba, soplaron los vientos —los vientos que fueron generados por la conciencia del Iniciador, quien se empeñó en desintegrar esa forma. 
Las lluvias espirituales y el granizo se dejaron sentir, y Mi conciencia casi fue desbaratada por el impacto de esa fuerza. Requirió de todas las energías de Mi luz y de toda la fortaleza de Mi concentración para sostener esa imagen diminuta, no más grande que mi dedo. 
Oré con toda la intensidad de Mi ser a la Llama dentro de Mi corazón, que no permitiera que ninguna fuerza dentro o fuera de Mí destruyera esa imagen. Así permanecí durante tres horas… tres largas horas. El poderoso Hércules dirigió su Llama y Rayo Azul. Todos los Elohim se convirtieron en el poder de Mi prueba. Al concluir ese lapso, el Señor Maitreya dijo: “¡Basta! Ella se ha ganado la oportunidad. Me arrodillé ante El, al tiempo que ponía Su mano sobre mi cabeza y decía: María, hija de Dios, lo has hecho bien, pero los vientos que has sentido y el poder que se ha descargado no son nada en comparación a las creaciones de la humanidad a la cual vas a servir. Que el Dios que palpita en tu corazón te sostenga, y que Nuestro amor te envuelva y te mantenga a salvo.   
SOLICITUD DE CONCESIÓN 
Fue entonces que pedí una concesión a la vida, que Gabriel trajera a mi remembranza la visión cuando, después de tomar vida en la Tierra, fuera convocada a mi gran iniciación. Todavía recuerdo su figura vestida de blanco, su fortaleza, amor y poder, y Él dijo: Lo prometo
Recuerdo el amor en los ojos de Jesús, la ternura en su dulce rostro. 
Recuerdo el amor de José, antes de que ninguno de nosotros dejara los Ámbitos Internos por esa vida terrenal. 
Fuimos llevados entonces a nuestros templos, y allí permanecimos hasta que el momento cósmico en las estrellas indicó que nuestro nacimiento físico estaba próximo, que habríamos de ser llamados sobre la pantalla de la vida, que nuestro sitio en el gran drama estaba listo para ser ocupado, y que habríamos de avanzar. 
Recuerdo meditar profundamente sobre la figura de Helios, y en la Presencia Electrónica de Jesús. 
Este fue el último pensamiento que tuve cuando los Ángeles de la Encarnación envolvieron mi espíritu y caí resbalando dentro del abismo negro, despertando en los brazos de mi madre.   
ENCARNACIÓN Y MISIÓN 
Recuerdo esos primeros años, apenas tenía tres años de edad, cuando Ana y Joaquín me llevaron al templo. 
Recuerdo ver la gran altura de las pilastras. 

Recuerdo sentir esa soledad, al tiempo que veía a Mis padres descender por los escalones y salir por las puertas, y Me encontré como una pequeña alma en un gran mundo. 
Les digo estas cosas porque Yo he vivido como ustedes. 
He orado. 
He experimentado las arremetidas de los sentimientos y pensamientos humanos. 
He conocido las incertidumbres que incontroladamente surgen desde el alma. 
He cuestionado en Mi interior, en esos primeros años en el templo, si esa extraña visión en la trastienda de Mi mente era imaginación Mía o si se trataba de un hecho. Recuerden, fui criada por rabinos y por mujeres estrictamente ortodoxas, quienes no tenían uso alguno para fantasías y niñas visionarias, que estaban ocupadas en preparar a las mujeres para convertirse en madres de la raza. 
En aquellos primeros años aprendí a reservarme mis opiniones. 
Aprendí, cuando veía y escuchaba las dulces voces de esos bellos seres, a guardarlos en mi corazón. 
Llegó entonces el momento en que el templo ya no podía tenerme más, cuando tendría que partir, y todo el cielo, conteniendo la respiración, esperó Mi iniciación. ¡Ah, recuerdo ese día, cuando Gabriel, con todo Su amor y Luz, se presentó a Mi lado y, oh, cuan ansiosamente capté el destello de llama desde Su gloriosa conciencia, dentro de la cual se Me revivió la imagen Divina tanto de Helios como de Jesús. 
