BIDI Parte 1 Encuentros
febrero 2018
…Silencio…
Y Bidi está en vosotros.
…Silencio…
Así que, lo Desconocido
llama a vuestra puerta, no hay distancia ni separación entre Bidi y cada uno de
vosotros.
…Silencio…
Así es la Conciencia
Desnuda que se revela en vosotros y en cada uno de vosotros, de innumerables
modos, lo que os lleva a considerar lo que sois de Verdad y no ya, como creéis
ser, limitados a una forma, por ciclos de sueño y vigilia, por ciclos de
reencarnación que solo conciernen a la persona.
Hoy, descubriréis que
estáis en la misma fuente de esta Conciencia, que siempre habéis estado allí,
como testigo, como observador, como “yo
soy Uno”.
…Silencio…
Al ser levantados los
velos, por la dinámica de las Estrellas, tanto en vuestro cielo como en
vosotros, la Verdad se descubre como belleza y esplendor mucho antes y con más
evidencia que todo lo que podáis llamar “amor” conocido en este mundo, porque este Amor no es
posible conocerlo, no se corresponde con ninguna lógica ni ninguna realidad de
este mundo que es ilusorio.
Sois el corazón y la
fuente del Amor, ahí está la Conciencia antes de la primera manifestación. Ella
lleva, en germen y en verdad, al mismo tiempo, la totalidad de los posibles, la
totalidad de las formas y la totalidad de los mundos.
…Silencio…
Pero vosotros sois
anteriores al juego de la Conciencia, sea la que sea y en el mundo que sea. Es
inefable. Independientemente de su intensidad en cada uno de vosotros, no se
puede abordar ni describir por ningún concepto.
Solo la poesía puede
exaltar el alma hacia el Espíritu para que se despliegue. Ningún concepto,
ninguna creencia, ningún conocimiento interior y anterior, os puede ser de
utilidad alguna en el proceso en curso. La persona no puede hacer nada, no
puede decidir nada, no puede más que resistir por inconsciencia o por voluntad,
a la evidencia del Amor. Pero mientras os mantengáis en el punto de comparación
dentro de lo conocido, lo Desconocido no puede ser revelado totalmente, en el
momento presente. Aunque se fragmente, no hay mejor prueba que vuestro
testimonio de la vivencia de esta Luz y de esta Verdad, de este Amor inefable
que no está acompañado de ninguna historia, de ninguna forma y que siempre ha
estado ahí, nunca se ha movido y, no obstante, ha estado ocultado por los
juegos de la persona y los juegos de este mundo.
Pero, como sabéis, los
juegos de este mundo, han sido falsificados. No hay necesidad de volver sobre
ello porque sois anteriores a esta falsificación, anteriores a la primera
Emanación desde el Absoluto; sois el Absoluto, el que no conoce ni la historia,
ni la persona, ni el mundo, ni la dimensión, ahí donde todo es perfecto, donde
todo es perfección y, sin embargo, el ego lo llama el “vacío”, el ego lo llama la “nada” y no es más que la primera Verdad que se vive hoy y
que la traducción, al nivel del testigo, es el Silencio. Hagáis lo que hagáis,
digáis lo que digáis, el Silencio permanece. No es una metáfora, sino la
realidad concreta de lo que se vive más allá del punto de vista del observador
o del testigo.
Después de haber
refutado, y habiendo afirmado que no sois nada de lo pasajero, de lo que nace y
muere, hoy no hay ya nada que refutar porque incluso lo efímero, se ve y se
vive dentro de la Eternidad, sea cual sea el grado de concienciación que hayáis
actualizado.
…Silencio…
El espacio que vivís y el
tiempo que vivís, recientemente, es la ilustración de esta fusión donde la
Eternidad retoma su lugar que, de hecho, nunca ha dejado si no es a través de
la mirada del ego privado del verdadero conocimiento, que es incognoscible
dentro de este mundo.
Lo que hacéis y lo que
vivís, cualquiera que sea su intensidad, es la sola y única Verdad. Esta sola y
única Verdad, hoy más que nunca, no puede ser el fruto de una búsqueda, de una
reflexión o de una experiencia. Se trata de una iluminación que, cuando se
vive, os hace reconocer, no a través de una forma, de un juego social, de
vuestros afectos o relaciones en este mundo, sino más allá del mundo, ahí donde
todo es Verdad, ahí donde no puede existir ninguna contradicción ni
comparación, ahí donde veis únicamente la perfección real de lo que podía
pareceros imperfecto según el punto de vista de la persona. Este cambio radical
de punto de vista, es el que os hace vivir real y concretamente, la Evidencia,
la esencia de lo que siempre ha estado ahí.
…Silencio…
Los resultados sobre
vuestra vida, obviamente, son profundamente diferentes para cada uno de
vosotros, pero con una constante que es experimentar, sentir esta Paz, esta
Alegría, esta Verdad, esta Evidencia, como la única que nunca pasa.
No se trata únicamente de
una experiencia de conexión a la Eternidad, sino de la instalación en la
Eternidad, aquí mismo, dentro de lo que es falso, de lo que ha nacido y va a
morir un día. Sabéis que nada de lo que sois, muere, solo desaparece la
proyección al no estar alimentada ya por la Luz.
Pero no olvidéis que no
sois ni el personaje, ni la sombra, ni siquiera la Luz exterior a vosotros. En
esta Verdad, además, no puede haber diferencia entre el interior y el exterior.
Incluso esta noción de “dentro y fuera” no tiene ningún sentido, solo refleja la visión
incompleta del ego que está siempre condicionado por el pasado, por el miedo al
futuro, por la historia, por la necesidad de representación, la necesidad de
una posición dentro de un grupo, sea el que sea.
Todo eso ya no es verdad,
desde el momento en que la conciencia de la Eternidad, esta Conciencia Desnuda,
más allá de toda visión, más allá de toda percepción, como más allá de toda
experiencia, descubrís cada vez con mayor facilidad que vosotros estáis allí y
que siempre habéis estado allí. Solo la mirada enmascarada por lo que llamáis y
que hemos llamado con vosotros, el “cuerpo
de carne”, el “saco de carne”,
el mental el complejo “mental-ego-cuerpo”, que se cree inmortal, lleva a la persona a adherirse
a sistemas filosóficos, a sistemas religiosos, a historias, sean las que sean.
Vosotros sois anteriores
a toda historia, no tenéis principio ni fin. Es eso lo que se actualiza ahora
en cada uno de vosotros, lo hayáis visto o no lo hayáis visto todavía. Porque
lo que es desconocido, como sabéis, le da miedo a la persona, precisamente
porque lo Desconocido no es ni conocible ni puede conceptualizarse ni sentirse.
En ese sentido, lo denominamos “Evidencia” y lo llamé en mi época, “Parabrahman” -lo que es anterior a la Luz y de donde procede la Luz-. No olvidéis que no es un concepto sino la Verdad. Y
cuando esta Verdad se vive de nuevo, como he dicho, lo demás desaparece, aunque
el cuerpo permanezca, aunque vuestro compromiso familiar, social y grupal, sea
obligatorio, no interfiere nada con esta Verdad, llevándoos simplemente a
aligerar la adhesión a la historia personal, a vuestras creencias, a los
conceptos, a las ideas. Porque en esta verdad, en este conocimiento revelado,
no ignoráis que todo es ilusión porque lo veis realmente y lo vivís.
