MAESTRO RAM
Soy el Maestro Ram. Bien amados hermanas y hermanos,
trasmito hasta vuestro corazón, la Paz, la Alegría y el Amor.
…Silencio…
Permitidme expresar mi gratitud por vuestra acogida y
vuestra presencia.
Mi Presencia con vosotros, es una continuación de lo
que han explicado las Hermanas Estrellas y mis hermanos Melchizedech. Me
expresaré con menos palabras que mis hermanos y hermanas que ya han
intervenido.
Hace muchos años, expliqué la respuesta del Silencio y
también especifiqué muchos elementos relacionados con el Silencio. Hoy, el
Silencio en este mundo es esencial. El Silencio en este mundo no es solo el de
las palabras, sino colocarse en lo más profundo del Corazón, allí donde no se
necesitan palabras, ni imágenes, ni cualquier idea. La ubicación en el Corazón
del Corazón, es hoy realizable por un número creciente de vosotros, que ya no
sigue la misma progresión que la de hace tanto tiempo.
El Silencio es la mejor preparación para la acogida
del Verbo, del Espíritu y del Fuego Ígneo. Es un silencio global, del que
hablo; es un silencio de la conciencia ordinaria. Y es, en este silencio de la
conciencia ordinaria, donde hay más posibilidades de dejar nacer y emerger la
conciencia de vuestro cuerpo de Eternidad que está en todos vosotros. Y, como
se os ha explicado, es a través del reencuentro y la alquimia de lo efímero y
lo eterno, como se produce vuestra resurrección antes incluso de la estasis.
El Silencio del que hablo, que es global, es de hecho
el silencio de la conciencia ordinaria, es decir, se borra en sus modos de
funcionamiento habitual, para dejar el lugar a lo Desconocido para quienes no
lo vivís. El silencio es el que permite la Acogida, para no proyectar vuestra
conciencia ordinaria en cualquier actividad de este mundo. Aquí no hablo de
renunciar a nada de vuestra vida, de momento, sino simplemente de una
disposición interior que es la más propicia para vivir la Verdad.
Hoy, no es mi propósito, hacer un largo discurso, sino
instalarnos juntos en este Silencio. Y lo más importante hoy, como siempre, de
forma más visible y extensible, es la noción de “Acogida” que solo
puede hacerse en silencio y sin ninguna petición.
El Silencio es, de algún modo, la antecámara de la
Resurrección. Cuanto más silencio se hace en vosotros, tanto de las palabras y
de las visiones como de la atención llevada a cualquier elemento de este mundo,
más os ponéis en adecuación y en disponibilidad en relación con lo que
realmente sois. Es el momento en el que nada de la conciencia ordinaria puede
ser proyectado y donde todo se realiza en la profundidad de vuestro Corazón.
Tampoco hay ninguna circunstancia especial o condición previa.
Se os ha mencionado, desde hace unos años, la utilidad
de la naturaleza y de los pueblos que la habitan. El Silencio hoy, que vamos a
ejercer juntos, permite a la vez, la emergencia de la Conciencia de Eternidad,
pero también para algunos de vosotros, la percepción directa de vuestro Corazón
de Eternidad.
El Silencio no es solamente el silencio de las
palabras; es una postura de la persona que Acoge lo que emana precisamente
cuando la persona ya no está activa en ningún aspecto. Aquí, tampoco hay
técnica ni yoga, simplemente hay un posicionamiento de vuestro ser efímero y
Eterno que permite ponerlos en confrontación y disolución, el uno en beneficio
del otro. Porque ocurre en el Silencio de las palabras, de las miradas, de las
relaciones, en el momento que lo deseéis y en el instante en que la Luz os lo
pide, ya sea por mandatos poderosos o por los lo que ha sido descrito por mis
hermanos Melchizedech.
