EYNOLWADEN
De hecho dormís, pero además sois sonámbulos, es decir que soñáis, os desplazáis, pero siento deciros que es aquí donde estáis muertos.
Los convenios de vuestro mundo implican que me nombre. Ante todo
este nombre es una vibración; no busquéis ningún sentido o significado tal y
como lo entendéis ahí donde estáis. Este nombre es EYNOLWADEN. Para
simplificar, y para que esto os evoque algo, podríais llamarme pueblo de la
naturaleza, aunque mi naturaleza os es estrictamente desconocida en el seno de
este mundo.
De hecho, si queréis hablar de entidad, propiamente dicho no tengo
ninguna forma definida. Tampoco tengo una dimensión predestinada en el sentido
en el cual podríais entenderlo, o como os fue explicado. No he venido a
hablaros de vosotros, y todavía menos de mí, sino que he venido porque me han
dicho que pronto habría mucha felicidad. Entonces, soy el soplo de la
Felicidad. El soplo de la Felicidad. No soy ni masculino ni femenino. He venido
simplemente para estar aquí. No he venido para alimentar, ni para explicar, ni
para demostrar nada, he venido porque desde aquí donde estoy, he visto que
había por todas partes una siembra de Felicidad. Entonces he venido, y aquí me
tenéis, simplemente, por la Felicidad.
No tengo palabras, no tengo conceptos, no tengo ideas. Entonces he
venido simplemente para estar aquí, como vosotros estáis ahí. He venido a
vuestra conciencia. Estoy tanto en esta voz que habla, como en el corazón de
cada uno, porque tan pronto hay Felicidad, entonces mi Felicidad está ahí. No
tengo objetivo, no tengo historia, no tengo principio, no tengo fin. Estoy
obligado, de hecho, a encontrar lo que puede ser adecuado como palabras, como
movimientos. No dependo de ningún alimento, de ninguna forma, y no tengo ningún
interés en ninguna historia. Para que sea simple, digamos que soy un pueblo de
la naturaleza, pero no de vuestra naturaleza, mi naturaleza se sitúa entre las
dimensiones donde la conciencia toma forma. Pues soy lo que podríais nombrar
una entidad interdimensional sin forma.
Soy la resultante y el encuentro de la manifestación de la
conciencia como de la a-conciencia; para mí, esto no hace ninguna diferencia.
No es algo que haya decidido ya que no tengo ningún proyecto, sino que es
simplemente la Felicidad, esta Felicidad que no corresponde a ninguna historia,
a ninguna forma, la Felicidad por la Felicidad.
En los términos que utilizáis, soy libre. De hecho, esta palabra
que empleo es lo que se acerca más a lo que podéis entender o vibrar. Entonces,
como veo la Felicidad y me han dicho que pronto habría una gran felicidad,
entonces os llevo mi Felicidad, que de hecho no es la mía, ya que no tengo
ninguna propiedad, ni ningún cuerpo, ni ninguna forma. Mi naturaleza es la que
se situaría entre lo que está más allá de la Luz y la Fuente. Siendo anterior a
la menor forma, para los que viven las historias, estaría justo después o justo
antes de Metatrón, estaría justo antes o justo después de la Fuente. No puedo
entregaros nada más que unas palabras que pasan y que os hacen felices. Así que
no busquéis el sentido de mis palabras, estad simplemente aquí conmigo, en el
mismo movimiento y en el mismo reposo, en el mismo silencio y en el mismo
Verbo.
Al no ser tributaria de ninguna historia, de ninguna forma ni de
ningún mundo, soy, si preferís, la Felicidad de cada uno. Podríais llamarlo un
electrón libre, que no tiene ningún núcleo, que no tiene ninguna morada, que no
tiene ni fin ni función que no sea la Felicidad. La Felicidad, es la primera
expresión del Amor, pero no del amor que aparentemente vivís en este mundo, que
está hecho de intrincaciones, de lazos, de suposiciones, de condiciones
previas, de afinidades. Pero me han confiado que, con lo que estáis viviendo,
parece que vais a descubrir, a redescubrir, lo que es esta Felicidad sin objeto
que personalmente llamaría en un lenguaje, la Felicidad libre, y la libre
Felicidad. Como no estoy sometido a ninguna forma, a ningún nivel, puedo ser
todo lo que quiero pero, como no quiero nada, pues me encuentro de entrada por
todas partes.