El Espíritu de la Verdad,
lo que habéis llamado el “Paráclito” y también el “Impersonal” canta en vosotros con más y más frecuencia. El
recuerdo de vuestra Eternidad y su presencia cada vez más constante, esta
Alegría, esta serenidad o esta Paz, según su intensidad, son los marcadores
indelebles de lo que habéis encontrado y que no necesita buscarse. Simplemente
y como sabéis, vosotros volvéis de fuera a dentro. Y veréis que “fuera” también está dentro y
que “dentro” también está fuera. Ya no hay separación, no hay dos,
solo hay Uno, no a través de la proclamación o recitación de un decreto, de un
pensamiento o de una idea, sino de una íntima convicción que se vive realmente.
Además, es lo único que realmente no nace ni muere nunca.
…Silencio…
En este reconocimiento
con vosotros mismos, que llamáis “Resurrección”, conocéis la primacía del Silencio, la primacía de la
Libertad, la libertad de la autonomía donde os convertís en vuestro propio
maestro, donde la Vida os convierte en gurú. Vivís la independencia, no podéis
equivocaros sobre lo que es falso y sobre lo que es verdadero porque no hay
nada que comparar, porque eso es incomparable y no puede ser pesado con la
misma unidad de medida: uno, es definido, es mortal; otro, es indefinido, es
inmortal porque nunca ha nacido.
…Silencio…
Es lo que se deriva, por
supuesto, de vuestro reconocimiento, de vuestro reencuentro en vuestra
integridad, en vuestra plenitud, así como en vuestra vacuidad.
…Silencio…
Por tanto, vuestra vida
se vive ella misma. Estáis presentes, pero ya no estáis involucrados. Vosotros
estáis presentes, pero sabéis que no hay nada que guardar, ni dentro ni fuera,
porque todo ya está allí. No tratéis de aplicar eso como concepto, sino vivid
en la quintaesencia de la Verdad. Y recordad que, para eso, debéis deshaceros,
en este momento, de todo punto de apoyo en el pasado, de toda creencia no tanto
de vuestro mental que pueda obstaculizar, sino de los hábitos de la rutina
efímera que todavía presentan una cierta opacidad a la Verdad indeleble que se
ha encontrado.
…Silencio…
Dentro de esta Conciencia
Desnuda, más allá de la evidencia de la Paz y de la Alegría, hay a la vez un
sentimiento real de lucidez, de respeto, de evidencia de la “no dualidad”,
ya sea vuestras posturas espontáneas, vuestras relaciones con vosotros mismos o
con todo lo que parece externo, tiene la misma calidad, la misma intensidad y
la misma rectitud. No es posible entonces, y cada vez menos, desempeñar un rol,
mantener un estado o cualquier mentira.
La Verdad está desnuda,
así como la Conciencia está desnuda, sin atributos, sin forma. Solo la Alegría
de la Verdad, la Evidencia, se extiende por todas partes, dentro y fuera, ya
que no hay diferencia.
…Silencio…
Comprobáis y comprobaréis
fácilmente si se os ofrece la oportunidad de más tiempo, que cada día que pasa,
veis reforzarse esta Evidencia, esta Paz o esta Alegría. La Evidencia, la
Alegría o la Paz, toman entonces, todo el espacio y todo el tiempo, para
resolver en el mismo punto central, en el Corazón del Corazón, en esta
Conciencia Desnuda que es, os recuerdo, ante todo, felicidad, completitud que
no requiere ser demostrada o proyectada en algo exterior, porque el proceso es
natural, espontáneo y libre. Y en ningún caso, eso puede depender de vuestra
persona, de una lesión, de un sufrimiento o de cualquier investigación.
Es, sobre todo, la
quietud, el silencio, la acogida incondicional de la Verdad, la que os hace
encontrar, con más y más ligereza y Alegría, este Amor incondicionado donde
vosotros solo podéis reconocer y poner fin a la impostura de la persona, a su
karma, a su evolución. Siempre ha sido todo perfecto y permanece en la
Eternidad, independientemente del futuro de esta forma, de este mundo, de
vuestra historia y de toda historia.
Vosotros sois anteriores
a toda historia; sois, diría incluso, el soporte de todas las historias. Y eso,
no representa ningún peso, porque el Amor es liviandad, porque el Amor
verdadero no puede ser sobrecargado con ninguna idea, con ningún peso, con ninguna
forma y os permite reconoceros verdaderamente en toda forma, porque nada está
excluido de vosotros, incluso dentro de esta ilusión, desde el grano de arena a
los meteoritos que caen, hasta el niño que nace o el viejo que muere. No hay
ninguna diferencia porque todo está coloreado por la verdad y la luminosidad
del Amor.
Sin el Amor, ninguna
conciencia puede existir. Y más allá de la persona, existe la misma calidad
conciencia en el grano de arena, en el niño y en el anciano, en el amado y en
el enemigo. No podéis encontrar diferencia porque veis realmente que no existe
ninguna, excepto en las proyecciones de la persona, del ego y de la historia.
Al daros cuenta de esto,
de manera brusca o poco a poco, veréis que no hay diferencia, que la finalidad
es el retorno a la Verdad. El objetivo es el fin de la creencia en la persona o
en el mundo. Constataréis que todo proviene de vosotros, sin ninguna excepción;
estáis solos en el mundo y todos estáis solos. El único vínculo válido, es el
enlace a vuestra intimidad que revela todo el interior y sitúa entonces, toda
relación en la verdad del Amor, de la Conciencia Desnuda, y no según la
coloración de la historia, de las creencias, de las reivindicaciones o de los
afectos, sean los que sean.
Esta inmutabilidad, no es
una vana palabra, ni un concepto ni una idea, es la realidad inextinguible,
permanente de lo que sois, ahí donde no puede existir ya la codicia, la sed, la
necesidad de algo más que la Verdad. Esta Verdad Una que es suficiente por ella
misma y, como sabéis, todo es Uno. Eso no es una declamación, no es una
creencia que aplicar, sino un hecho concreto que vivir hoy sin restricción, sin
condición.
…Silencio…
A vosotros os atañe
verificarlo, vivirlo. Nadie puede llevaros al otro lado de la ilusión, allí
donde está la Verdad. Esto requiere, y se os ha dicho en términos más bien
religiosos, lo que se os anunciado como una Resurrección precedida de una
crucifixión. Este lenguaje vivo, se refiere por supuesto a la historia de
Occidente y a los occidentales. Pero más allá de toda historia, de todo
concepto, así como de toda religión y de toda filosofía, la Verdad que es
vivida en vuestro Corazón, no es una reflexión, no es el resultado de una
vibración, no es el resultado de una apertura de cualquier chakra o estructura
alguna, sino el reconocimiento de la Evidencia. Y recordad que no es la persona
la que puede ver la Evidencia, al contrario, ya que es ella la que actúa como
una pantalla.
Pero solo cuando la
persona no está ya allí, surge la Verdad. Y para eso, no hay nada mejor que el
momento presente y la instantaneidad de todos los tiempos. Debéis ser libres en
los momentos en que la Luz os llama. Cuando os sintáis, incluso con miedo, que
algo se produce, que no es del orden de lo sensible, que no es del orden de la
vibración y, sin embargo, muy real, eso os posiciona de forma muy natural allí
donde la Verdad es vista y vivida. Desde el momento en que no tenéis ya ideas
preconcebidas, ni objetivos, desde el momento en que os volvéis real y concretamente
inactivos, entonces, todo se revela.
Recordad que a partir de
ahora no hay ni mental ni karma, ni miedo que pueda bloquear eso, sino
simplemente, diría, vuestra postura. Si queda todavía la más mínima idea o el
más mínimo pensamiento de adhesión a una persona (la vuestra)
o a una historia (vuestra o externa), no podéis ser totalmente libres. Solo experimentáis
estados que se suceden, pero que no entrañan nunca el Silencio, la inmovilidad
o la felicidad, sino una satisfacción efímera que no se instala, que no se
reconoce como Evidencia, sino la consecuencia de un sufrimiento o una carencia.