Conviene entonces, situaros en todos los planos. No se
trata de sueño ni de desaparición, de lo que hablo, sino simplemente de trucos
que os comunico a todos, pero de una manera más adecuada para los que no vivís
ninguna manifestación vinculada a la Luz y a la Verdad.
El cuerpo en reposo, los ojos cerrados, en silencio,
sin ruidos, sin ninguna otra petición que la de estar ahí, sin anhelar nada,
sin esperar, sin voluntad alguna, se producirá lo que es esencial para
vosotros, es decir, percibir, sentir lo que es la Eternidad, aquí mismo, a
pesar de la presencia de vuestro cuerpo, a pesar de la presencia de vuestra conciencia
efímera y a pesar de la ausencia de la vibración y de la percepción.
El silencio también de las señales del cuerpo, que
requiere en ese momento, una posición ventajosa que tal vez no sea la que tiene
en este instante, que es extenderos en la oscuridad, sin ruidos, sin preguntas,
simplemente estar ahí con los ojos cerrados, en una disposición de espíritu y
de conciencia particular, donde no hay ni objetivo, ni búsqueda, ni petición;
solo una forma de neutralidad, de reposo, en todos los sentidos del término.
Os recuerdo, además, que el Fuego Ígneo va a volverse
cada vez más sensible, incluso para los que no lo vivís al nivel de sus efectos
y eso desde el momento en que se pone el sol, sea cual sea la fase de la luna y
sea cual sea el lugar donde vivís.
Este Silencio será mucho más fácil de lograr.
Ciertamente, sucede en los momentos que queráis, después de la puesta de sol,
ofreciéndoos, después de vuestras ocupaciones cotidianas, de noche, la
posibilidad de encontrar un instante, un momento más o menos largo para
tenderos, sin pedir nada, sin ruido, en la oscuridad, respirando lo más
tranquilo posible, y si tenéis pensamientos o necesidad de moveros, llevad
vuestra conciencia sobre la respiración, sin nada más.
Y así, en un tiempo variable pero corto, del orden de
unos pocos minutos, se producirá una serie de mecanismos propicios, sin ninguna
participación de vuestra persona si no se pone en reposo, sin ninguna energía
para aquellos que no lo viven, ni lo sienten. Se producirá una serie de hechos
y eventos, aunque no los percibáis y se volverán perceptibles al final del
descanso y este silencio, con bastante facilidad sin poder engañaros.
En efecto, este silencio y este reposo consciente, sin
petición y sin objeto, os facilitará la progresión del Fuego Ígneo, como lo han
descrito mis hermanos Melchizedech. No estoy aquí para completar algún elemento
que se haya dado, sino para permanecer donde estáis a partir de ahora, aunque
no estéis tendidos en este Silencio. De la misma forma, en reposo, sin petición
y sin objetivo, simplemente estar ahí, nada más. Ya sea situarse en esta
posición o estar presentes, ya sea escuchar o vivirlo, no hay diferencia.
En la actitud en la que estáis ahora, es cómo podemos
acogernos mutuamente.
…Silencio…
Esto es lo que se produce en este Silencio.
…Silencio…
Y así, durante el tiempo de mi intervención, pasamos
del silencio a las palabras. Las palabras servirán, simplemente, para daros
algunos elementos relativos a este silencio y este reposo. Ellos ritmarán el
silencio.
…Silencio…
Los momentos más propicios para vivir eso,
corresponden a los horarios, estéis donde estéis, de la puesta de sol, desde el
atardecer hasta medianoche.
…Silencio…
No hay ningún consejo sobre la duración. Eso puede ser
desde unos minutos hasta varias horas. Porque en el Silencio, os daréis cuenta
que el tiempo no cuenta de la misma manera.
…Silencio…
También es deseable, que ese momento de silencio y
reposo, se haga en una habitación que esté lo suficientemente caliente y en la
que estéis con más calor que frío.
…Silencio…
En este Silencio, ni siquiera necesitaréis pensar en
vuestro Corazón para no inducir movimientos, ni la conciencia, ni el Fuego
Ígneo, para que no se frene o detenga por cualquier elemento de vuestra persona
o de vuestro funcionamiento fisiológico.