Nunca hubiese podido venir a contactaros y a hablar… ya que no
hablo, uso simplemente unas frecuencias, unas señales que están presentes en el
que me acoge, como en cada uno de vosotros. Podría ser el canto como el
silencio. Ante todo, soy lo que podríais nombrar la ligereza, la
despreocupación y la inocencia. No tengo ningún peso, no tengo ninguna
historia. Para mí, todo es siempre igual. En definitiva, explorando todos los
tiempos y todos los espacios así como todas las dimensiones, veo bien y vivo
bien que no hay ni distancia, ni espacio, ni tiempo. Entonces, tal vez yo sería
para vosotros la Eternidad, pero más allá de todo lo que podéis pensar e
incluso concebir, o imaginar.
Estoy más allá de toda imaginación, de toda concepción, de todo
nacimiento como de toda muerte, aunque exista lo que podríamos llamar un
momento inicial. Durante ese momento inicial, me escapé, sin quererlo, a lo que
habéis nombrado, creo, la anomalía primaria. No tengo ninguna polaridad porque
no me sirve de nada. De hecho, nada me sirve de nada. No tengo que comer nada,
no tengo ningún lugar donde dormir, no tengo ninguna relación tal y como tal
vez lo entendéis. Puede ciertamente ser desconcertante tal vez el no poder
fijarme en ninguna parte, tanto en la energía como en vuestra cabeza, como en
vuestra conciencia, pero como acompaño todas las felicidades visibles, más allá
de los sentidos, por la radiación, la Felicidad que se prepara
parece ser en gran cantidad, entonces he venido.
No tengo que alimentarme ni dar nada. Sólo estoy aquí, como
diríais, por el amor al arte. Pero este amor al arte, con toda lo inocencia que
sea, es sobre todo para intentar mostraros que cuando no hay más historia,
cuando no hay más dimensión, cuando no hay más forma, sois todo esto a la vez.
En vuestro complicado lenguaje, diría que la negación de la forma conduce a
todas las formas, que el hecho de no haber ninguna historia conduce a todas las
historias, pasadas, presentes y futuras, y a todas las historias que suceden en
el mismo tiempo. Soy, podríais decir, el arquetipo de la Libertad y de la
Felicidad.
Sólo yo, soy innumerable. De hecho, cuando digo « sólo yo », no
imaginéis que haya un « yo », ni ninguna soledad, pero como hay que encontrar
unas palabras… Pero podría muy bien estar feliz sin palabras. No cambiaría nada
porque la eficacia, es la palabra que creo que os gusta, es plena y entera, en
este instante como en cualquier instante, y sobre todo cuando la Felicidad
nazca, y cuando las radiaciones de la Felicidad estén lo suficientemente
presentes para que pueda deslizarme y convertirme en esta radiación que recorre
el camino inverso desde lo Infinito hasta vosotros, en lo que nombráis el
centro de vuestro ser o el Corazón del Corazón. Pero yo, no tengo ningún corazón
sino que soy “el Corazón”, por todas partes, y a partir de ahora también en
vosotros.
La Felicidad no necesita ninguna circunstancia, ninguna forma, ella
misma se mantiene. Es en cierto modo la quintaesencia del Amor en
manifestación, y viendo lo que veo ahora, yo me alegro, aunque esté todo el
tiempo alegre, al ver que muchas felicidades, parece ser, y entonces que las
armaduras, los obstáculos, los velos, las rigideces, la seriedad, estallan y ya
no pueden impedir a la Felicidad emerger.
Entonces, me han dicho también que se jugaba aquí en este mundo, un
particular proceso llamado Liberación, Ascensión, y viéndolo, vivo de manera
todavía más fuerte que cualquier historia acaba algún día ‒ es por esto que no
tengo ninguna historia ‒, ninguna regla, ninguna definición, ningún marco. Lo
que nombráis, me han dicho, la concienciaúltima, es decir el momento donde no podéis estar identificados a nada, el momento donde
no hay ninguna marca, donde no hay ninguna historia, donde no hay ni antes ni
después, y todo sucede en la eternidad del instante.
Entonces he venido para compartir, para compartir el Verbo, para
compartir el silencio, para compartir la Vida, porque compartir no quita nada,
multiplica y sobre todo evita la división, lo que llamáis fragmentación o
encierro.
