martes, 3 de mayo de 2016

MEDITAR ES ABRIR TU CORAZÓN Por Antonio Cerdan





MEDITAR ES ABRIR TU CORAZÓN





Meditar es abrir tu corazón, para recibir en tu propio corazón a cada corazón, a cada ser humano y sentirlo profundamente como parte de ti mismo.

Meditar es crear conciencia, es crear luz, es crear paz, es conocerse, porque el gran dicho afirma que conociéndote a ti mismo conocerás al Universo. Conocerás a cada ser, conocerás la naturaleza y conocerás a Dios.

Hoy vamos a hablar sobre la meditación.

La meditación tiene mucha importancia en el crecimiento de un ser espiritual. Nosotros hemos preferido, en los trabajos de la sanación, introducir la meditación por su importancia en el propio crecimiento espiritual de las personas.
Cada X tiempo todo tiene que florecer, todo tiene que crecer, en este momento de la evolución de la tierra no se puede crecer. No se puede crecer en luz y en paz interior si no se medita. No se puede llegar a avanzar si uno no se conoce a sí mismo y si uno no encuentra su silencio interior, su quietud interior. Sin quietud y sin silencio interior no es posible avanzar en el camino del desarrollo espiritual. La quietud y el silencio interior lleva consigo un autocontrol, lleva consigo el que uno pueda sumergirse en la emoción sin que la emoción te domine, en una pasión sin que la pasión te arrastre, en un pensamiento sin que este se transforme en problema, en un problema sin que este te cree en tu interior el desasosiego, la ansiedad y la desesperación.


A los seres humanos les gusta las canciones y les gusta cantar pero muchas veces se olvidad que cantar es una meditación y que la letra que contiene una canción es para los humanos. Cuando uno no es capaz de captar los valores humanos que contienen las lecturas espirituales, o que contienen las canciones, o que contienen los conocimientos o que contienen los himnos, entonces tienen que aprender a apreciar todo ese contenido.
Nadie puede entrar a meditar sino aprende a mirar en sí mismo, a verse a sí mismo dentro de sí mismo. No es posible el crecimiento espiritual sino se amplía la conciencia. Para que un ser humano pueda ampliar su conciencia y aprender a ver la luz en otro ser humano o en su corazón, o aprender a sentir el corazón de otros seres humanos primero tiene que aprender a sentir su propio corazón y a sentir y percibir su propia luz .


Es por eso que cada cierto tiempo nosotros venimos aquí , cambiamos todo para que las cosas no se transformen en hábito, para que no se repitan como papagayos, para que no se queden pegados a la forma sino a la esencia, para que seamos capaces de entender que el Universo habita en cada ser humano, fluye y crece constantemente.
No somos amantes de rituales eternos o de fórmulas eternas que siempre se mantienen, rígidas, inalterables, por el transcurso de los milenios. Como las humanidades, la naturaleza, todo tiene que estar en constante transformación. Cada primavera las plantas crecen, las flores se renuevan, los tallos crecen, de esa forma se van renovando aun cuando hasta ahora las formas y rituales se han mantenido estáticos, no es el modelo del mundo espiritual.
El modelo del mundo espiritual es que los seres humanos cambien, evolucionen, las formas, las conciencias, cambien los modelos y las formulas y el mundo. Y así el amor crece porque el amor no es una cosa rígida, cualquier cosa que se mantiene rígida se muere, se transforma en algo cristalizado con los años.


Claro la gente no está acostumbrada a reconocer que el valor no está en la forma, sino en la esencia, que el valor está en que los seres humanos vibren de corazón. Si un ser humano vibra de corazón no hacen falta fórmulas, el se sienta, abre su corazón al universo y si ese corazón es puro la luz va hacia él y a sus hermanos.

Ustedes están acostumbrados a pensar y a sentir que solamente hacen algo espiritual cuando se da dentro de un ritual, o cuando existe dentro de una forma en donde se reverencia o invoca a las Jerarquías del Universo o Grandes Seres. Sin embargo llegó el momento en que cada ser humano tiene que aprender a ver al ser desde su propio ser, la luz desde su propia luz y el amor desde su propio corazón para de esta forma poder expandir para otros seres humanos.
No es la forma lo que genera la pureza de una persona, no es el hábito lo que hace al monje, es el corazón el que hace que siempre se mantenga la luz perenne y pura en cada ser humano.


Vuestra civilización, tan amante de la forma, se viste de traje elegantemente, sin embargo las formas internas de sus vestidos externos no corresponden con la belleza o la fealdad que hay en sus corazones.
Llego el momento en el que los seres humanos tienen que ser capaces de trascender las formas y las apariencias para poder llegar al corazón humano y poder comenzar a sentir las razas, comenzare a sentir a los seres, a los diferencias de los seres, a los diferentes hábitos, simplemente como procesos de un camino de crecimiento y de evolución. Aquel que más grande es, es aquel que más sabe adaptarse, fluir y crecer con las formas. Las formas son necesarias pero ellas no pueden ser estáticas, tienen que estar constantemente sujetas a la metamorfosis.