En la Conciencia Desnuda,
no hay ni sufrimiento, ni carencia, ni forma, ni mundo, está el gozo del
Éxtasis o de la Íntasis donde nada puede definirse, ni siquiera expresar, si
disfrazar ni enmascarar.
El Silencio, este
Silencio tan especial que muchos de vosotros vivís, es el mejor marcador de lo
que habéis encontrado y que nunca ha desaparecido.
Este Silencio representa
la mejor capacidad de aceptación incondicional de lo que la Vida y la
Conciencia os hace vivir y os muestra.
…Silencio…
Así que, no queda tiempo
para diseccionar las diferentes conciencias, ni explicar los atributos; eso se
ha hecho durante muchos milenios; eso se ha hecho durante mi encarnación, así
como recientemente. Pero hoy ya no es el momento de calificar, de cuantificar,
no hay tiempo de medir, de creer o no creer, es el momento de reconocerse en la
Evidencia.
Y recordad que, si os
parece que hacéis un esfuerzo, os alejáis. A medida que -o de repente-,
la Evidencia va aflorando os daréis cuenta que no hay distancia, que no hay
separación que eso siempre ha estado ahí. Es la estricta Verdad; no hay otra.
Porque esta Evidencia no se basa en conceptos, no se basa en la persona, sino
únicamente en lo Desconocido que se reconoce. No se requieren palabras,
imágenes, análisis; no se requiere nada. Si creéis tener necesidad de algo,
entonces no estáis ahí.
No hay otro momento mejor
que el instante presente. Si estáis realmente en el momento presente, ningún
elemento que proceda de la historia, de los conceptos, de la energía o de la
vibración, puede interferir; la Verdad está entonces desnuda.
Recordad, aunque os
parezca arduo como persona, que hoy, nada hay más evidente ni más simple que
esto.
…Silencio…
Todo lo que pude decir en
mi encarnación como en estos últimos años, en el momento que sea, estaba
destinado a lo que se vive ahora, aunque algunos de vosotros habéis vivido a
través del testimonio y de la refutación, la liberación del sentimiento y de la
idea de ser una persona. Pero la historia estaba siempre allí. Y ahora no hay
ya historia. No hay nada más que contar. No hay nada más que creer. No hay nada
más que seguir porque todo es real, concreta y objetivamente, en esta bolsa de
carne, en este templo si preferís, dentro de vosotros.
Alejaos de las
agitaciones de este mundo, de las agitaciones de la persona. Muchos consejos os
han sido prodigados como el “Silencio”, la “naturaleza”, los “árboles”, ir a lugares: primero dentro de vosotros, pero
también en su representación exterior; lugares donde reine el silencio o reine
la naturaleza, donde el hombre no tiene cabida a través del personaje, a través
de las historias, a través de las memorias colectivas e individuales.
En la Evidencia, no hay
memoria alguna. Aunque todos los recuerdos estén presentes, ya no interfieren
con la Verdad. Entonces, sí; hay una forma de ligereza, una forma de elegancia
y las palabras entonces como las pronuncias, como las pronuncio hoy, ya no son
testimonio de vuestro personaje, aunque expreséis cosas personales sino el
testimonio de la Verdad. Sea cual sea vuestra cultura, vuestro vocabulario, eso
no cambia nada; es la misma Verdad que está más allá de todo lenguaje, de toda
cultura y, sobre todo, de toda proyección y de toda idea, libre de
pensamientos. La Conciencia no está fija ni aferrada tanto a este cuerpo como a
la historia de este mundo.
…Silencio…
La Conciencia es libre al
congelarse en la inmutabilidad, haciendo descubrir la totalidad de las
posibilidades, la totalidad de la Verdad anterior a todas las formas.
…Silencio…
No olvidéis tampoco que,
en ese sentido, mi discurso va a cambiar; sería bueno hacer uso de palabras más
simples, sin connotación vinculada a alguna espiritualidad. Cuando digo que
sería bueno, es además lo que vais a constatar por vosotros mismos, desde el
momento en que la Eternidad asume el control de la conducta de la Vida que es,
os recuerdo, no ya vivir vuestra vida sino dejar que la Vida os viva. Ahí hay
gracia, elegancia, belleza, no porque todo sea perfecto como en un cuadro, sino
perfecto en la inmovilidad de la Conciencia. Pase lo que pase, viváis lo que
viváis, eso no representa ninguna diferencia.
La historia de este
mundo, la historia de vuestra persona como todas las historias de este mundo,
se encuentran alejadas, de alguna manera, por la intensidad de vuestra Verdad.
Por tanto, hay efectivamente una fusión, pero desde el punto de vista del ego,
una forma de disyunción, de separación, a veces dolorosa y puede producir
temores de no llegar a poder vivirlo. Pero eso procede de los conceptos de la
persona que os impide ver verdaderamente la Verdad de lo que sois.
Además, no hay nada que
buscar, menos que antes, porque toda búsqueda, aunque sea relativa al Espíritu,
conducirá necesariamente al fuego del ego y no al fuego de la
transubstanciación que vivís. Las consecuencias, evidentemente, son muy
diferentes. En el caso del ego y de la persona, hay gesticulación, hay
necesidad de experiencia, hay necesidad de mirar al otro, hay necesidad de
reconocimiento del otro; mientras que, en la Eternidad, en la Conciencia
Desnuda, no puede aparecer nada de eso ni puede presentarse como un simple
concepto. Lo que significa que la Evidencia es tan poderosa, tan intensa que
nada más puede existir ni manifestarse.
Recordad que, si no lo
vivís todavía, debéis aceptar que lo que hace pantalla es vuestro personaje,
vuestra historia, vuestras creencias, vuestros deseos y proyecciones. Si hay
deseos, proyecciones o miedos, eso quiere decir que el sacrifico no está
realizado todavía. Queréis dirigiros a alguna parte. Queréis controlar. Esto no
es para criticar, sino simplemente para ver.
No olvidéis que nada de
lo que es Verdad, puede ser conocido por la persona; nada de lo que es Eterno,
puede ser experimentado en la conciencia efímera. Solo seguirá siendo creencias
y nunca será vivido. Pero todo eso, aunque no hayáis vivido vuestra
resurrección, se os presenta sobre la pantalla de vuestra conciencia por las
circunstancias de vuestra vida, por las circunstancias de vuestro cuerpo, por
las circunstancias de vuestros pensamientos; en resumen, todo lo que hace la
persona.
Os hemos dicho siempre,
que nadie más que vosotros mismos, puede encontrar la Verdad. Porque la Verdad
entendida como del exterior, no es la Verdad vivida. Solo cuando se vive la
Verdad en la intimidad, la persona no está en el centro de la escena. La
historia de hoy -tanto la vuestra como la
de este mundo-, no representa nada
frente a la evidencia de la Verdad, frente a la desnudez de la Conciencia y del
Amor que se imprime y se expresa, el Amor que no podéis confundir con nada más
y, sobre todo, con el amor humano, incluso el más perfecto.
…Silencio…
Porque este Amor,
incondicionado, desnudo, no puede acomodarse a ningún personaje de este mundo,
de ninguna forma. Las llamadas Estrellas y los llamados Ancianos, os lo han
contado, desde la tensión hacia al abandono de Hildegard hasta la rectitud de
un Hermano K o de un Sri Aurobindo, a través de ciertos yogas, todos esos
elementos han sido una historia que os permitió acercaros al final de la
historia.