Me aferré a esa visión de la misma manera que un hombre que se ahoga se aferra a una paja, Oh, Dios, pensé para Mis adentros, es verdad!”
A partir de ese momento, a pesar de que los vientos soplaron, de que la discriminación, el odio y la impureza fueron proyectados contra Mí, Yo supe. Sostuve ese concepto, y más adelante sostuve a Mi hijo en mis brazos — ¡un niño bellísimo!   
VISITACIÓN DE LOS MAGOS 
Por favor, excusen Mi entusiasmo, pero es que aún al tiempo que les hablo, Mi corazón se llena hasta rebosar con amor por el privilegio de esa experiencia. 
Recuerdo bien la venida de los amados Morya, Kuthumi y Djwal Khul (los tres Reyes Magos)
Recuerdo bien reconocerlos al instante como amigos venidos de casa. 
El oro que trajeron lo utilizamos José y yo en el largo viaje a Egipto. 
Nos ayudó en aquellos años de exilio. 
El incienso y la mirra los guardé en el jardín de José para una misión más triste. 
Ya todos esos días pasaron. 
Todo lo que Me queda en remembranza es la fortaleza que atraje al sostener un concepto, el cual fue exteriorizado como un ser que mostró Maestría y Divinidad a todos los hombres. 
Lo vi madurar y fortalecerse. 
Vi el primer día que también Él tuvo una visitación y la Conciencia Crística se despertó en su mente. 
Vi la luz en sus ojos, y supe entonces que ya no tendríamos José y yo que sostener solos ese concepto; que El también ahora se incorporaría en la bendita trinidad de acción y la exteriorizaría. 
Recuerdo bien cuando alcanzó su madurez, y venía a casa con amigos de su propia escogértela. 
Nuestro hogar era pequeño y humilde, ya que vivíamos una existencia sencilla. Casi todos los días traía un nuevo discípulo o amigo. Estos son de mi Padre, diría sonriendo, y yo volvía a ser madre una vez más. Sin embargo, esa experiencia fue maravillosa, ya que Me permitió, a lo largo de las edades, amar a la humanidad, comprender a cada uno —a todos los diversos tipos y clases de personas dentro de quienes palpita el corazón viviente de Dios.  EN LA CIMA DE COLINAS 
Sobre la cima de una colina un día fui dada al cuidado de Juan, y Juan Me fue dado. 
Los labios blancos del ser a quien amaba más que a la vida misma, Me recordaron en esas últimas horas que todos los hombres eran Mis hijos, y nunca He olvidado esa afirmación. 
Recuerdo un día más feliz, en la ladera de una colina similar (Betania) cuando el cuerpo resucitado de ese mismo ser amado alcanzó la gloria de la Ascensión, y por un tiempo nos dijimos adiós. Recuerdo bajar de la colina con Juan y los demás discípulos, y cómo conversamos acerca de la mejor manera de dar confort a quienes habían sido sus seguidores. 
Vivimos muchos años entonces, empeñándonos en incorporar a nuestras vidas las Enseñanzas que Jesús nos dio, esforzándonos por compartir su naturaleza hasta que Yo también fui llamada y liberada por siempre de la rueda de nacimiento y muerte; y Juan se nos unió al poco tiempo.  

*Amados hijos, amados amigos, hablarle a ustedes trae a Mi mente y a Mi corazón memorias de una asociación muy dulce que compartimos al conformar una cúpula espiritual para la experiencia de vida y florecimiento de un alma y espíritu, la fragancia y perfume de cuyo ser todavía conforma la esperanza para millones —aquel a quien el mundo ha llamado Jesús, y a quien Yo todavía llamo mi hijo
Me gustaría traer a la remembranza de ustedes algo de Nuestra Aplicación, a fin de que puedan comprender que todo servicio a la vida es una disciplina, una auto-negación, una Aplicación y una consagración de las propias energías, de los vehículos e instrumentos a través de los cuales el alma busca expresarse. No es meramente el azar lo que coloca en el papel de protectores y guardianes de la raza a ciertas corrientes de vida que están destinadas a permanecer en la memoria, en los corazones y en las conciencias de los pueblos a lo largo de las eras.   