En este momento que vive vuestra humanidad, occidente precisa de la meditación. Precisa sentarse a meditar, conectarse con su ser, con su silencio interior. Especialmente con su silencio interior que es el que le va a dar la paz, el autocontrol y la calma y la actitud necesaria para poder abrir sus corazones y sus mentes y recibir y percibir el mundo espiritual. El mundo espiritual solamente se puede percibir con el corazón, por eso para poder abrir y tener un paso en tu camino de evolución tienes que silenciarte para que se abra el corazón. Si no hay silencio interior y calma interior no se puede abrir el corazón. Cuando uno tiene esa calma interior comienza a discernir vibraciones puras o impuras, luminosas u oscuras, bellas o feas, las polaridades de la luz y del sentimiento que constantemente se hacen presentes en el día a día de cada ser humano. Solamente es posible despertar esa sensibilidad si los seres humanos son capaces de meditar, meditar 15 minutos, 20 minutos 2 veces al día. Es como alimentar a tu cuerpo y a tu alma .Cuando uno medita calma su mente y sus emociones, es capaz de enfrentarse en su vida a las situaciones y a las pruebas, a las circunstancias, a los conflictos con mucha más entereza, mucho más autocontrol y mucha más calma.


Si uno no es capaz de mirar dentro de sí mismo y reconocer lo que le desequilibra, le pone nervioso, le hace sentir celos, envidia, le hace preocuparse, si uno no es capaz de centrarse en si mismo no avanza en su camino de evolución, por mucho que sea capaz de recitar las más bellas poesías, leer los más bellos libros o cantar las más bellas melodías. Las más bellas melodías para una persona silenciosa se transforma en el corazón en sintonías, sinfonías que pulsan con tanta fuerza que inundad una habitación. Las más bellas canciones non son cantadas con la boca, si no se sintonizan con el corazón se limitan a ver solamente la expresión de un sonido que expande en el espacio con una vibración que cuando vuelve del espacio ya coge a todos los seres humanos en su propio corazón.
Es por eso que hoy venimos a hablar de la meditación.


En esta fase, en este trabajo que iniciamos, como en toda fase, cada X años cambiamos todo y advertimos que todo lo cambiaremos en el momento que veamos que ustedes se duermen en las formas, en los rituales, en las costumbres, en los hábitos. Porque queremos a las personas despiertas, conscientes, alerta, queriendo trabajar y crecer, queriendo avanzar en el camino de evolución. E igual que la sociedad va a cambiar, cambiará en los próximos años cada 7 años, en estos momentos, quizás dos o tres años, deben profundizar en la meditación, como una experiencia que todos los aquí presentes, los que están presentes en este trabajo tienen que hacer. Profundizar en la meditación para recordarles que no hay crecimiento espiritual sino hay meditación primero, no hay crecimiento espiritual sino hay quietud en la mente, sino hay conocimiento, sino hay transformación.


Entramos en esta fase. En esta fase de unos años de recogimiento, de meditación y de transformación, para ayudarles en su propio crecimiento espiritual.


Meditación no es simplemente rezar. Rezar es crear una vibración que dura el tiempo que ustedes están rezando. Repetir mantras no es una meditación, es crear una vibración el tiempo que repites esos mantras.
La meditación es un proceso de introspección. Hay muchas formas de meditación pero aquellas que hacen que el ser humano crezca en conciencia son las que les llevan a una introspección. A una introspección en su corazón o a una introspección en el corazón del ser humano.


Para que tú puedas llegar al corazón de otro ser humano tienes que saber a través de que método lo haces, no lo puedes hacer desde tu propia mente. El occidental, y en general la mayoría de los seres humanos de la tierra, todavía no están acostumbrados a sentir su corazón. Sentir el corazón antes de elaborar un juicio, emitir un juicio a otros seres humanos.
Es muy fácil de observar aquello que creemos que pensamos que está en desarmonía, fuera de contexto o desequilibrado o es un defecto de otro ser humano. Eso constantemente todos los seres humanos lo observan en su día a día, como lo observan siempre llegan a una conclusión: que el defecto está en el otro.


Una cosa es lo que uno puede observar de las dificultades que tienen en su camino de evolución otros seres humanos. Por un lado y reconocer también las energías, los sentimientos que en tu interior se generan cuando realizas estas acciones. Ese es tu camino de autoconocimiento. Ese sentimiento que surge en tu interior cuando hacer cualquier observación, cuando se hace por costumbre genera juicios, que n o son ni buenos ni malos, generan juicios personales. Esos juicios personales conducen muchas veces a los disturbios, a las separaciones, a los conflictos entre los seres humanos. No son buenos ni malos pero si pueden crear unión o desunión, paz o confusión.