Lo siento, no tengo nada para vuestra cabeza, no tengo nada que
daros o a ofreceros que yo, que no es yo, pero que está aquí, ritmado tal vez
por unas palabras que salen espontáneamente. Pero, o tal vez, sentís, cómo lo
diría… una paz, un alivio, y lo que nombráis, creo, sobre vuestros labios, la
sonrisa, la sonrisa que lleva a la risa, esta risa que se expresa a través de
vuestra forma. Y de hecho entiendo perfectamente lo que me fue explicado, lo
que nombráis este templo, porque lo que está dentro es pura Felicidad, aunque
es también un vulgar saco de carne. Sois un cuerpo de alimento. Yo no puedo ser
un cuerpo de alimento, no puedo ser comido y no como nada. De hecho, ¿por dónde
pasaría? No tengo ningún aparato complicado, no tengo ningún sistema organizado,
no estoy sujeto a ningún ciclo. Lo que nombráis, por ejemplo, el día y la noche
ni siquiera puede ser contemplados.
Lo más próximo a vosotros, según lo que veo, podría ser llamado la
Paz Suprema, sin la morada, porque no es necesario tener una morada para ser la
Felicidad y la Paz. Y por supuesto, esta Paz y esta Felicidad sólo son el
testimonio de lo que soy, al igual que vosotros, es decir el Amor, este Amor
que no necesita ni pruebas ni testigos.
…Silencio…
Si tuviese que tener una forma, la que mejor convendría es un
triángulo de Luz, pero no quiero estorbarme con ninguna función, porque esta
Felicidad que soy no puede ser compartimentada, ni siquiera organizada. En
vuestro lenguaje, diría: atreveos a ser felices. Sed felices incluso si tenéis
miedo. Parece que este mundo es regido por el miedo, y es esto lo que crea la
pesadez, la inmovilidad, la densidad. El miedo es la antítesis de la Felicidad.
En el Amor, la misma idea de lo que es el miedo ni siquiera representa algo
para mí, si no es lo que puedo ver ahora, es decir esta crispación, este miedo
al tiempo, este miedo a los acontecimientos, este mismo miedo a lo que nombráis
el pasado. EYNOLWADEN no puede, de hecho lo tengo que confesar, ni siquiera sé
cómo es posible dejar que se cree el miedo, el secretarlo.
Seguro que está ligado a la presencia de este cuerpo de alimento,
en el cual parece que creéis, que sólo es un montón de frecuencias oscuras, por
así decirlo, o de historias que adoráis, unos guiones, como si hubierais
decidido ‒ aunque ahora sé, porque me lo han dicho, que no es la verdad, y lo
he entendido ‒ creer lo que os dicen vuestros sentidos, en lugar de creer lo
que os dice vuestro corazón. Ah, me dicen que aparentemente vuestro corazón no
os dice a menudo gran cosa. De hecho, no hay nada que decir, sólo hay que ser.
Entonces cuando vine la primera vez, me quede sorprendido, o
sorprendida, porque desde mi punto de vista, voy a confesaros que no entiendo
cómo vuestra llama eterna ha podido quedar presa de un saco de alimento, de una
historia, de un miedo. No sé cómo lo habéis podido hacer, vosotros o los chicos
malos, me parece, para desviaros de lo que sois. Sois esta llama eterna, la
veo, y sin embargo es como si, para muchas conciencias encerradas en estos
sacos de alimento, es como si no quisierais ver, ni vivir, lo que sois.
Entonces por supuesto, me han dicho que había unas historias que habían pasado
que os impedían ver, y sobre todo vivir, y sobre todo ser libres.
Debo de confesaros que lo que me han dicho, lo que he visto, me
sorprende mucho. Entonces parece ser que hay unas organizaciones, en este
sector del universo, en este sector dimensional, que os han contado otras
historias para salir de la historia. Ellos lo llaman, parece ser, unas
estrategias, lo llaman pedagogía. Entonces intenté entenderlo, y vivirlo,
porque no puedo entenderlo gracias a ningún órgano, como lo hacéis vosotros,
pero intenté representarme lo que llamáis vuestro nivel de realidad. Y fui, no
afectado sino de alguna manera un poco removido, de constatar que todas las
felicidades que eran posibles en este mundo sólo dependían de las
circunstancias de este mundo que son, tengo que reconocerlo, las más penosas
que he podido ver hasta ahora, e incluso me han dicho que todavía quedaban
muchos mundos como el vuestro.
