RAM
Soy el Maestro Ram.
Hermanas y hermanos en
humanidad, comulguemos juntos unos instantes, en el silencio y la Paz del
corazón.
…Silencio…
Hace muchísimo tiempo que no
he tenido la oportunidad de expresarme a vosotros. En primer lugar hoy, antes
de entregaros lo que tengo que entregaros, permitidme precisar cuál fue mi
identidad en esta tierra: fui el fundador de una forma de yoga que volví a
poner al orden del día durante mi época, que ha florecido sobre todo en Occidente
porque esta forma de yoga estaba particularmente adaptada al mundo occidental y
a su predominancia de la mente. Mi verdadero nombre es Ram Chandra Babuji, para
los que no me hubieran reconocido años atrás. No vengo a hablaros de este yoga,
aunque ya haya dado unos elementos en su momento, con respecto al silencio y a
la introspección de vuestros días.
Hoy muchas cosas han cambiado
para vosotros, y la cosa más importante se refiere por supuesto al proceso
nombrado por María «Teofanía », el que concurre a instalaros de manera
definitiva en vuestro corazón y en la Eternidad.
No vengo hoy a pediros estar
en silencio, lo sabéis. Tampoco vengo a pediros observar vuestros días, porque
esto concierne a la persona. Vengo hoy a llamar vuestra atención hacia la
cantidad de Luz presente en la tierra. Esta Luz, lo sabéis, está también
presente en vuestras Puertas, en vuestros cuerpos físicos y sutiles, y en
vuestra conciencia.
La Luz, antes de organizarse
en vosotros para restituir vuestro cuerpo de Êtreté, o crear los portales
interdimensionales que aparecen por todas partes en la Tierra, que sea en el
seno de algunos pueblos de la naturaleza o incluso sobre algunas de vuestras
grandes ciudades, tenéis que entender que la Luz, antes de organizarse por su
Inteligencia, se presenta libre, como unas moléculas, por así decirlo, en el
aire. Sin embrago, este aire que respiráis está también hoy cargado de Luz. Así
que ha llegado el momento de daros algunos elementos que os permitan, gracias
al soplo, a la absorción del aire, a la respiración, poder saturar vuestros
cuerpos físicos y sutiles de Luz, con el fin de aumentar y ampliar, por así
decirlo, el proceso de descubrimiento, de revelación, aquí mismo en
encarnación, de vuestra eternidad.
Hoy, el soplo no transporta
solamente el aire, transporta, en la totalidad de vuestro pecho y de vuestro
abdomen, las partículas adamantinas. Así que, de manera muy lógica, si vuestra
amplitud respiratoria se vuelve más fuerte, la cantidad de partículas
adamantinas ingeridas y respiradas se vuelve también más fuerte y más
importante. Entonces por supuesto, no se trata de hacer de la respiración una
nueva panacea para acceder e instalar la Eternidad, sino más bien de
proporcionar las condiciones más ideales, por así decirlo, para facilitar la
desaparición de la persona y reconoceros en vuestro corazón.
La respiración habitual, no
hablo de algunas meditaciones utilizadas en ciertas formas de yoga como el
Pranayama, hablo de vuestra respiración normal, la que es efectiva sean cuales
sean vuestras actividades e incluso cuando dormís. Hoy, os es posible
incrementar, por así decirlo, la percepción y la vivencia de la Teofanía,
simplemente respirando de un modo más amplio que de costumbre. Las
inspiraciones profundas y las expiraciones profundas, amplias, con respecto al
vientre, una respiración pues abdominal, profunda y amplia, puede hacer que
penetre todavía más Luz en vuestros pulmones y en vuestro vientre.
Hasta ahora, las partículas
adamantinas seguían una cierta lógica, y en particular en los sitios de vuestro
cuerpo en los cuales se sitúan lo que fueron nombradas las Estrellas y las
Puertas. Las Teofanías han permitido hacer pasar estas partículas adamantinas
de una manera más importante al nivel del corazón, lo que ha sido nombrado el
Fuego Ígneo. Este Fuego Ígneo, estas partículas adamantinas, hoy se organizan
en vosotros para encender, y creo que esto ya ha sido enunciado por uno de los
miembros de la tri-Unidad, consiste en favorecer el establecimiento, en la
cabeza, del corazón, es decir que la mente misma es iluminada por la Luz del
corazón.