En el camino del desarrollo espiritual cada ser humano, igual que debe tener conciencia de cómo su mente educada, de acuerdo a su vida, constantemente de acuerdo a sus criterios mentales o culturales o a sus propias experiencias genera juicios, también debe tener consciencia de que sus sentimientos se generan en su interior y vienen de sus experiencias vividas en esta vida o quizás en otras.


Cuando uno reconoce un sentimiento que se cruza con un juicio es muy común que los seres humanos sean ignorantes de su propio sentimiento y a la vez sean muy activos en la prisa de sus propias prisas.
No es posible adelantar en tu camino espiritual si tu mundo interior no está en constante quietud y calma. Que cualquier juicio que emita tu mundo interior sea un juicio reconocido en ti y mirado en ti, no desde la identificación con la valoración de lo que considera cada uno que es su propio juicio. Mirar todo juicio que sale de tu mente como algo fruto de tu propia circunstancia de tu propia vida.


En el momento que separas tu ser de los juicios comienzas a establecer la oportunidad de poder observarlos desde un punto de vista más elevado. No es posible observar tus propios juicios desde un punto de vista más elevado si tú no entras en tu quietud interior.


Entrar en tu quietud interior te debe permitir la oportunidad de observar los juicios que aparecen en tu mente desde un punto de vista más elevado, desde un punto de vista más luminoso, como a la vez les debe permitir, para entrar en tu interior, ir viendo observando, reconociendo los sentimientos que subyacen detrás de cada juicio. Muchas veces, evidentemente, a la hora de elaborar sus juicios cada persona tiene su razón y su verdad con los juicios que emite en ese momento, sin embargo las razones y la verdad muchas veces no son tan importantes. Lo más importante es reconocer el motivo que impulsa, que mueve a buscar y observar esos juicios o a crear esos juicios en tu interior. Los motivos que nos impulsan a los actos, los motivos que nos impulsan del pasado, conscientes o inconscientes y que crean nuestros sentimientos o juicios, es fundamental el reconocerlos para ampliar el nivel de conciencia.


Cuando una persona entra en su silencio interior entra en su corazón, al entrar en su corazón es capaz de mirarse y observarse desde un punto de vista más elevado. Con la calma cualquier sentimiento que nace de tu interior, fruto de lo que tú has vivido, puede ser observado de una forma diferente que sin calma. Cuando no hay calma uno se involucra en su propio sentimiento en una fuerza que te arrastra y que no puedes dominar, no puedes controlar y al final tu manifiestas tu antipatía o simpatía, tu agrado o desagrado, tu calma o tu nerviosismo porque estás arrastrado por un sentimiento que ha surgido en tu interior fruto de tu propia duda.


Cuando existe la calma uno es capaz de encontrarse con su sentimiento. Cuando uno es capaz de encontrarse con su sentimiento, desde esa calma, entra en un juicio sin dejarse arrastrar por la fuerza ni la emoción que viene del pasado.
Entrar en tu propio sentimiento con calma y vivirlo como una cosa ajena a tu propio ser, una cosa que es parte de ti pero que es ajena a tu esencia, entrar en tu mente y observar los juicios como son elaborados, como una cosa ajena a ti mismo, aun cuando se elaboran dentro de tu conocimiento, significa que la quietud te conduce a ver las cosas desde un punto de vista más elevado.


Cuando uno entra en ese punto de vista más elevado que viene a través de la meditación y la observación, la calma interior y el silenciar todo aquello que te altera entonces es posible que una vibración superior, la luz superior y la conciencia superior entre en tu interior. Solamente a partir de esta quietud es posible que el YO SUPERIOR haga presencia y te muestre su camino, te guíe y te muestre también todo aquello que quiere que tu desarrolles en tu interior, valores, virtudes o cualidades que todo ser humano tiene que completar para desarrollar su avance espiritual. Cuanto más se desarrolla y completan las cualidades del espíritu más vibración y luz genera y mejor permite que su YO SUPERIOR se acople, se integre en su interior.


La primera integración que hará su SER SUPERIOR es a través de la quietud irá a su corazón, para permitirle sentir el corazón de otros seres humanos.