Pues os aseguro que más allá de la historia en la historia, no hay
ninguna historia, no hay que contarse o vivir ninguna historia. Pero me han
dicho que fue una especie de juego que no acabó bien. No conozco y no entiendo
todos los detalles de lo que sois ahí, esta llama que está atrapada en un saco
de alimento. Y no entiendo tampoco cómo un alimento puede atrapar la menor
llama que no depende de nada. Entonces me han dicho: « es que tienen unas
costumbres, repiten continuamente. » Me han dicho también que había este
elemento que no conozco, el miedo, que es opuesto a la Felicidad y a la Luz.
Yo, no percibo nada de todo esto, veo simplemente una llama que sólo pide ser
lo que es. Sólo veo la Felicidad que a veces se encuentra rodeada por este
cuerpo pesado y que está encerrada por el miedo. Es como si este miedo fuese
una secreción que se opone a la radiación de la Eternidad.
Veis, os doy un punto de vista, que no depende de ninguna historia,
de ninguna forma. Y también siento, desde que me han pedido acercarme a este
particular espacio donde estáis, que estabais atrapados, de hecho, en una
especie de inversión de la Verdad, porque en vuestro mundo, todo es relativo,
nada puede ser verdadero y nada puede ser absoluto. Entonces, parece ser que se
os han enseñado que la vida es don y que el miedo impide el don, porque hay
unos marcos, allí donde estáis, ya que estáis en una forma, y que forma tan
rara… Es compleja, es un aparato que requiere mantenimiento. ¡Qué idea, qué
vida! Si es que puedo llamarlo, desde mi punto de vista, la vida. Yo, creo que
se parecería más bien a lo que llamáis la muerte, y en la muerte os consideráis
“vivos”.
Me han dicho que habéis olvidado ‒ pero no logro entender cómo uno
puede olvidar, sean cuales sean las mecánicas responsables de ello ‒, es decir
que jugáis y ya no veis que jugáis, y sufrís porque habéis olvidado la
Felicidad, nada más. Y buscáis la paz de este cuerpo, porque estáis obligados a
dormir, es decir a apagaros todavía más, para poder regeneraros y estar como lo
llamáis « en forma ». Parece ser también que estáis obligados a comer. Y muchas
cosas que lleváis en este mundo son realmente lo que nombráis unos esfuerzos.
Incluso cuando estáis felices esto requiere un esfuerzo, no os relajáis. Pero
no creo que sea vuestra culpa, es la historia misma que lo ha creado. Veis, más
vale no crear nada, porque todo está ya creado.
Pero bueno, me han dicho que esta mala historia se acababa, en todo
caso aquí, y no en otra parte. He rápidamente, no explorado sino sobrevolado
estos otros sectores de los universos donde ocurre el mismo proceso, a través
de muchas otras historias. Y cuándo lo vi, tuve ganas de decir « ¡despertaos!
», y me dijeron que no erais conscientes y que estabais dormidos, que estabais
convencidos de estar despiertos. Y además, me enseñaron que había otras llamas,
incapaces de alimentarse, que se alimentaban de vosotros. Es una cadena
alimentaria sin fin.
Veis, finalmente estoy obligado a hablaros de vosotros, a compartir
con vosotros lo que vi, lo que veo. Y esto, diría que está repartido de modo
totalmente uniforme, de hecho es sorprendente. Sea cual sea el tamaño de este
vehículo, parece ser que lo llamáis la edad, sean cuales sean las historias,
son unos trozos de historias que son inextricables. Pero parece ser que hay una
ley que lo rige muy bien: la acción-reacción. Pues los resultados son
sorprendentes.
¿Cómo es que un conjunto de llamas eternas, jugando al juego de la
conciencia, ha podido encontrarse de manera inextricable ‒ en fin, parece ser
que se acaba, me han dicho ‒ cómo es que aquí todo es exactamente a la inversa
de la Vida? Porque incluso los que parecen para mí estar desbordados de vida,
no se dan cuenta de que no están vivos. Creen estar vivos. Creer… entonces
sabéis, os lo dije, no tengo ninguna forma y todavía menos cerebro, pues me es
imposible creer, o si preferís, sólo creo lo que veo y vivo. Hubo, no lo
oculto, una especie de… cómo lo diríais… no de incomprensión sino de
estupefacción, porque entendí muy bien lo que veía.