Quiere decir también que si
respiráis de manera más amplia que de costumbre, con una respiración abdominal,
entrecortando en algunas inspiraciones y expiraciones, con una pausa respiratoria
al final de alguna inspiración o expiración, es un número que os corresponde
averiguar vosotros mismos, pero no hay que hacer una pausa entre cada inspirar
y expirar, sino de respirar ampliamente, de manera abdominal y profundamente,
algunas respiraciones, y de realizar después una pausa respiratoria. Que sea al
final del inspirar o al final del expirar, no hace ninguna diferencia, os
corresponde simplemente encontrar el ritmo adecuado, por así decirlo. Pues vais
a canalizar la Luz misma al interior de vuestro cuerpo, ya no solamente sobre
las Puertas, las Estrellas y las estructuras nombradas chacras o Coronas, sino
que directamente en el órgano corazón y en lo que fue nombrado el Corazón del
Corazón.
Os podéis imaginar que esta
técnica respiratoria muy simple, por la acumulación de Luz en el interior de
vuestro pecho y de vuestro vientre, va a facilitar, por así decirlo, el paso
del ego al corazón, es decir la puesta en acción, en servicio, del 8º y 9º
cuerpo. Y esto facilitará entonces la realización de vuestras Teofanías, y
facilitará también entonces el acceso al Corazón del Corazón y a la Felicidad
del corazón.
Para muchos de vosotros,
descubriréis que la respiración hoy, no es solamente un acto, como en el
Pranayama, de liberación de algunas tensiones, sino algo que permite con más
facilidad instalar la conciencia en el seno de la Eternidad y de la desaparición.
Es durante esta respiración
que el silencio interior se hace y que constataréis con tal vez más facilidad,
que los pensamientos, las emociones, el cuerpo, están menos presentes durante
esos momentos, que se alejan de vosotros. De hecho, es simplemente vuestra
conciencia ordinaria, que está sometida a este cuerpo, que se desplaza y se
concentra en la totalidad de vuestro pecho. En ese momento, constataréis
fácilmente que la felicidad se instala con más evidencia, con más profundidad,
con más silencio, y también, en definitiva, con más espontaneidad.
Esta respiración puede hacerse
tanto por la nariz como por la boca, no hay ninguna diferencia, porque no se
trata aquí de activar unos circuitos alternos del Pranayama, sino mucho más de
hacer que entre, en cierto modo, un máximo de partículas adamantinas en cada
respiración, seguido por un tiempo de pausa. En general, habrá que efectuar
entre 4 y 8 ciclos respiratorios de inspirar y de expirar antes de realizar la
pausa respiratoria. Esta pausa no necesita durar mucho tiempo. Aquí también el
tiempo es variable, pero diría, en general, que algunos segundos de silencio
respiratorio bastan, para que las partículas adamantinas no sólo entren y
salgan de vosotros, sino que por la cantidad más importante inhalada e ingerida,
éstas tengan tiempo de metabolizarse, de fijarse sobre vuestras estructuras de
Êtreté.
Esto ahora es realizable y
será más evidente para vosotros después de la última Teofanía programada. Pero
desde ahora, vosotros mismos podéis averiguar, como siempre, los efectos que se
producen y las modificaciones sobre vuestros cuerpos físicos y sutiles, pero
también sobre vuestra conciencia.
Esta herramienta, este medio
que os comunico hoy, es la continuación lógica de lo que había llamado en su
momento «la respuesta del silencio». Esta vez, esto os llevará a experimentar
la respuesta de la Luz. La Luz auténtica no responde con una visión, puede
responder en vibración, pero responderá sobre todo, en esos momentos, por la
calidad de vuestra felicidad, de vuestra beatitud.
Podéis hacerlo sentado o
tumbado, pero también podéis hacerlo durante una actividad efímera, la que sea.