Hoy, la Resurrección se
vive; eso es una certeza. Viváis lo que viváis -todo,
unos fragmentos o nada en absoluto-,
no modifica nada la realidad del cambio colectivo que está sucediendo, algo que
no es propiamente un cambio sino una ruptura total de los esquemas de
funcionamiento de este mundo.
Por eso, siempre os he
dicho que eso no podía ser conocido por la persona porque es precisamente la
persona la que hace pantalla y lo enmascara. En ese sentido, en cierto momento
de vuestra Resurrección solo podéis constatar la estafa de las religiones, la
estafa de la espiritualidad donde lo único verdadero es la Conciencia. No hay
nada más que la conciencia que tiene su origen en la a-conciencia. Esto no son palabras, no son conceptos, no
son objetivos que alcanzar, sino la Verdad del momento presente.
Los resultados, por
supuesto, lo percibimos antes que el sentimiento de plenitud en el que nada
falta, no dentro de la persona, sino dentro de la Conciencia. Y, como he dicho,
no puede haber distinción entre una conciencia y otra, porque todo es Uno y, en
definitiva, no hay más que una Conciencia, una sola y única, fragmentada en
millones de posibilidades, en millones de mundos y en millones de experiencias.
Pero vosotros sois
anteriores a la primera emanación de la Conciencia. La diferencia entre el que
vive totalmente la Resurrección y el que no la ha vivido todavía -o al menos, en parte-,
es la certeza de la Evidencia y de la vivencia del Amor que está en las
intenciones, en los gestos, en las miradas, las posturas o los escritos, sino
en la Verdad de vuestra Presencia que no requiere ninguna palabra, ningún
concepto, ningún adorno, ninguna vestimenta especial. No necesitáis velas,
inciensos, rituales o protocolos, solo tenéis que prestar atención a la
Evidencia. No necesitáis ninguna herramienta, ninguna idea y, sobre todo,
ninguna demora. Porque si pensáis que necesitáis un retraso eso demuestra que
no estáis en el momento presente.
Por supuesto, en el
proceso de la Resurrección, muchos de vosotros descubrís con estupefacción, el
mundo real, el del Amor, donde la densidad no tiene nada
que ver con este cuerpo de carne, por las Presencias que os rodean, por
vuestros sentimientos, por vuestras visiones; pero todo eso no son más que
manifestaciones de la Evidencia. No os detengáis en eso, fijaos más bien en
esta Evidencia. Eso no significa que hay que rechazar a la persona, ni incluso
lo que tiene que vivir esta conciencia libre, sino verlo como es: cosas
pasajeras; vosotros no pasáis.
…Silencio…
Sois la explicación. Sois
la comprensión. Sois la única Verdad. No hay nada más. Todo lo demás son unas películas,
unos ornamentos, unas distracciones. No hay ni paraíso ni infierno, sólo hay
vosotros.
Es esta mirada la que
renace. Esta es vuestra resurrección. Dejar de estar engañado por el cuerpo,
por la persona, por los objetivos, por unos miedos, con el fin de dar rienda
suelta a la espontaneidad de la Vida, y entonces a la espontaneidad del Amor,
que sois.
Sean cuales sean los
síntomas o las vibraciones de vuestros cuerpos - sobre
lo que habéis nombrado durante años las Puertas, las Estrellas, los chacras -, hoy ya no necesitáis estar interesados por esto,
porque está ahí naturalmente. Aunque haya unos nombres precisos, lo importante
no es el nombre ni siquiera la anatomía, sino la función. Y estas funciones son
la prueba directa de vuestra eternidad.
No tenéis nada que
dilucidar, aunque muchos de vosotros reciben espontáneamente unas vibraciones,
unas visiones, unos contactos. No olvidéis que esto sólo está destinado a
haceros encontrar la Verdad y no a acumular unas experiencias, aunque sean provechosas,
para acercaros en cierto modo a la Verdad. Pero ninguna experiencia os dará la
Verdad. Sólo el Silencio, la inmovilidad, el sacrificio, permiten la
Resurrección.
No imaginéis que haya un
trofeo que ganar, no imaginéis una recompensa en relación a una moral, a una
espiritualidad o a una religión, sino que ved simplemente la Verdad desnuda de
lo que sois, que no necesita estorbarse con nada perteneciente a este mundo. A
la vez que os volvéis tanto responsables de vuestra vida como de este mundo.
Este sentido de la responsabilidad no es una decisión moral, sino un
posicionamiento de la Conciencia Desnuda, que se hace independientemente de
vuestra voluntad, donde no podéis ni condenar, ni juzgar, ni dar la menor
opinión sobre el Espíritu. Y de hecho observáis, que la atracción que podíais
tener antes por los chismorreos, por las discusiones, por las historias que se
cuentan sean cuales sean, desaparece en favor del Silencio.
Por supuesto que en este
proceso, cada uno tiene un posicionamiento diferente. Existen, efectivamente,
tantos mundos como individuos, tantos mundos como conciencias, y tantas
conciencias como mundos. Lo importante, no son los juegos de la Conciencia,
sino, lo repito, la fuente de la Conciencia, lo que sois, la fuente del Amor,
lo que sois. Desde este reconocimiento, todo se hace naturalmente, sin
esfuerzo, sin voluntad, sin necesidad de tomar ninguna dirección, sino
simplemente, como se os ha dicho y repetido, acoger, sin ningún juicio de
valor, todo lo que se presenta sobre la pantalla de vuestra Conciencia Una, que
sea referente al efímero, como referente a vuestra eternidad. No perdáis tiempo
con los detalles, no perdáis tiempo con los síntomas, no perdáis tiempo con las
manifestaciones que podríais calificar de místicas, sino que enfocaos más bien
en el emplazamiento de vuestra conciencia. Id más allá de toda manifestación,
como de toda percepción, para sentir la Felicidad, la Evidencia y la Verdad.
Mientras seguís creyendo
que esta Felicidad, esta Evidencia y esta Verdad dependen de vuestras
actividades, de vuestras posibilidades de alineación o de unos momentos
privilegiados, todavía no estáis ahí del todo. Pero casi estáis. Sólo están las
costumbres de la persona, las ideas y los últimos miedos, que pueden hacer obstáculo.
No tenéis que ocuparos de eso, tampoco tenéis que comprenderlos, sino
simplemente dejar que el juego de la Luz se haga, y así vuestra eternidad y
vuestra resurrección nacen, por así decirlo, de ellos mismos.
De hecho tendréis la
oportunidad de constatar durante este proceso de Resurrección, sea cual sea el
estado, sea cual sea el nivel que vivís, que a partir del momento en que
vuestra voluntad personal se aplica a esto, el Corazón se cierra. Y es
doloroso. Mientras que a partir del momento en que vuestra visión se enfoque
esencialmente en esta percepción y en esta vivencia de la Eternidad y de la
Conciencia Desnuda, pues la Felicidad es cada vez más presente, cada vez más
intensa. Esto no os impide, por supuesto, de tener todas las preocupaciones de
la vida ordinaria en este mundo. Pero estas preocupaciones ya no pueden
atormentar, por así decirlo, vuestra conciencia: permanece realmente y
concretamente inmutable, en la Eternidad.
La Vida se despliega
entonces, sean cuales sean los acontecimientos, las relaciones, las ideas, los
pensamientos, es visto como algo que pasa, y realmente concientizado como
perteneciente al efímero, es cierto que es indispensable mientras este cuerpo
siga allí, pero que no necesita otra cosa, y sobre todo no necesita vuestra
conciencia. Podríais decir que el cuerpo, como vuestra vida, sigue su curso, de
alguna manera, en punto muerto. Pero en este sacrificio particular a la Luz y a
la Verdad, lo que funciona en punto muerto, lo que ocurre espontáneamente, sea
cual sea la naturaleza de lo ocurrido, presenta la misma ligereza y la misma
evidencia de la Eternidad.