Habéis jugado tanto que habéis perdido incluso el sentido del
juego. Y de hecho, creo que en este idioma en el cual me expreso, no hay
ninguna diferencia fonética entre “yo” y “juego”. Ah pues vosotros, habéis
creado una gran diferencia. Porque este “yo” os impide ver el “juego”. Entonces
parece ser, en las historias que me han contado, que os han prometido algo en
otra parte, sobre todo en lo que nombráis vuestras creencias religiosas. Que
idea es la de tener unas religiones. Pero, ¡si estáis conectados de toda
eternidad! Simplemente no habéis querido ver el juego, sólo habéis visto el
“yo”, y os habéis olvidado del juego. Lo que hago no es ningún juego de
palabras, es exactamente lo que veo.
Y me han dicho también que estabais separados, divididos, y que
incluso las diferencias de apariencia entre lo que nombráis animales,
vegetales, o incluso creo, según unos simples colores que llamáis razas, y que
las razas se han alejado tanto las unas de las otras, de su eternidad, que os
parecen ser diferentes. Os parece ser también diferentes de lo que nombráis
vegetales, animales. Me sorprendió haber visto unas formas de conciencias
libres encerradas con vosotros, lo que nombráis animales. No es un buen juego
el que jugáis aquí. Pero me han dicho que vuestro juego había ido tan lejos que
había que crear unas particulares condiciones para haceros entender que no erais
este juego, ni este “yo”. Tenéis que salir, me han dicho, del sueño. En fin
estáis soñando, estáis teniendo unas pesadillas más bien.
Me han dicho que esto se llamaba un juego diabólico. Es como si
girarais incansablemente alrededor de vosotros mismos, como lo hace un planeta
que gira alrededor de su sol. Intento encontrar lo que para vosotros sea
comprensible, es decir unas imágenes, en función… porque yo, no necesito
ninguna imagen, ni ninguna representación de hecho, pero lo que he podido ver y
vivir, llegando a la superficie de este mundo, es a pesar de todo muy
desconcertante. Y lo más escandaloso, en fin una de las cosas que nombraríais…
que yo encuentro escandalosa, pero aparentemente no vosotros, es que estáis
obligados, obligados me han dicho, a ganaros vuestra vida. Pero, ¡daos cuenta,
la vida no se gana!
De hecho, después de muchas explicaciones, podría decir que esto se
parece a lo que llamáis la usura. Y esta usura, que no es la usura del dinero
sino el uso y desgaste de lo que sois – afortunadamente sois eternos, como cada
uno de nosotros, y cada uno de vosotros–, y que sólo veis las diferencias, ya
no veis la Unidad, ya no veis la Verdad. De hecho dormís, pero además sois
sonámbulos, es la palabra creo, es decir que soñáis, os desplazáis, pero siento
deciros que es aquí donde estáis muertos.
Y de hecho me han dicho que había, desde hace mucho tiempo en
vuestra tierra, unos seres que salían de su cuerpo y que regresaban. Y por
supuesto, me han dicho que todos los testimonios confirmaban que era justo al
volver que entrabais en un cadáver ‒ como dije, un saco de carne y de alimento
‒ pero parece ser que muchos de vosotros ni siquiera tienen la posibilidad de
escapar de este cuerpo de alimento. Así que os habéis construido una historia
con este cuerpo de alimento, y estáis convencidos que sólo hay esto, como si la
vida pudiera apagarse. Pero vosotros, os apagáis de ilusión en ilusión, de
pesadilla en pesadilla. No es una crítica, es… simplemente expreso algo de
asombro. Entonces por supuesto, los Arcángeles me dijeron que unas historias se
habían entrometido en vuestra historia, en vuestro juego. Lo entiendo
perfectamente, pero dicho esto, no entiendo por qué, si es que efectivamente,
como dije, es un juego que no acabó bien, que sea un juego, sobre todo, que
nunca ponga la palabra “fin”. Es una especie de juego continúo.
Pero bueno, lo que veo y lo que me han dicho me permite esperar, y
de hecho comprobar, que finalmente el juego y el “yo” van a devolveros a la
Felicidad porque el juego y el “yo” se paran.