De hecho, constataréis también los efectos afuera. En cuanto a la frecuencia,
os corresponde también a vosotros decidirlo. Es evidente que cuando la
percepción de la felicidad, el estado de felicidad sea permanente, la
respiración, lo observaréis, se modificará por sí sola para adoptar en cierto
modo este ciclo que acabo de explicaros, con unas respiraciones que se volverán
espontáneamente abdominales y espontáneamente más amplias.
Algunos de vosotros serán
llamados a repetirlo muchas veces al día para sentir los efectos, otros no lo
necesitarán, y otros sólo necesitarán realizarlo una vez, para ver los
mecanismos que están obrando y que se reproducen espontáneamente, sin
intervención de la dirección y de la amplitud de vuestro soplo.
Observaréis también que en ese
momento, lo que fue nombrado los «innumerables carismas» ligados a la
Eternidad, harán de vosotros alguien que se expresa libremente, sin ninguna
reflexión, sin ninguna cogitación. Ahí está la espontaneidad de la expresión
del corazón, que no calcula nada, que no prepara nada, que no anticipa nada y
que se contenta con dejar salir el soplo, el Verbo, y entonces el Espíritu del
Sol.
Que sea en el silencio o en la
expresión de vosotros mismos, ante cualquier situación y ante cualquier
persona, sentiréis entonces, sin desearlo y sin quererlo, que la Teofanía se
realizará por sí sola sobre una situación, sobre una persona con la cual
entráis en interacción o en transacción, de manera natural.
Aquellos de vosotros que
habéis tenido la oportunidad de vivir lo que fue nombrado en su momento unas
«decorporaciones», unos viajes llamados astrales o, más cercano a vosotros,
durante los años de las Bodas celestes y después, unos procesos de
deslocalización de la conciencia y de comunión, viviréis en la carne, sin salir
de este cuerpo, pero es exactamente el mismo proceso que tal vez habéis vivido
hace algunos años, simplemente éste se produce directamente en vuestro cuerpo.
No necesitáis estar tumbados, no necesitáis meditar, estáis ya, para la
mayoría, en el interior de vuestro corazón, aunque no sea de manera definitiva
y que, como os lo ha dicho la pequeña Teresa (*), observáis de manera cada vez
más flagrante las diferencias entre las conductas de la persona y las conductas
de vuestro corazón.
…Silencio…
Esta es la respuesta ahora, no
a vuestras preguntas sino la respuesta a vuestra mente, de lo que es este soplo
de verdad, este Verbo y esta respiración.
…Silencio…
Voy pues a pediros ahora, a
vosotros también los que leéis, que escucháis, que estáis presentes, de
realizar juntos, cada uno a su ritmo, esta respiración:
Al
inspirar, el vientre se hincha antes que los pulmones, de manera mucho más
amplia que lo que realizáis espontáneamente cuando respiráis. No paréis entre
el inspirar y el expirar, ni entre el expirar y el inspirar. Hacedlo algunas
veces. Al cabo de algunas respiraciones, vais a sentir la necesidad impulsada
por vuestro cuerpo, de suspender vuestro inspirar y vuestro expirar.
…Silencio…
De hecho podréis constatar que
cuando la respiración se suspende, ésta puede ser suspendida durante un tiempo
mucho más largo que lo que podéis hacer por vosotros mismos. No hablo por
supuesto de algunos minutos, sino de un intervalo mucho más largo de lo que
podría producirse espontáneamente, si lo decidierais vosotros. Es en ese
momento que las partículas adamantinas pasan la Puerta OD y se instalan en el
corazón, activando la Puerta ER y también la Puerta KI-RIS-TI. Es ahí donde se
vive la felicidad del corazón.
Aquellos de vosotros que viven
esta felicidad del corazón de manera casi constante y permanente, podrán también
encontrar, con este ejercicio, una amplitud más grande de alejamiento del
personaje, así como un fortalecimiento de la potencia de esta felicidad.