Ya no queréis más y ya no
podéis más entrar en la dualidad, ver siempre los pros y los contras, el bien y
el mal, porque sólo vivís la inefable verdad de la Eternidad, donde no hay
ningún sitio, incluso en el seno de este mundo, para la noción de un salvador,
de un Dios, o de quien sea. Y vuestra responsabilidad es entonces total. Ya no
podéis mentiros más, ya no podéis travestir, ya no podéis esquivar. Estáis
enteros, llenos, y al mismo tiempo en la vacuidad.
He aquí el preámbulo de
lo que tenía que decir. Es muy evidente que en cuanto a mí, podría hablar sin
parar, pero lo importante hoy, y en los próximos días, es intercambiar, no
preguntarse, no aportar unas respuestas, sino que diría más bien intercambiar
sobre lo vivido con el fin de que cada uno pueda encontrar, diría yo, las
últimas marcas del posicionamiento de la Conciencia que se hace por sí solo. Es
con esto que dais testimonio de la Luz, no a través de vuestras visiones, sean
cuales sean, no por vuestras revelaciones, sean cuales sean, sino únicamente
reencontrándoos. No hace falta nada más. No se necesita estrictamente ninguna
herramienta, y sobre todo ningún equipaje intelectual o espiritual. Dejad, como
decía Cristo, que los muertos entierren a los muertos. No retened lo que se
aleja de vosotros. No tengáis ni temor ni amargura, sino que volveos hacia esta
Felicidad que no depende de las circunstancias de vuestra vida, de vuestros
sentimientos, de vuestras ideas.
Entonces lo que vamos a
hacer juntos, es dar testimonio de la Luz, dar testimonio de la Conciencia
Verdadera, aunque por supuesto, mientras la persona siga allí, existirán
siempre unas imperfecciones, del cuerpo, de las relaciones; es inherente a este
mundo pero son magnificadas y atravesadas por la Conciencia Desnuda, sin ningún
esfuerzo. Es un relajamiento. Y es esto lo importante, no tanto los circuitos
de la Luz, no tanto las experiencias, sino el resultado de esta resurrección,
observable por vosotros mismos, de vosotros mismos, con una lucidez nueva, una
lucidez que puede corresponder también a unos aspectos más tangibles, incluso
en el seno de este mundo, por ejemplo la estructura de vuestro Cuerpo de
Eternidad. Pero diría que incluso esto, en definitiva, no tiene que preocuparos
ni interesaros, porque lo repito, es un proceso natural que no pide ni ningún
esfuerzo ni, propiamente dicho, ninguna conciencia.
Dar testimonio de la Luz,
no es dar testimonio de vuestra vivencia, no es dar testimonio de sí mismo, no
es dar testimonio de algún modelo espiritual, religioso o filosófico que sea,
es simplemente ser verdadero, y esta Verdad no es una noción moral, todavía
menos un esfuerzo, todavía menos una comunicación, es el estado real. En este
estado real, emergiendo en el seno de la ilusión, en este proceso de la
resurrección, no hay sitio para otra cosa que la Verdad, y esta Verdad no
depende de ninguna historia, de ningún guión, de ningún pasado ni de ningún
futuro; depende únicamente de la calidad de vuestra Presencia como de vuestras
Ausencias. ¿Qué hace la calidad de
vuestra Ausencia y de vuestra Presencia?
La vacuidad, ahí donde no hay nada más, ni imágenes, ni visiones, ni sentidos,
ni nada que venga a interferir con la Conciencia Pura. Y ahí sois libres,
vuestra Conciencia es libre.
Pues viviendo esto, no
puede existir ni espera, ni impaciencia, ni proyección. Sólo hay que vivir su
vida, porque la Vida os vive, ocuparse de lo que tenéis que ocuparos, según lo
planeado en este mundo. El mejor servicio que podéis dar, en cierto modo, a
vuestra Eternidad, a vuestra resurrección, es justamente de no ocuparos de
ello, de no preguntar, de no explicar. Quedaos con las preguntas y
las explicaciones para lo que tengáis que vivir en el efímero. La Eternidad no
os necesita, es lo que sois. Sólo tenéis que reconoceros y no proyectaros en
unos reconocimientos ligados a la historia, a vuestra vida, a unas
proyecciones.
Hoy, diría que nada es
tan simple para vivir que lo que fue expresado durante todos estos años, como
punto de vista. No confundáis el punto de vista intelectual con el punto de
vista de la Conciencia. Cambiar de punto de vista hoy, no requiere ningún
esfuerzo, no requiere ninguna búsqueda, no requiere adherir a nada, ni creer o
seguir, sino simplemente, lo repito, reconoceros. Y no podéis reconoceros en
nada conocido, ni en vuestra historia, ni en vuestra persona, ni en vuestras
creencias, ni en vuestras ideas. Este reconocimiento se hace con lo
Desconocido, y no es una búsqueda: es justamente cuando es el fin de la
búsqueda, el fin de cualquier petición, y la acogida irremediable de la Verdad.
Todo lo demás sólo son unas coartadas, unos pretextos, unos divertimientos.
El único consejo que
puedo daros en este período, es de mantener firmemente el punto de vista de
vuestra eternidad, porque si miráis vuestra eternidad, sean cuales sean los
aspectos, un simple hecho de serenidad, como de Evidencia, de Felicidad, no
hace ninguna diferencia. No pidáis nada a esta Paz, a esta serenidad, a esta
Felicidad, a este Éxtasis. Contentaos con ver. Es el punto de vista de la
Eternidad, y esto basta para hacer crecer, por así decirlo, la rapidez de
vuestra resurrección.
Más que nunca la
Conciencia hoy, es apta a posicionarse diferentemente, forma parte de vuestras
elecciones, forma parte de lo que llamáis la libertad o el libre albedrio, pero
la resurrección es colectiva, no podéis escapar de ella.
Es en este a solas, en
esta fusión, definitiva e irremediable, del efímero y de la Eternidad, que la
Vida os da a vivir vuestro posicionamiento, el de vuestra Conciencia. ¿Hay necesidad del yo? ¿Hay necesidad de la materia? ¿Hay necesidad de Paz? Pero estas necesidades no pueden ser definidas por
vuestra persona. Sólo podéis acoger lo que os es desconocido, y ver entonces
que pasa, sabiendo que si vuestro punto de vista cambia y se dirige cada vez
más hacia la Eternidad, conocida o desconocida por ahora, de manera evidente,
esto desembocará en la resurrección.
Por mis primeras palabras,
ahora espero oíros no preguntar, y sobre todo no concerniendo a la persona,
sino que espero sobre todo vuestros testimonios y vuestras preguntas acerca de
la Conciencia. Tengo por supuesto más cosas que deciros, pero si queréis por
ahora, vamos a quedarnos en la parte que os he pedido.
…Silencio…
Si no tenéis nada que
decir, pues sigo hablando, pero no dudéis en tomar la palabra, estáis invitados
a ello, cordialmente y espontáneamente.
Cuando estaba encarnado,
a menudo les decía a los que llegaban con la cabeza llena de conceptos, que la
diferencia, en aquella época, entre ellos y yo, es que yo tenía la certeza de
que era el Todo, que era Dios, que era el diablo, que era todo lo que queráis,
pero ciertamente no esta persona.