IMAGEN DIVINA 
Antes de que a Mi hijo se le diera la oportunidad poner de manifiesto la Naturaleza Crística y de encarnar como la Presencia Maestra de la Dispensación Cristiana, muchos de Nosotros nos reunimos en los planos internos y, sentados alrededor de la mesa con el amado Señor Maitreya, se Nos mostró cómo la conciencia y la vida de algún hijo o hija del cielo podía ser entretejida en la maestría sobre la forma, sustancia y apariencia. 
Fueron muchos los espíritus valientes y brillantes que dieron un paso adelante y solicitaron al Señor Maitreya esa oportunidad, pero Mi amado Jesús fue quien recibió el honor. 
Luego, se escogió entre los voluntarios a quienes habrían de acompañarle, y constituir la fuerza de Su empeño. 
Se Me dio la oportunidad de venir y preparar un sitio para Él mediante la manifestación de una vestidura física apropiada para que tal Ser Divino se pusiera. Puede que ustedes no entiendan plenamente en qué consiste recibir en su conciencia una imagen Divina en la plena liberación de las Esferas Internas, ver un ser que es la manifestación exacta del Padre en gracia, en dignidad, en amor; y luego, someterse a las bandas de olvido, encarnar y vivir en el mundo de la forma donde es poco lo que te recuerda esa perfección. 
Esperas que en el momento cósmico, cuando seas llamado a renovar tu voto y manifestarlo, hayas mantenido tu conciencia lo suficientemente libre de la impregnación del mundo de las apariencias con sus distorsiones, de manera tal que puedas atraer la sustancia propiamente dicha de este Ámbito y manifestar un templo perfecto, bello y lo suficientemente puro para alojar al Hijo de Dios.   
ENTRENAMIENTO ELEMENTAL 
Durante muchos siglos Yo había sido entrenada en los templos de la Naturaleza en cuanto a la atracción de la vida elemental, en la creación de formas de flores, y en la conformación de diseños intrincados de árboles y aves. 
Estaba bien avanzada en el sendero de la Maestría hacia sostener la forma frente a la radiación desintegradora que, al igual que el viento, desbarata la forma a menos que esté rodeada por voluntad, fortaleza y amor. 
Aún con este momentum de logro, solicité una mayor asistencia, y fue entonces que el amado Arcángel Gabriel prometió que Él vendría y traería a Mi conciencia externa una remembranza de la figura plenamente crecida del Maestro, a fin de que Yo pudiera sostenerla a lo largo de los nueve meses requeridos para traer dicha forma al mundo.   

SAINT GERMAIN COMO SAN JOSÉ 
¿Les extraña que lo ame, y que ame a su amado Saint Germain? 
Él también se ofreció a dar la fortaleza y poder de su momentum de energía concentrada acopiada, y como José me dio no sólo protección sino también el estímulo de inspiración en Mi servicio. 
Fue así que estuve en capacidad de manifestar el vehículo para el Maestro. 
A lo largo del transcurso de Su encarnación, constantemente se dirigían contra nosotros proyecciones para destruir nuestra fe, y destruir la visualización que habíamos atraído de la Imagen Divina. 
Se requirió de Nosotros que a altas horas de la noche, después de que el mundo se hubiera retirado a dormir, recreáramos esa Imagen Divina y la sostuviéramos —pura y perfecta— a fin de que la manifestación más plena del Poder Divino a través de Jesús pudiera bendecir la raza. 
Les digo esto por una razón y sólo una: Porque USTEDES TODOS Y CADA UNO, TIENEN LA OPORTUNIDAD DE RECIBIR EN SUS PROPIAS CONCIENCIAS EL PATRÓN DlVINO DE SU PROPIO SER CRÍSTICO —esa imagen que fue confeccionada en el principio por el gran Padre Eterno de Vida y Su bello complemento, la Madre Eterna. 
Este cuerpo electrónico está modelado de fuego, ojos tan brillantes como estrellas, cabello lleno de luz de sol, toda la forma manifestando la perfección y la simetría de la belleza universal, y dentro del corazón el latido que contiene en sí todo el poder de la creación que es el VERDADERO TU. 