Además, y a partir de ahora, la respiración será uno de los elementos que os
permitirá evitar, por así decirlo, la desaparición completa que se produce en
muchos de vosotros durante vuestras alineaciones, vuestras Teofanías, o incluso
leyéndonos o escuchándonos. Permaneceréis lúcidos, en el umbral, por así
decirlo, del Absoluto, en la Última Presencia, que permitirá entonces, cuando
volváis a vuestras actividades, si realizáis esta experiencia en silencio, es
decir no en relación o en transacción con alguna situación o con alguien, que
en ese momento todo lo que pertenece a lo efímero os resultará muy lejano, como
unos vagos recuerdos, incluso este cuerpo físico os resultará tan lejano de lo
que sois y sin embargo, estaréis de lleno en el Corazón del Corazón de este
cuerpo físico.
Constataréis por supuesto los
efectos sobre el desarrollo mismo de vuestra vida en el efímero, donde la
Fluidez de la Unidad y la instalación de la Luz-Cristo en unidad y en verdad se
harán con más agudeza y más manifestación.
Lo habéis entendido, desde las
Teofanías, las partículas adamantinas no están solamente al nivel de las
Puertas, al nivel de las Estrellas, sobre los chacras o en algunos sitios de
vuestro cuerpo. De hecho muchos de vosotros, independientemente de los pilares
de Luz, vivís durante las Teofanías o fuera de ellas, unas manifestaciones
energéticas al nivel de las piernas, pero también al nivel de los brazos, que
traducen simplemente la desaparición de este efímero, reemplazado concretamente
por la Luz.
Muchos de vosotros, de hecho,
ya tuvieron la sorpresa, y la tendrán, de ver en sobreimpresión de su cuerpo físico,
si abren los ojos, su propio cuerpo de Êtreté. Incluso podréis tener la
sorpresa de constatar que vuestro brazo físico no se mueve, y que vuestro brazo
de Êtreté puede moverse libremente. Es así como se transfiere la conciencia del
cuerpo efímero al cuerpo eterno en el momento de la Llamada de María y en el
momento de vuestra liberación, que ésta tenga lugar durante la Llamada de
María, durante las tribulaciones o, por último, en los Círculos de Fuego.
Pues existe un proceso real y
concreto de lo que es llamado la muerte, pero que se acompaña de una lucidez de
este paso, que hace toda la diferencia con relación a lo que es llamado la
muerte desde siempre, porque aquí no se trata de una muerte, se trata de una
resurrección. El cuerpo de gloria, el cuerpo inmortal, el cuerpo sin costura
como lo nombráis en Occidente, será entonces visible, sea cual sea el devenir
de este cuerpo y esto, una vez finalizada la última Teofanía.
La respiración os permitirá
acceder entonces, al paso del efímero al Eterno, a través de la Puerta Estrecha
o la Puerta OD, de manera evidente, y es justamente viviéndolo de esta manera,
sin desaparecer, que entenderéis y viviréis los mecanismos, a la vez de
felicidad y la presencia de la Eternidad. Es lo que pondrá fin, incluso antes
de la Llamada de María, para muchos de vosotros, a cualquier sufrimiento, a
cualquier pregunta, a cualquier interrogación, porque tendréis la prueba íntima
que os habéis vuelto esta Eternidad y que no hay que retener nada de lo
antiguo, nada que guardar, nada que conservar.
Ejercitaos con este ejercicio
muy simple en diferentes ocasiones y circunstancias, hasta que vuestro corazón
se vuelva felicidad en vuestra conciencia. Estos mecanismos de la Libertad y de
la Liberación son diferentes de las etapas previas que tal vez habéis podido
vivir desde hace algunos años o más recientemente. Sin embargo, este proceso os
dará a vivir una agudeza que no habéis vivido todavía, sobre todo para aquellos
de vosotros que están acostumbrados a desaparecer casi instantáneamente, y
tener a veces la frustración de no traer nada de lo que no puede ser conocido y
que es desconocido.
En esta semana de Pentecostés,
tal y como la celebráis en Occidente, esta nueva posibilidad va a abrirse
progresivamente para la totalidad de la humanidad, despierta o no. Tendréis la
sorpresa de constatar que algunos hermanos y hermanas humanos adoptan
espontáneamente esta respiración, sin haber vivido siquiera nada que concierna
a los movimientos de la conciencia, la energía o lo vibral, que nombramos
nosotros el plano de la Citta, es decir la energía supramental.