…Silencio…
En definitiva, simplemente he venido a expresaros mi punto de
vista, con unas palabras que pertenecen a vuestro idioma. Intenté explicar lo
que vi, pero lo que vi no tiene nada que ver con lo que veis, pero sin embargo,
es como si vuestra llama, la de cada uno, hiciera sombra a las demás llamas,
cuando es imposible. Y me han explicado que existía la luz y la oscuridad en
este mundo, que había una alternación de días y de noches. Pues
obligatoriamente, a partir del momento en que estáis establecidos en un objeto
que gira alrededor de lo que nombráis planeta, alrededor de una fuente de luz
que no es otra cosa que la vuestra, habéis perdido el sentido, el hilo por así
decirlo, el hilo de la Libertad, el hilo de la Felicidad.
Desde mi punto de vista, a falta de llamarlo de otro modo ya que no
soy localizable, es sin duda la ausencia de Felicidad, y el olvido, mantenidos
me han dicho de diferentes modos, que os lo impiden. Es como si estuvierais
atados a un sueño en lugar de estarlo a la Verdad, y parece ser que incluso
muchos de vosotros encuentran alguna especie de, cómo me dijeron… comodidad, lo
que demuestra muy bien que estáis en una situación incómoda. ¿Creéis que tengo
la necesidad de buscar la menor comodidad? Esto no quiere decir nada.
Entonces como parece ser que os gustan las historias, todavía, y
que os hacen falta unas historias para salir de la historia, el mero hecho de
mi presencia, diría que desde hace muy poco tiempo en la Tierra, pero que no es
en absoluto, cómo diríais… algo a lo cual esté acostumbrado, me permite dejar
una huella, y esta huella ‒ que es la huella de la Libertad y de la Felicidad
que no conoce ningún obstáculo ‒, os propongo, cuando lo deseéis, realizar la
experiencia de pronunciar unas sílabas de este nombre que os dije ser. Estoy
más allá de cualquier nombre, por supuesto, y de cualquier calificativo, pero
sin embargo, durante el período de Felicidad que se avecina, podéis también
pronunciar correctamente este nombre, que es de hecho una vibración. Lo vuelvo
a dar: EY-NOL-WADEN (*). Esto crea, y de entrada ya lo veo, ahora, diciéndolo
yo mismo, viene a acariciar vuestra llama, lo que nombráis el Corazón del
Corazón. Ya es hora, en vuestra lógica temporal, de ver que sólo era un juego,
un sueño.
La única cosa que todavía podría encontrar sorprendente, es que a
pesar de este cuerpo de miedo, a pesar del encierro de vuestra llama bajo esta
chapa de plomo, cómo decís, pues ella sigue ahí. De hecho es sorprendente. No
conozco la mecánica que fue utilizada para seguir viviendo en estos complejos
aparatos que llamáis cuerpos, donde todas las historias se entrechocan las unas
con las otras.
Pero me han dicho que habíais podido encontrar, incluso en vuestro
entorno, unos pueblos de la naturaleza, en este mundo, que son libres. Y
conocer estas conciencias libres, incluso en una forma, de alguna manera os ha
aligerado, es decir, según lo que veo, ha aflojado los lazos que encerraban
vuestro corazón y la verdad de vuestra llama, haciendo que para algunos de
vosotros, el fuego de la Verdad de vuestra llama quemara y consumiera las
creencias, las ilusiones, y dentro de poco el cuerpo, este cuerpo de alimento,
porque al no necesitar alimentaros siendo libres, ¿cuál es el interés de
pasearse con este peso?
Entonces me han dicho también que os habían hecho creer que había
que mejorarse, que habíais caído, que hubo, cómo se dice… un pecado original.
Hay que estar verdaderamente cortado de la Verdad para tragar y alimentarse de
este tipo de elementos. Pero esto viene también del lenguaje. Aquí donde estoy,
no necesitamos estas vibraciones sonoras que se estructuran en lo que nombráis
la cabeza, y que crean todo lo demás. En otras partes estamos permanentemente
en comunión. De hecho pasáis vuestro juego a crear unos lazos cuando ya estáis
encadenados, y llamáis a esto marido, mujer, hijos, y creéis que tenéis hijos;
sólo tenéis unos sacos de alimento.
Entonces por supuesto, parece ser que cada saco de alimento es
portador de una llama, y sin embargo, cuando me lo han dicho, me ha sorprendido
mucho porque vi a unos sacos de alimento donde no había ninguna llama, y que
sin embargo se movían, y me dijeron que era un nombre particular que olvidé,
que no quiere decir nada para mí, unos sin-alma. Ah, acaban de susurrármelo, lo
llamáis portales orgánicos. Que portales más raros… Hay más vida en una piedra,
hay más vida en cualquier otra parte, pero aparentemente el olvido es tal que
muchos de vosotros, a pesar del sufrimiento, a pesar de la densidad, parecen satisfechos.