Cuando el YO SUPERIOR ha conseguido que el aspirante a desarrollo espiritual sea capaz de entrar en su quietud y percibir su propio corazón y el corazón de los demás seres humanos procurará llevarle a la luz de su mente, a ser capaz de ver con luz y desde un punto de vista superior, desde un punto de vista universal, amplio y esencial, todos sus propios juicios y todos aquellas carencias, conceptos y reacciones de los demás que hay a su alrededor. Cuando ya ha conseguido entrar, llevar la paz y el silencio a la mente, entonces la luz comienza a radiarla a transmitirla a cada parte de su cuerpo, en la medida en que la vibración de paz, de quietud va inundando todas las células, todas comienzan a vibrar en una octava superior y todo tu cuerpo comienza a irradiar la luz blanca.


La luz blanca solamente puede ser radiada en tu interior a través de la sintonía con tu YO SUPERIOR.
Aquellas personas que en su aura posean la luz blanca son personas que ya han conseguido una mínima sintonía con su YO SUPERIOR. En la medida en que tu aprendes a conseguir más armonía con tu YO SUPERIOR mucho más estás preparado para ser un servidor, un instrumento, un canal, para que las cualidades del mundo espiritual como los colores, vibraciones y luces, vida y fuerza, amor y paz puedan pasar a través de tus manos, como energías de cura, para llegar a todos los corazones humanos.


Cuando la quietud se ha establecido como un estado de conciencia donde uno es capaz de ver los propios juicios de los demás y sus propios juicios y verlos desde la quietud, siempre algo nuevo surge en su interior. Siempre llegan a coincidir en su interior las energías que hay detrás de los juicios, las energías de los motivos que mueven a nuestros actos. Muchas veces no es tan importante el juicio que uno ve y observa en los otros o en sí mismo sino en la intención y el motivo que uno vive. Cuando la intención y el motivo que mueve una cosa en uno, aunque esté equivocada, es pura, en el mundo espiritual se considera de una manera y de otra manera los considera cuando los juicios son emitidos cuando las intenciones o motivos son puramente egoístas, puramente materialistas. Con lo cual para el mundo espiritual lo más importante es hacer juicios claros, no juicios personalizados sino juicios claros, también poder ver los juicios interiores con suma claridad. De esta forma se consigue ampliar la luz en nuestras mentes y conciencias y el YO SUPERIOR comienza, a través de la meditación y la introspección a hacer presencia dentro de sus propios pensamientos y sentimientos mostrando una forma de elevarnos y generar energías, sentimientos y vibraciones mucho más elevadas de las que hasta ahora hemos creado.


La quietud, la paz interior es la recompensa de un autodominio, uno no puede cambiar sus estados de preocupación, de miedo, de confusión, de dolor si uno no entra a lo profundo de su corazón y encuentra la quietud de su alma. Cuando uno es capaz de encontrar la quietud de su alma hay aparece todo el amor, toda la luz, toda la belleza, toda la felicidad. En ese momento podemos decir que nadie va a ser plenamente feliz mientras no entre en su corazón y encuentre en su corazón la quietud y en esa quietud encuentre la conciencia de sus ser divino. Ese ser que vida tras vida ha ido creciendo con las cosas buenas que cada uno ha ido conquistando, ese ser que trae consigo lo mejor y más bello que uno conquistó, no solamente en las reencarnaciones físicas, sino también en todos los actos heroicos, de belleza y de amor que cada uno ha realizado en el mundo espiritual y en el mundo astral.


Esa fuerza y caudal bello, fuerte, ese lado de luz, cada uno lo tiene acumulado en su interior y está contenido en lo que es su propio templo interior. El templo interior de cada ser humano no solamente es este cuerpo, puesto que este cuerpo es el templo del espíritu, sino que también es el cuerpo y templo de su SER SUPERIOR.
En el mundo espiritual más elevado mantienen permanentemente, en su propio MERKABAT divino la acumulación de todos los logros espirituales de todas sus vidas.


Cada ser humano contiene un MERKABAT divino donde se acumula todo aquello que ha conquistado en otras vidas: ES SU TEMPLO INTERIOR.

Ese templo interior va a ir descendiendo a cada ser humano cuando cada ser humano sea capaz de identificarse como meta con su propio SER SUPERIOR, con su espíritu, como la meta más importante. Identificarse con su espíritu significa entrar en su silencio interior, en su corazón, en la calma interior y poder verse cara a cara consigo mismo con lo que hoy es su crisis y sus circunstancias, sus luchas y sus esfuerzos para avanzar en las tareas.


En el momento en que se hace esa comunión interna en tu corazón con tu YO SUPERIOR, ese caudal inmenso de energías conquistadas por ti, si tú estás abierto y receptivo puede descender hasta tu propio cuerpo y tu propia mente y puedes ver y percibir la belleza y la grandeza de ti mismo fruto de todas tus vidas.


Una fuerza maravillosa, una fuerza inmensa, una fuerza poderosa desciende hasta ti y te hace descubrir, reconocer como en ti está el poder y las cualidades del espíritu latentes para que tú las manifiestes en el mundo físico.
Antonio Cerdan



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