Así, tenéis a vuestra
disposición, más allá del Yoga de la Unidad y de la Verdad tal y como lo había
dado Un Amigo, una técnica ahora mucho más directa para mantener en cierto modo
la Eternidad, alejando de vosotros el personaje, la persona, y la historia. Os
corresponde averiguar mis palabras, es así como tendréis, en cierto modo, la
prueba de vuestra propia eternidad en manifestación, en encarnación y en
revelación.
Tenemos aquí algo que no está
adaptado a este mundo. No se trata de un yoga para encontrar un sitio en el
seno de la persona y un bienestar, se trata de descubrir simplemente la
veracidad de la Eternidad, del cuerpo de Êtreté y de la felicidad del corazón.
Constataréis, como dije, en el
momento en el que la respiración se pare por sí sola, no durante las primeras
experiencias sino que un poquito más tarde, lo que puede ser muy rápido, que
tenéis esta felicidad que está ahí y que el mismísimo soplo no es más amplio,
ni profundo, ni abdominal, sino que se vuelve extremadamente lento, ralentizado
al extremo. Pasará lo mismo también, os informo de esto porque podréis
constatarlo, al nivel del ritmo cardiaco que también se ralentizará. De hecho
sabéis que son unos ejercicios que se predican en diferentes formas de yoga, ya
que ciertos yoguis llegan, gracias a la voluntad, a parar tanto la respiración
como el corazón.
Constataréis entonces, cuando
realicéis esas experiencias pero también después, de manera más duradera, que
vuestro soplo y vuestro modo de respirar ha cambiado, que los latidos del
corazón se modifican y se volverán, en general, mucho más lentos; aunque bebáis
café, si fumáis, y sabéis que en esos casos el corazón va más rápido, también
se ralentizará. No estéis preocupados, y de
hecho no lo estaréis, porque cuando ralentice el corazón y la respiración se
vuelva un soplo muy fino, la felicidad emergerá. No habrá ninguna duda posible cuando lo viváis. Si
existe la menor duda al finalizar el ejercicio, es que no lo habéis conseguido.
Os recuerdo que la felicidad,
la beatitud del corazón, es nuestra naturaleza profunda, nuestra verdadera y
única verdad. Es esto lo que os será propuesto vivir durante este mes de junio,
y tal vez un poco más según, por supuesto, y lo sabéis, las señales celestes y
lo que ha sido nombrada la Llamada de María.
Aprovechad cada día que pasa
para instalar vuestra eternidad y dejar desaparecer vuestros sufrimientos,
vuestras enfermedades, vuestros miedos, vuestra mente, y vuestras emociones, y
descubriréis entonces la plenitud de la Felicidad, lo que nombré la felicidad o
lo que nombramos juntos la beatitud del Espíritu revelado.
Esto participa también, y va
en el mismo sentido de lo que ha alumbrado y dicho Teresa de Lisieux (*).
Ahora está lo que os dice el
Verbo, el soplo del Espíritu:
…Silencio…
Paro aquí mis palabras porque
no necesitan más explicaciones. Si existe en vosotros, tras vuestras primeras
prácticas, algunas preguntas que surgen, si es el caso, os invito a confiar
estas preguntas al Comendador cuando esté con vosotros, para que él pueda
contestarlas.
En cuanto a mí, os propongo
simplemente instalarnos en este estado tan apacible de felicidad. Esta es
nuestra manera común de saludarnos, aquí como en todas partes.
…Silencio…
Soy el Maestro Ram, saludo
vuestra eternidad, os doy mi Paz y acojo vuestra eternidad, y acojo vuestra
Paz. El Maestro Ram regresa él también, ahora, al silencio.
Adiós.
…Silencio…
Para recibir los mensajes en tu bandeja de correo
suscríbete en http://isialada.blogspot.com.es/ y http://isisalada2.blogspot.com.es/
No hay comentarios:
Publicar un comentario