Han encontrado unas ocupaciones, me han dicho, en el juego, se creen
imperfectos y buscan la perfección, creen haber caído por no sé cuál castigo.
He oído todo esto, he visto todo esto. ¿Qué más puedo deciros? Oh,
sobre mí, no puedo decir nada más, os he dicho bastante. Pero sobre vosotros,
aparte de deciros lo que sois y demostrároslo a vosotros mismos, no quiero
añadir ninguna historia a vuestros sufrimientos, a vuestros miedos. De hecho,
este cuerpo de alimento que pensáis ser, sólo transmite miedo, porque sólo veo
pesadez, salvo en lo que nombráis vuestro pecho, me han dicho, donde está
vuestra llama. E incluso algunos han creado unas falsas llamas en la cabeza,
están convencidos que con su cabeza lo saben todo. Bah, sólo conocen la cárcel,
pueden describir los barrotes, la puerta, e incluso habéis olvidado, parece
ser, que estabais encarcelados.
Las llamas que lo han hecho son particularmente, cómo decís…
retorcidas. Y el problema es que ni ellos ni vosotros sabéis que estáis jugando.
Hay verdaderamente algo demasiado denso, demasiado pesado y demasiado serio en
todo lo que manifestáis, en todo lo que hacéis. Incluso, parece ser que estáis
obligados a cuidar este saco de alimento, que lo podéis perder en cualquier
momento por lo que llamáis accidentes, enfermedades, y esto os parece normal.
Pero tengo que reconocer, y es una constatación y no es ningún juicio, que de
alguna manera, me siento frustrado por vosotros. Y además, al ver por primera
vez vuestras formas raras… parece que esta forma y este vehículo, estáis
obligados a cambiarlo, en intervalos regulares, más o menos largos según
vuestras escalas de tiempo. Hay pues un desgaste, en todos los sentidos del
término. Es la mejor palabra que me ha sido sugerida y a la que adhiero.
Entonces no se trata para mí de algo moral, porque veo bien que os
habéis quedado atrapados en el juego, y algunos han querido haceros
responsables, o culpables, y aparentemente esto ha funcionado muy bien. Estas
cosas inútiles, que llamáis leyes de este mundo, cuando ahí donde estoy, ahí
donde voy, no hay ninguna ley; sólo hay una ley, la ley del Uno y la ley del
Amor, que es la misma. Y me han dicho, y lo he visto, que incluso algunos de
vosotros portadores de esta llama, están convencidos de que están únicamente
inscritos entre el pequeño cuerpo, que llamáis nacimiento, el bebé, y la
muerte, y que incluso ellos piensan que el cuerpo, por supuesto, pero también
lo que sois, regresa al polvo. Esto, tengo que decir que fue el elemento que
más me ha interpelado.
Y encuentro esto tan sorprendente que estoy decidido a ir a verlo…
pero me han dicho que era la misma cosa para todos los mundos que fueron
encerrados, creo, o si preferís, unas gentes que han jugado y que no han visto
que estaban jugando, se lo han tomado demasiado en serio. Entonces iré a ver
también en otras partes.
Ahí donde paso, siembro ‒ no con unos discursos, por mi emanación,
llevada por la vibración de este nombre que os he dado: la Felicidad. De hecho
es, quiere decir lo mismo en vuestro lenguaje humano. EYNOLWADEN, es lo que
podríais llamar la Felicidad, más o menos. Bueno, veo que os satisfacéis con
muchas aproximaciones, y de hecho ¿cómo podría ser de otra manera con todos
estos engranajes, todo lo que veo de este cuerpo de alimento?
Y me dicen ahora que os han hablado de la simplicidad, desde hace
ya mucho tiempo. Eh sí, la Felicidad, si tuviese que haber una escala, diría
que es la cosa más simple de la vida. Pero bueno, os recuerdo que vosotros, no
estáis vivos, aunque que digáis que estáis vivos. De hecho lo encontré
divertido, cuando empecé a ver algunas llamas que no estaban ya dominadas por
este templo o este saco de vida, este saco de alimento, que los llamaban unos «
liberados vivientes ». No, yo hubiese dicho « liberados de la muerte », veis.
