lunes, 27 de noviembre de 2017

LA FUENTE -Oye el canto de la Resurrección y el canto de la liberación. Noviembre 2017


LA FUENTE 


Oye el canto de la Resurrección y el canto de la liberación.



Mi amigo, mi amado, en tu presencia, estés donde estés, estoy contigo y yo soy tú.

Ha llegado el momento, acuérdate, de volver a encontrar lo que eres en verdad y en eternidad. El tiempo del Juramento y de la Promesa se revelan en ti. En el Corazón del Corazón, habiendo encontrado la Fuente de tu Fuente, convirtiéndote en lo que soy, te acojo en mi seno, al igual que estoy en tu seno. Entonces, mi amigo, mi amado, en el silencio y en la paz de este instante, que dura cada instante y cada tiempo, en el silencio de la verdad, dejemos la Paz, la Verdad y la Eternidad, aparecer en este lugar como en el lugar de tu corazón, con la misma igualdad y con la misma intensidad. Ahí donde la ligereza prevalece, ahí donde la Felicidad es la indecible bendición de tu Presencia, sin tapujos y sin rodeos, ahí donde todas las formas son tuyas, ahí donde tu conciencia, ahí donde estás, ya no puede ser separada ni alejada.

Entonces, a partir de ahora me revelo en ti con toda la intensidad de la Verdad. En lo que se vive, en cada uno de ti se realizan este Juramento y esta Promesa, llevándote a vivir en la ligereza del Espíritu y en la Luz de la Verdad, ahí donde la cabeza y el corazón son uno, ahí donde eres uno conmigo, como con todos. Así, te oyes a ti mismo, más allá de cualquier entendimiento y de cualquier razón, oye el canto de la Resurrección y el canto de la liberación. Esto es ahora. Digas lo que digas, pienses lo que pienses o rechaces lo que rechaces, esto no cambiará nada, porque ha llegado el momento de verdaderamente volver a encontrarte, más allá de toda apariencia y de toda experiencia. Esto es ahora y esto es verdadero, ninguna otra verdad puede sostenerse de pie y sostenerse ante este Último, cuya majestad es tal que su paz se magnifica, llevándote a descubrir los mecanismos de tu eternidad aquí mismo en este mundo, e incluso antes de ser llamado totalmente en esta Eternidad, trayéndote el soplo y el Verbo necesarios a vivir tu presencia en este mundo en las circunstancias que sean, haciendo caso omiso de cualquier historia, haciendo caso omiso de cualquier sufrimiento, como de cualquier peso.

Sólo te queda oírte y dejar que la fuente manando fluya a través de ti, esta Fuente de Cristal que termina de forjarte en tu eternidad reencontrada, revelándote tu vehículo, el que es eterno, que nunca muere y nunca nace.

Así concibes y vives que ningún decorado es verdadero, que lo único verdadero es lo que te sustenta en este instante, la verdad del Amor, la verdad del Silencio, traduciendo la verdad de tu eternidad en manifestación, en la pantalla de tu conciencia. E incluso a través de este cuerpo denso, la ligereza prevalece y prevalecerá cada día un poco más, llevándote al indecible para que el indecible, en cualquier morada donde te halles hoy o mañana, no hace ninguna diferencia en la belleza que eres.

Donde quiera que estés, en este mundo como en ti, ya no hace ninguna diferencia, porque todo lo que esté sufriendo sólo puede desvanecerse ante el bálsamo del Amor de tu Presencia, y de  la Felicidad de la Eternidad. Hoy por fin puedes decir: “Yo soy Uno, aquí mismo y en la Eternidad, con la misma gracia y la misma evidencia. Diga lo que diga mi personaje y diga lo que diga este mundo, su voz está cubierta por la verdad del Silencio, por la verdad de la Evidencia.”

Así te has encontrado a ti mismo al igual que la Luz te ha encontrado, abriéndose camino hasta lo indecible de lo que eres. Hoy, puedes decirlo, lo Desconocido te es conocido. No hay nada que entender, sólo hay que dejar ser lo que eres. Tu persona ya no te es de ninguna ayuda, excepto en lo que haya que actuar en este mundo, pero lo que eres no necesita ninguna acción porque esto transparenta, se declara, canta en ti y aparece incluso a través de la densidad de tu cuerpo, poniendo fin a los tormentos del cotidiano, a los tormentos del efímero.