Ustedes han olvidado esa imagen, han olvidado ese patrón. Las formas que llevan puestas hoy, la limitación en la que se encuentran, son prueba manifiesta a la vida de que ustedes ya no mantienen dentro de su concepto y conciencia, la forma inmaculada creada desde el corazón del Padre.   
PODER PARA SOSTENER EL CONCEPTO 
DIVINO Cuando el amado Serapis se empeñó en conseguir una dispensación para permitirle a ciertos miembros de la raza convertirse en el Cristo, en Mi corazón hice el voto de que si se Me daba la oportunidad, traería a la remembranza del hombre el poder para sostener el Concepto Divino, escudriñándolo entonces y entrenando el pensamiento a aceptarlo, entrenando a los sentimientos a regocijarse en la liberación y perfección que cada hombre puede exteriorizar. 
No estoy hablando desde un lugar lejano. 
No hablo desde una estrella o sol. 
Hablo como una mujer que llevó un cuerpo como el suyo, que conoció la privación y la carestía; que sintió el temor y la incertidumbre de que el ser amado partiera cada día, con el conoci-miento de que enfrentaba una prueba como ninguno de ustedes ha visto jamás —ni tampoco sus seres amados serán citados a pasar por ella. 
Conocía el sendero por el que Mi hijo tenía que caminar. 
Escuché el sonido de los clavos en sus manos y pies. Vi el agua y la sangre emanar desde su costado, no una vez sino a lo largo de los treinta y tres largos años de su bendita vida. 
Sin embargo, a pesar de esto, se requirió de Mí que sostuviera el concepto de la forma maestra, victorioso y triunfante sobre la muerte. 
Se requirió de Mí que fuera madre de toda corriente de vida que El traía a casa —los discípulos, los apóstoles, los indigentes, los indeseados. 
Se requirió de Mí que mantuviera esa paz, que sostuviera la serenidad que le daba confianza a quienes deseaban creer, pero que ante el más leve estremecimiento de incertidumbre regresaban de nuevo a la seguridad y la susodicha santidad de los templos ortodoxos. 
De manera que cuando Me dirijo a los hombres, hablo como una que sabe que mediante la confianza y la fe en Dios, es posible exteriorizar la Imagen Divina 
SI SE ES CONSTANTE. 
Me tocó ver a un ser a quien amaba más que a la vida misma, elevarse triunfante desde la muerte, y ascender en presencia de cientos de individuos, a su Estado Divino. 
Ustedes pueden hacer esto por sí mismos, por sus seres queridos, por sus compañeros servidores y por la raza. 
Es todo cuestión de cuánto aman a Dios. 
Es una lealtad ya sea a la Divinidad —que ha esperado durante millones de años para auto-exteriorizarse a través de ustedes, de sus familias y de quienes están en el ambiente de ustedes— o a las apariencias. 
Estoy deseosa, a través de aquellos individuos que estén dispuestos al menos a experimentar con el empeño, de dirigir dentro de su conciencia —tal cual lo hiciera Gabriel conmigo— el Concepto Divino de sí mismos. 
Les estoy pidiendo que diariamente, antes de dar inicio a su diario vivir, piensen por un momento en la intención de Dios para con ustedes. 
Con toda seguridad no se trata de una forma decadente ni de una conciencia limitada sujeta a todo sentimiento y pensamiento pasajero. 
Ciertamente, el Dios que los hizo deseaba perfección para (y a través de) ustedes y esto es el Concepto Inmaculado de Dios. 
Si tan sólo SINTIERAN esto, Amados Amigos, podrían exteriorizarlo, inicialmente para sí mismos, y luego en su manejo del mismo para ayudar a otros también, ya que hay muchos tipos de individuos que ustedes contactan en los caminos de la vida, en su vida familiar, en su vida de negocios o en su gran Servicio Cósmico. 
Ellos no son diferentes del tipo de individuos con quienes He vivido y con quienes hemos caminado. 
De manera que conozco bien lo que de rozar hombros con individuos se trata.  

Fuente: libro: Diario del Puente a la Libertad –  Madre María Serapis Bey 




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