…Silencio…
Debe garantizarse simplemente que, si apareciesen
manifestaciones como pensamientos o visiones, no le deis importancia, es decir,
no movilicéis vuestra conciencia sobre lo que se desarrolla solo. Este descanso
es también un reposo de todo tipo de intención.
…Silencio…
En este reposo y silencio, la conciencia efímera, se
desvanece y surge de sí misma bajo el impulso del Fuego Ígneo, para colocarse
en el Corazón del Corazón, repito, sin haberlo pensado al principio, es decir,
sin intención.
…Silencio…
Veréis fácilmente que, a diferencia de los despiertos,
de los liberados, no hay ni desaparición ni adormecimiento. En ese momento, ese
silencio y reposo, conducirán a un Silencio de Plenitud. Lo que llamo “Silencio de plenitud”, corresponde, si queréis, a una intensidad y a una cualidad especial del
silencio.
…Silencio…
Aunque existan en ese momento percepciones
inhabituales de vuestro cuerpo, no os preocupéis más por eso.
…Silencio…
Entonces, lo que se propondrá vivir, por la intensidad
de este Silencio, podrá calificarse como “sin vibración” simplemente,
de algo que es denso y completo, no en vuestro cuerpo sino en vuestra
conciencia. Esto no está acompañado de ninguna imagen o visión, excepto algunas
veces, de la pantalla azul o blanca. Si el blanco aparece en vez del azul,
indicará la inminencia de la percepción Vibral y la inminencia de la percepción
de vuestro cuerpo de Eternidad.
…Silencio…
Entonces, este silencio y este reposo, serán la
respuesta más allá de toda percepción. El estado de vuestra conciencia y de
vuestro estado de ánimo, cambiarán con toda facilidad.
…Silencio…
Lo que sucederá entonces en vosotros, incluso sin
ninguna visión o vibración, será la instalación del Cubo Metatrónico en la
parte superior de vuestra cabeza.
…Silencio…
Y así, por la presencia del Fuego Ígneo, incluso no
percibido, encontraréis la plenitud de este Silencio y no el miedo a la nada.
…Silencio…
Entonces, viviréis realmente, que cuando no hay nadie,
no queda más que la Paz y la Evidencia, más allá de toda percepción y
vibración. De esta manera, podréis lograr la acogida de vuestra Eternidad, sin
haber vivido ninguna de las etapas previas.
…Silencio…
También veréis fácilmente, que en vuestro lugar de
vida, en el país donde os encontréis, si hubiera algún evento colectivo,
cualquiera que sea, conservaréis, más allá de todas las expectativas, ese
estado de Paz. Este silencio y este reposo del que hablo, es para vosotros la
forma de preparar vuestra Eternidad y situaros en las condiciones más
favorables para la acogida de las Trompetas, la acogida de Nibiru y la acogida
de María y, sobre todo, vuestra Verdad. También allí, podéis ver y decir, que
no hay nada más simple, más rápido, ni más obvio.
…Silencio…
La Paz y la Alegría que se derivarán de ello,
cualquiera que sea su intensidad, facilitarán muchas cosas en el transcurso de
estos tiempos.
…Silencio…
Hacedlo si queréis, repito, sin ideas preconcebidas y
sin objetivos. Lo que importa, es vuestra presencia, la acogida y el Silencio.
Nada más.
…Silencio…
Ahora, estéis presentes aquí o en otra parte, es el
momento de haceros vivir directamente en la conciencia, los efectos de este
Silencio.
…Silencio…
Rindo Gracia por vuestra participación.
…Silencio…
Soy el Maestro Ram y establezco para saludaros, una
Teofanía con cada uno.
…Silencio…
Soy el Maestro Ram y os digo, hasta siempre en el
Amor.
…Silencio…
Adiós
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