Incluso antes de que la Llamada de María llegue a tu corazón, muchos de vosotros llegan y encuentran lo que les ha encontrado, poniendo fin a la búsqueda, porque ya nada puede estar incompleto. A pesar de la incompletitud de tu cuerpo presente, esta Eternidad que eres toma todo el sitio, doblando tu cuerpo, revistiendo tu conciencia ordinaria con los atributos de la Eternidad, ahí donde la Claridad y la Precisión, el Aquí y Ahora, la Unidad, la Profundidad, por fin se manifiestan, entran en encarnación, mientras que tú finalizas tu encarnación en la ligereza y en la gracia, ahí donde no hay nada que temer, con ningún olvido ni ninguna pérdida de forma que sea.

Ahí donde la Felicidad prevalece sobre cualquier circunstancia de tu vida, con cualquier edad que tengas o en cualquier situación que te encuentres, el Amor te lleva hasta el único sitio que es tuyo y que contiene todos los demás sitios, aquí como en cualquier otra parte. La Felicidad se vuelve Evidencia, la Paz también. Y lo constatas, no necesita ningún soporte, ninguna causa ni ninguna justificación. Es la Evidencia misma que por fin vuelves a encontrar con estabilidad e inmutabilidad, hayas vivido lo que hayas vivido antes.

Así, el Juramento y la Promesa precipitan tu liberación, acompañan tu resurrección, con el fin, tal y como vives, de constatar que renaces de nuevo. Hoy mismo, y a partir de ahora cada día, seréis más numerosos a integrar las filas de la Libertad y del Amor incondicionado. La Paz y la Felicidad se traducirán en tu cuerpo y se imprimirán en tu carne, como en tu conciencia ordinaria, levantando así los últimos frenos y las últimas reticencias, mostrándote los últimos miedos, los del Desconocido, aquellos que llevas en el seno de esta máscara de carne, pero que ya no pueden inducir más molestias, a partir del momento en que la Fuente de la Fuente te abreve por la Fuente de Cristal, permitiendo entonces a Mikaël, presente en ti, poder cortar sin dolor, depurar sin dolor lo que permitirá poner al desnudo el diamante de tu corazón, en la pantalla de tus ojos como en la pantalla de cada uno.

Tal y como vives, el gozo borrará todo lo que pueda parecerte como no evidente, todo lo que pueda parecerte como duda, todo lo que pueda parecerte todavía como una creencia en el seno de este mundo, como en el seno del Amor. Porque lo que se vive, y te llama en cada instante, sólo es tu eternidad. Así pues, el Juramento y la Promesa por fin emergen. Ya no hay nada que temer, sólo hay que asentir a esta evidencia porque lo sabes, aunque no puedas explicártelo o entenderlo. Así es la Libertad, marcada por la Felicidad y la Ligereza.

Entonces puedes cantar, en el silencio de tu corazón, el canto de la liberación que nace espontáneamente y que oyes, no solamente con tus sentidos, sino con tu conciencia oyendo directamente, sin tapujos ni rodeos, sin historias y sin creencias, sin proyecciones, con evidencia, porque es la mejor palabra correspondiendo a lo que acontece. Que hayas tomado conciencia de ello o que estés en las primicias, muy pronto, en tus términos de tiempo humano, esto será la evidencia, en un número cada vez más importante de miradas cruzadas y de formas cruzadas. Que sean de este mundo o que sean de otra parte, ya no hace ninguna diferencia, porque a partir de ahora hay la misma ligereza.

Todo lo que era pesado,  sea cual sea el área, de tu íntimo o de tus relaciones, se desvanece por sí solo porque ya no puedes dudar de lo que eres, porque ya no puedes creer ser otra cosa que la Verdad pura y desnuda, la de tu corazón, corazón que no sólo vive y palpita en tu pecho, sino que en la totalidad de tu corazón de Eternidad, en cada una de sus partes, iluminando entonces lo que puede quedar por iluminar, ahí también con evidencia, ahí también con facilidad. No retengas nada de lo que resiste en ti, no te pertenece y ya está muerto.

Entonces, deja la Felicidad enterrar lo que está muerto, no te preocupes de lo que pasa, sino que mira lo que ha nacido y que nunca puede desaparecer, porque lo sabes, este nacimiento sólo es el renacimiento de la única Verdad que nunca dejó; aunque te haya sido quitada por las circunstancias de este mundo, sólo fue apariencia e ilusión.