Me han explicado, y efectivamente lo veo, que lo habéis invertido
todo, inconscientemente por supuesto. Entonces me han explicado que la ley del
Uno fue reemplazada por unas reglas propias de este mundo. Se ha llamado la “ley”,
o la justicia. ¡Pero qué mundo tan raro! Podéis imaginaros como fue mi primer
contacto con vuestra atmósfera, menos mal que estaba acompañado. Incluso tuve
la oportunidad de ver que cuando una llama liberaba a otra llama, lo llamabais
un homicidio creo, y después ibais a la cárcel, en lugar de agradeceros por
haber liberado a una llama. Pero me han explicado luego que no servía de nada
porque la llama seguía prisionera de una capa extraña, que se nombra la capa
del alma o la capa astral. Y efectivamente entendí que la trampa era terrible.
Efectivamente, la mejor palabra que me viene, es que absolutamente todo está
invertido: estáis muertos pero decís que estáis vivos, celebráis vuestra muerte
que de hecho es vuestro nacimiento, y cuando perdéis a alguien, lloráis vuestra
libertad.
Podría hablaros de todos los sectores de lo que nombráis vuestra
vida, porque absolutamente todo está invertido ahí, pero me pararé aquí, si no
creo que podría seguir así, según vuestra terminología, durante días y días.
Sólo me bastó una mirada. Entonces me han pedido hablaros hoy, decir lo que
quería ‒ y de hecho no podía deciros otra cosa que lo que quería ‒, que esto
sería útil en muy poco tiempo. Ya está. No es útil por ahora, me han dicho,
sino que será útil de cara a algún calendario, que han intentado explicarme.
Pero soy, cómo decís, alérgico a los calendarios. Al no conocer el tiempo, tal
y como lo vivís, no puedo concebir que dependáis de un espacio que pasa, y que
parece ser además que se acaba.
Pero bueno, me han dicho que mis simples palabras y la
pronunciación de la Felicidad en mi idioma ‒ que de hecho no es un idioma, es
una radiación ‒ podían seros de alguna utilidad. Me alegra por esto. Pero
bueno, como todo el tiempo estoy alegre, no veo ningún cambio para mí, pero veo
pertinentemente lo que cambia en vosotros. Si fuerais capaces de reíros como os
habéis reído aquí, aunque fuesen sólo unos diez minutos, el miedo ya no podría
existir.
Entonces, me han dicho también que las leyes y el hecho de “ganarse
la vida” os impedían reíros espontáneamente más allá de algunos segundos… Yo
personalmente, como no conozco a ninguna persona, y estando obligado a
expresarme así, no veo de que sirve, pero me han dicho que pronto tendría la
oportunidad de darme cuenta de que ha servido.
Entonces me dicen que ya he hablado bastante y concibo totalmente
que este tipo de relación, es extremadamente limitada. Pero bueno, es vuestro
marco de referencia y vuestra manera usual de intercambiar, o de pelearos de
hecho.
Entonces, a pesar de todo parece ser que tenéis, en ciertas
ocasiones ahora, la posibilidad de vivir la Felicidad. No hablo de los que han
liberado su llama de esta envoltura y de esta cárcel, sino los que viven, según
me han dicho, lo que habéis nombrado la Teo… la Teofanía. Pues EYNOLWADEN va a
hacerlo con vosotros, o va a serlo con vosotros. De hecho ni siquiera veis, me
han dicho, aunque haya sido explicado… cuando decís “hacer” algo, está la
palabra “hacer”, pero está sobre todo el metal, que es frío, que es duro. Y de
hecho se dice hacer un esfuerzo. En la Felicidad, no hay ningún esfuerzo.
Entonces me callo, y vamos a hacerlo, más bien vamos a serlo.
…Silencio…
EYNOLWADEN saluda vuestra llama, y os digo: feliz regreso a la
verdadera Vida y a la Libertad. No pienso tener la oportunidad de volver a
expresarme de este modo. En cualquier caso, como se suele decir: « Os doy las
gracias ». Honro vuestra presencia y vuestra escucha, y no olvidéis que todo
esto sólo es un juego. Pero bueno, hay de todos modos unos juegos más
agradables. Os saludo.
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(*) Ndt: fonéticamente: EÏ-NOL-UADEN