Sabéis muy bien que la
mayoría de los procesos espirituales, que sea en Oriente, en Occidente, por
todas partes en este planeta, siempre parten de la constatación de que hay algo
que cumplir, que falta algo. Es una mentira. Nunca faltó nada. Todo fue siempre
Uno, en una Conciencia. Es el encierro y el olvido, simplemente el olvido que
en cierto modo os ha condicionado en el nacimiento y en la muerte, y a creeros
inmortales, a través de nociones de alma o de reencarnación que sólo atañen, lo
repito, a la persona. Atreveos a ser lo que sois, más allá de toda persona y de
todo personaje, sin referencias y sin demora. Es la única Verdad. Ahí está la
Conciencia Desnuda, ahí está la Paz, no está en ninguna otra parte, si no, es
una Paz que no dura, que también sólo pasa, y que finalmente sólo deja unos
remordimientos.
En la Verdad, no puede
haber ni remordimientos, ni carencias, ni búsquedas. La Conciencia Desnuda es,
lo repito, Evidencia. Pero no es ni una evidencia mental, ni una evidencia de
la razón, es la Evidencia misma de la Conciencia, del Espíritu. Pero dejad
también a cada uno de vosotros libre de vivirlo o no. No podéis llevaros a
nadie, sólo a vosotros mismos. Entonces ocupaos de vosotros mismos, más allá de
toda persona, con el fin de que lo Desconocido pueda ser reconocido.
Esta es la acogida. Es la
aceptación, de alguna manera, de que la persona es ilusoria y sobre todo la
vivencia de esta ilusión, pero primero hay que intelectualmente, mentalmente,
detener la creencia en una mejora, en una progresión, en una lógica de este
mundo, que sea religiosa, espiritual, filosófica, no cambia nada el asunto.
Estamos aquí en los mecanismos y en los engranajes íntimos de la Conciencia. No
estamos en la razón y en la lógica de este mundo, y todavía menos en las leyes
de este mundo.
…Silencio…
Dejo unos espacios de
silencio para ver si algunos de vosotros se despiertan. Lo repito, no dudéis en
tomar la palabra.
Lo dije, ya no hay
ninguna distancia entre cada uno de vosotros y Bidi, como entre cada uno de vosotros.
Volveré otro día sobre
los atributos de la Conciencia Desnuda y en particular del Cuerpo de Eternidad,
porque no servía de nada evocarlo antes, mientras no era vivido por un número
cada vez más grande de hermanos y hermanas encarnados. Lo sabéis, hoy, las
cosas han cambiado profundamente. No se trata de un conocimiento libresco, sino
de una vivencia que es propia a vosotros y que me es propia de toda Eternidad,
ahí donde no hay ninguna diferencia ligada a la historia, ligada a una
dimensión o a una forma.
Pregunta: la Conciencia, ¿es la Luz? ¿Es estar en la Luz?
No es estar en la Luz, es
ser la Luz. Porque en cuanto pronuncias esta frase « estar en la Luz »,
consideras que el ser no es la Luz, y sin embargo el ser es la Luz, así que el
ser no puede estar en la Luz ya que él es la Luz. ¿La pregunta cuál era?
…era de saber si la Conciencia es la Luz.
La Conciencia es Luz, lo
dije, es anterior a la primera Luz, a la primera Emanación. Es la A-conciencia que está en la fuente de la Conciencia. La
Conciencia es pura Luz y puro Amor, y sólo hay una.
Podemos encontrar una
analogía aunque no sea del todo exacta. Tenéis la impresión de ser un cuerpo, o
de vivir en un cuerpo, que está constituido de miles de millones de células. Os
parece formar un todo, pero ¿acaso una célula del
hígado puede funcionar sin saber lo que pasa en una célula de la vena del pie? Sí, por supuesto. Cada célula es superponible a la
Conciencia, salvo que a nivel de la conciencia, contrariamente al cuerpo, cada
conciencia, cada fragmento de conciencia es consciente de todos los demás
fragmentos. Es como si una célula del hígado fuese consciente de todas las
células del cuerpo y de todas las demás partes del cuerpo, lo que bien
evidentemente no es el caso, pero la analogía es ésa: creéis, o vivís en este
cuerpo que es un conjunto heterogéneo, y que sin embargo forma un todo
homogéneo.
Ocurre lo mismo con la
Conciencia. No puedes representarte la Presencia. No puedes representarte lo
que eres. No hay ningún concepto, no hay ningún color, no hay ninguna forma. Es
esta Conciencia Desnuda que es la superposición, la fusión y la resolución de
la conciencia de vigilia, de la conciencia Turiyá, de la conciencia del sueño,
del inconsciente y de la supra-conciencia.
La Conciencia es pureza.
Es Luz y anterior a la Luz. Es anterior a la forma, pero necesita una forma
para experimentar. Todas las experimentaciones ocurren en el mismo tiempo, en
el mismo espacio, en las mismas dimensiones y en definitiva no existen, y al mismo
tiempo, existen. Esto es contradictorio para un cerebro dual, pero esto es la
Evidencia para la conciencia que vive sin cerebro, lo que fue llamado la
conciencia cardíaca si preferís, el Corazón del Corazón.
Todas las experiencias de
conciencia que tal vez habéis podido tener desde hace mucho tiempo, y que
fueron estructuradas más recientemente por los Ancianos, las Estrellas y los
Arcángeles, y otros pueblos intergalácticos, sólo fueron el alimento que os
preparaba para el mejor posicionamiento para este encuentro, esta fusión, y
esta resolución entre lo efímero y la Eternidad.
Cuando hablo de
Conciencia Una y Desnuda, es exactamente lo que está pasando, porque hacéis
cada vez menos la diferencia entre las diferentes facetas de la Conciencia. Pues
realmente es Una en vosotros, como a vuestro alrededor, como por todas partes.
Así que la Conciencia no
es una forma. La Conciencia no es un color, a diferencia del alma, a diferencia
del cuerpo físico o del Cuerpo de Eternidad, que inscriben la Conciencia en una
forma, en una experiencia, en un juego.
Hasta ahora, durante
todos estos numerosos años - desde las primeras
bajadas del Espíritu-santo, de la devoción, de
la Shakti, hace más de treinta años – unas capas sucesivas, como unas pieles de
cebolla, han salido, pero el análisis de las pieles de la cebolla o de las
capas de la cebolla, no os permite conocer la cebolla en su forma exterior y
real. Ocurre lo mismo con la Conciencia. Podéis explorar una faceta, podéis
haber explorado todas las facetas, todos los mundos como todas las dimensiones,
esto no cambia nada, porque el que ha permanecido en el Absoluto, en la A-conciencia, vive exactamente la misma cosa. Es en este
sentido que cada parcela de conciencia, cada mundo, cada dimensión, cada conciencia
de cualquier forma, naturaleza y dimensión que sea, es la misma conciencia.
Acordaos que en ningún
momento vuestro cerebro puede concebirlo, imaginarlo o pensarlo. Esto deriva
directamente de la vivencia. No podéis sentar este principio, y esperar
vivirlo.
…Silencio…
En definitiva, todo sólo
es un juego de la Conciencia. Cada parcela, o cada fragmento de esta Conciencia
Una, juega su juego y participa al juego global, en la Libertad total, donde
cualquier acción es libremente llevada porque está conectada a la Eternidad.
En ese momento no puede
haber ni dualidad ni acción-reacción. Hay, lo repito,
la evidencia de la Vida, la evidencia de la Felicidad, y entonces la vivencia
real de vuestra resurrección, de manera individual, antes de que se vuelva, en
el mismo tiempo, colectiva.
Se trató de un proceso
gradual, completamente finalizado hoy, destinado a haceros vivir esta Verdad,
que pone fin a todas las verdades efímeras. Pasáis pues, como dijo el arcángel
Anaël hace muchos años, de la verdad relativa a la Verdad Absoluta.
Pregunta: ¿El alma, es la misma cosa
que la Conciencia?
El alma es un aspecto
parcelario de la Conciencia. El alma es ante todo un intermediario entre este
mundo y la Verdad. Más allá de los mundos llamados carbonados, el alma no
existe. Es el Espíritu que es inmortal. En el encierro de este mundo, se afirmó
la inmortalidad del alma, es una trampa para haceros olvidar el Espíritu, el
Paracleto, Cristo, llamadlo como queráis.
El alma no tiene nada que
ver con la Conciencia Desnuda: es una conciencia polarizada, coloreada, que
permite expresar en la encarnación carbonada, unas coloraciones particulares - y sobre todo en los mundos encerrados -, lleva en ella misma una memoria del encierro.
El alma debe primero
girarse de la materia hacia el Espíritu, y luego, este alma es consumida por el
Fuego del Espíritu, que sea el Fuego Ígneo, el Fuego Vibral, el Espíritu del
Sol, cualquier forma de Luz Conciencia.
El alma tiene pues una
finalidad. Nació un día y desparecerá otro día, en la Conciencia Desnuda donde
la resurrección se vive. El alma ya no está presente, es el Espíritu que se
expresa directamente a través del cuerpo; pues ya no hay ninguna coloración
histórica ni personal. Es la prueba indudable de que el alma se ha disuelto. Y
de hecho en las enseñanzas tradicionales, que sea en la India o en otra parte,
siempre se habla, en un momento dado, de un proceso, por cierto ilusorio, que
fue nombrado la Realización, que corresponde a la consumación del cuerpo causal
– un envoltorio efímero -, y también del alma, que
es un vector y un portador efímero.
A partir del momento en
que el Espíritu os es desconocido, a partir del momento en que ya no forma
parte de vuestra constitución, tal y como fue proclamado y declamado por todas
las religiones, pues ya no sois libres, estáis encadenados al alma. Os volvéis
cada vez más pesados, cada vez más densos, y olvidáis todavía más el Espíritu.
Pues el alma no es el Espíritu, el alma no es la Conciencia, es un fragmento de
la Conciencia Una, con un cierto color, que permite ciertas acciones en este
mundo.
Cuando os morís, no es el
Espíritu que volvéis a encontrar, es el alma, y todas las trampas ligadas al
alma, los miembros de la familia, las figuras religiosas que se interponen
entre vosotros y la Luz. El alma no es nada verdadero, es un intermediario, y
la totalidad del mundo lo puso como una finalidad y como algo inmortal.
Cuando lo que sois, en el
Absoluto, es puro Espíritu, sólo tenéis a vuestro Cuerpo de Eternidad a vuestra
disposición. No hace falta ningún alma, no hay necesidad de ninguna coloración.
La única coloración viene del entorno donde experimentáis la Conciencia, según
la dimensión y la composición sutil de la dimensión que experimentáis.
Pero tampoco existe allí,
más allá de los mundos carbonados, ningún intermediario. La forma que es tomada
a través del Cuerpo de Eternidad, adaptada a un determinado entorno, es libre.
Simplemente se somete al entorno de juego, a las reglas del juego libre, eso es
todo.
De hecho, ¿no veis extraño que la palabra “alma”, en Occidente como en
Oriente, haya pasado en el lenguaje popular hasta tal punto, que todo el mundo
habla del alma sin siquiera poder describirla?
He aquí el ejemplo típico de un concepto adoptado de manera colectiva, y que no
corresponde a nada frente a la Verdad, pero que corresponde a algo mientras
sois una persona.
Pregunta: Y sin embargo se habla de los pasadores de
almas…
Los pasadores de almas
tienen su utilidad. Claro que existen, pero ¿dónde
pasan las almas? De este plano al plano
astral. Ningún alma puede ir más allá del Sol, porque el Sol es el Espíritu, y
mientras tenéis un alma, no sois libres. Mirad las experiencias cercanas a la
muerte, la gente que sale de su cuerpo y encuentran, después de un túnel, unos
seres que se interponen entre ellos y la Luz. Esto es el mundo del alma, un
mundo privado de Luz, donde la Luz sólo es un reflejo que llamáis astral, el
astral superior, ahí donde efectivamente están los desencarnados, siempre
presos de las ilusiones y de los encierros.
El pasador de almas sólo
hace transitar un alma desde el plano de la tierra hasta el plano astral. Pero
el plano astral no es la Luz. Estar liberado del alma, es estar liberado de la
forma carbonada, es haber quemado el cuerpo causal y encontrarse detrás del
sol, en Espíritu y en Verdad, ahí donde ya no hay ningún vínculo a las
religiones, a los profetas, a la familia, a los enemigos, ahí donde sois
libres.
Pues el pasador de almas
hace pasar el alma de un plano a otro. ¿Ya
habéis visto unos pasadores de Espíritu?
No pueden existir. De hecho, todos los libros de los muertos, que sea en
Egipto, en la India o en otras partes, todos os hablan efectivamente de unas
capas intermediarias que son unos planos del alma, pero mientras el alma no se
haya girado hacia el Espíritu, es decir hacia el Sol, no puede vivir la más
mínima onza de Libertad, porque está condicionada. Y sin embargo no sois el
alma, es un vehículo tal y como vuestro cuerpo de carne lo es. No sois este
cuerpo de carne, estáis dentro. Hasta diría que estáis atrapados en él. Este
cuerpo ha aparecido un día, y desaparecerá otro día. Si estáis identificados al
cuerpo, sólo os morís y renacéis a través y por el intermediario del alma.
El alma es un reflejo de
la Luz. Al igual que las entidades vistas antes de llegar al sol, sólo son unos
reflejos de la Luz, unos fantasmas de la Luz, aunque al regresar de este tipo
de experiencia, esto basta para transformaros y haceros creer justamente en la
inmortalidad.
Pero ni el cuerpo ni el
alma son inmortales, sólo el Espíritu lo es. Y de hecho, es por esto que a
partir de ahora uso la palabra « Conciencia Desnuda », en lugar de hacer
referencia al alma o al Espíritu que, aunque útiles, son portadores de todos
los errores cometidos por el conjunto de la humanidad.
¿Por qué las religiones,
los sistemas filosóficos os hablan del alma?
Hay innumerables escritos sobre el alma. No puede haber ningún escrito sobre el
Espíritu, excepto ciertas poesías, y sobre todo no pertenecen a ningún marco de
referencia cultural, religioso, o filosófico.
Daos cuenta, cualquier
ser humano viviendo en esta tierra, a partir del momento en que haya una
búsqueda, la que sea, siempre buscará sentirse mejor, ser mejor, que sea para
la salud, que sea para la conciencia, para la espiritualidad o para cualquier
cosa. Y entonces os habéis acostumbrado - y
todos nosotros nos hemos acostumbrado -,
a la noción de tiempo, de plazo y de distancia. Pues el Espíritu no conoce ni
plazo, ni distancia, ni ningún obstáculo.
El alma está inscrita en
el tiempo y sobre todo en el tiempo de esta tierra; el Espíritu no está sujeto
a ningún tiempo. Entonces como todo el mundo no tiene el mismo contenido
semántico para la palabra alma, el alma para un ateo existe. El alma para un
musulmán no es la misma alma que para un indio.
Y de hecho, las
experiencias fuera del cuerpo en Oriente, en Occidente, son profundamente
diferentes según la cultura y las creencias. En un caso veréis a Krishna, en
otro veréis a Cristo, pero son unos fantasmas, no es la Verdad. Pero por
supuesto, los que lo viven sin acceder a lo que hay detrás del Sol, están
convencidos de que es la única Verdad: por supuesto, ya que ellos no han
atravesado el Sol, no han vivido la Verdad. Dan testimonio de una verdad
relativa, ligada a la estructuración de los planos invisibles, desde el plano
de la tierra hasta lo que nombráis el mundo astral, nada más. Sea cual sea la
ligereza vivida en estos planos, no son para nada la Verdad, aunque sean
esclarecedores, aunque dan testimonio de la supervivencia más allá de la
muerte, pero no olvidéis que vosotros, nunca os morís.
Pregunta: el alma no está atada a una familia, ¿el Espíritu tampoco? ¿El Espíritu no está atado
a nada?
El Espíritu es libre.
El alma está conectada a innumerables cosas, a las vidas pasadas, a las
relaciones kármicas, en fin a todo lo relacionado a la persona. Sólo atañe al astral.
Pregunta: El espíritu es libre, ¿así que el Espíritu está
solo?
Sí, de la misma manera que hoy estáis a solas.
Fue explicado por los
Ancianos y preparado por los Ancianos, por las Estrellas, por los Arcángeles.
El Espíritu se traduce, a través de esta forma que todavía existe, que nombráis
el saco de carne, este saco de carne, este cuerpo de carne o este templo, es lo
mismo, según vuestra coloración, de pensamiento, de alma. La majestad del
Espíritu es un estado que aparece: es la resurrección, es esta Conciencia
Desnuda, es esta Evidencia, esta Felicidad sin igual. Pues el Espíritu es
reencontrado.
¿Qué señala esto? Tal y como lo hubiesen dicho los Ancianos: el fin del
encierro, irremediablemente.
Pregunta: ¿Pues podemos decir que el
Espíritu está solo, y entonces es único?
Al igual que la
Conciencia, hay una Conciencia, y cualquier Espíritu conteniendo la totalidad
del Gran Espíritu, efectivamente sólo hay un único Espíritu. Al igual que sólo
hay un único tiempo, y que todo pasa en el mismo tiempo, una cosa que no podéis
ni concebir ni vivir, por el hecho mismo de la curvatura del espacio-tiempo en este mundo.
Pues me diréis: ¿cuál es el interés de vivir el Espíritu, de vivir la
resurrección y la Conciencia Desnuda?
No podéis preguntarlo así, porque no es una cuestión ni de interés, ni de
ventaja. Es simplemente reencontrar la totalidad de lo que sois, el dejar de
estar afectados por la carencia, por el sufrimiento, por la muerte, por el
nacimiento, por las relaciones, por la familia, por todas esas nociones que no
quieren decir nada para el Espíritu.
Pregunta: El Espíritu siendo único y estando solo, ¿el Espíritu no se
reencuentra con nadie allá arriba?
Pero no hay nadie, no hay
ninguna dimensión en la Verdad, en el Absoluto. Pero todo es visible. No quiere
decir que sea la nada, es la vacuidad, es desde esta nada, de este fragor
original, que la Conciencia salió.
Hay una Conciencia, hay
un Espíritu que se replica hasta el infinito y experimenta la Vida en la
dimensión que sea. Es esta forma de conexión, de resonancia, lo que fue
removido en este mundo. Y recuerda que no sirve de nada conceptualizar.
Hoy, acoged lo
Desconocido, y el Espíritu se revelará, es tan simple como esto. Ninguna
pregunta previa es necesaria, ningún ritual, ningún dogma, al contrario.
Y de hecho lo sabéis, tal
vez tenéis la oportunidad de ver a vuestro alrededor otras conciencias que, de
la noche a la mañana, viven su resurrección, esta Conciencia Desnuda. Acordaos
que para la persona, como para el alma, lo Desconocido da miedo, es el enemigo.
Cuando el Espíritu no haya sido visto ni reconocido, entonces este Fuego del
Espíritu es vivido como una destrucción, lo que efectivamente es para la
persona y para el alma, pero la destrucción del efímero sólo es el regreso a la
verdadera Vida.
Tenéis un problema - y todos nosotros tenemos un problema en encarnación,
antes de ser libres -, con la representación:
siempre necesitamos unos conceptos. Y creemos que elaborando unos conceptos y
unos pensamientos, esto va a facilitar la vivencia. Es falso, no hay nada más
falso.
Podéis estudiar todos los
sistemas religiosos del mundo, estudiar teología, ¿creéis que es por esto que viviréis lo que habéis
comprendido? No, vais a mejorar
vuestra persona, la someteréis a unos principios morales, a unos principios
espirituales, a unas experiencias, pero nada de esto es libre.
Lo dije y lo repito,
vivir el Espíritu, es vivir la Evidencia. Esta Evidencia no admite ninguna
definición y no puede aceptar ningún concepto. Entonces por favor olvidad estos
conceptos de alma y de Espíritu, tal y como os he invitado a olvidar también
esas nociones de dimensiones y esas entidades múltiples y variadas. Sois
anteriores a cualquier entidad, y por ende todas las entidades, sin ninguna
excepción, son lo que sois.
Cristo os lo había dicho « lo que hacéis al más pequeño de vosotros, es a mí a
quien lo hacéis », y en definitiva a
vosotros mismos, es decir que mientras rechazáis o tenéis la animosidad que
sea, en contra de un desconocido o de uno muy cercano, no cambia nada, no os
habéis reconocido.
Pero no hay ningún
programa ni ningún plan que llevar para esta resurrección, sólo aceptar soltar
los conceptos, las experiencias, las memorias, las costumbres, en fin, estar
listo para lo Desconocido. Es el sacrificio. Y este sacrificio, mientras necesitáis
comprender algo, no lo habéis vivido en totalidad. Esto os fue explicado para
vosotros los occidentales, de hacer como Cristo, « Padre, encomiendo mi Espíritu entre tus manos »; en ese momento podéis decir « yo y mi Padre, somos Uno
», no antes.
Cuando uso la palabra
Evidencia y Conciencia Desnuda, es porque lo es. A nivel material, es evidente
que el Sol se levanta en un determinado punto y se acuesta en otro punto. Es de
este tipo de Evidencia de la que hablo, pero esta Evidencia no puede ser conocida
desde la persona, ni desde los conceptos, ni desde las creencias, sino
solamente a través del Amor, no del amor tal y como lo habéis vivido en este
mundo, sino de un Amor totalmente desconocido que se convierte en esta
Evidencia, al mismo tiempo que la Conciencia Desnuda.
Pero sobre todo, tened
presente - y en vuestra cabeza -, que la resurrección nunca es el resultado de un
esfuerzo, sino más bien de un relajamiento, de un sacrificio, de un abandono
total e irremediable a lo Desconocido. No hay otros medios, es lo que fue
nombrado la última reversión de la conciencia, la crucifixión. Pero no os
paréis en las palabras, que de alguna manera os reenvían a una historia.
Hoy, ya no necesitáis
estorbaros con todo esto, porque la Evidencia es simple, porque la Conciencia
Desnuda también es Evidencia, y os lo recuerdo, ella se expresa mejor en el
Silencio, o bien en unas palabras que no habéis elegido, que no habéis
construido, es la Luz que construye.
…llegamos al final del tiempo concedido.
Entonces Bidi os hará
descansar los oídos, y Bidi os dice hasta cuando queráis, o bien luego, o bien
mañana, o bien también esta noche. Hasta luego.
* * * * *
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