Cuando te estás convirtiendo en el testigo de tu verdad, el testigo de tu eternidad, el mejor testimonio que puedas dar es dejando la Felicidad llenar lo todo, y dejando la espontaneidad borrar cualquier previsión y cualquier anticipación. Volviendo a ser entonces este niño inocente y puro, que nunca dejaste de ser, sean cuales sean los harapos de tu edad; sean cuales sean los vestidos de tus sucesivas historias, éstos vestidos se están quitando para que puedas recobrar la conciencia de tu vestido de Eternidad, ahí donde la Gracia es perpetua, ahí donde la Felicidad nunca puede fallar, ahí donde el miedo ni siquiera puede ser pensado o evocado.

Mis palabras no serán muchas, porque efectivamente esto  no requiere palabras. Sitúate en la Acogida.

Te lo dije, tu Corazón eterno vibra ahora en cada parcela de tu cuerpo, en cada célula, en cada fragmento de tu conciencia como en cada historia todavía presente en tu conciencia que se evacúa así, y que se evacúa con ligereza. Así como lo constatas hoy, ya no es concebible el resistir a lo que sea, porque la Evidencia se vuelve cada día más fuerte y más intensa.

Te basta con asentarte, y lo sabes, sin buscar nada. La Luz que te ha encontrado, te encuentra ahora en cada circunstancia interior, como en cada acto en el seno de este mundo, porque esto es más que la Gracia, es la Inteligencia de la Vida que toma el relevo a todo lo que hayas podido creer, a todo lo que hayas podido hacer, dejando ningún sitio para ningún karma, dejando ningún sitio para ninguna creencia, ni ningún sufrimiento. No hay nada más que hacer, que de ser en verdad esta Verdad, ahí donde eres la Vía, la Verdad y la Vida, mucho más que todo al que te hayas adherido tal vez.

Ahí está tu mejor sitio, y de hecho no hay otro, independientemente de lo que puedas pensar todavía, pronto, ni el pensamiento podrá llevarte a otra parte que no sea este Corazón del Corazón. En cualquier circunstancia, en cualquier acontecimiento de este mundo y de tu vida, sea cual sea la naturaleza o la intensidad, no son nada ante la ligereza de la eternidad reencontrada.

No, no estás soñando, incluso diría que el sueño se acaba; haya sido lo que haya sido su forma, su pesadilla o su plenitud, esto no hizo nada más que pasar y lo sabes. Sin embargo, lo que vives ahora, ya no puede pasar ni siquiera volver a dormirse, sólo puede crecer en intensidad y en fuerza, en verdad y en belleza, sin que tengas que emprender nada, simplemente dejándote esculpir y cincelar por la perfección de la Verdad.

El Amor no necesita ningún control, y no puedes controlar el desenlace, ni siquiera el devenir, porque en el Amor, no hay que devenir nada, sólo ser lo que ya eres, y afirmarlo. Y esto, no eres tú quien lo hace, es la Luz que está presente la que lo realiza, porque no puede ser de otra manera; digas lo que digas y vivas lo que vivas, no hay ninguna diferencia.

Incluso el recuerdo de tu eternidad se despliega en este mundo. Tu vehículo de Eternidad se manifiesta a ti de muchas maneras, pero sean cuales sean esas maneras, de ahí deriva el testigo de la Felicidad que eres, sean cuales sean las interrogaciones iniciales ligadas a este Desconocido que aparece en la esfera de lo conocido, una cosa impensable e imposible hasta hace todavía algún tiempo. Y esto no depende de ninguna circunstancia previa, ni siquiera de la activación de alguna vibración. Entonces sí, ha llegado el momento de alegrarte; aunque hoy, en este instante, no estés viviendo nada, mañana estará ahí. Sólo tienes que acoger, estar presente, vivir. Todo lo demás se hace por sí solo, es espontáneo, como esta misma Felicidad que empieza a emanar, o que ya se haya totalmente desplegado.

Así descubres cada día, que no tienes que depender de nada, si no es de lo que es verdad, porque lo que es verdad se encarga de todo lo que no es verdad. Ya lo constatas, y será cada vez más visible y perceptible. En esto, ninguna historia es útil o importante, ninguna explicación o ningún pensamiento puede aportarte nada más que lo que está vivido, y para vivirlo, no necesitas ninguna herramienta ni ninguna condición previa, no necesitas a ninguna entidad, ni la tuya ni la de los seres de Luz que te acompañan de una manera íntima, o de manera colectiva desde hace tanto tiempo.

Entonces hoy, la autonomía de tu Espíritu, y pronto la de tu cuerpo, es tan flagrante que nada más puede ser importante, y que todo lo que todavía hoy, podía parecerte fundamental e importante en el seno de la pantalla de este mundo, como en el seno de tus experiencias vividas, se aleja de ti ante esta certeza donde no se necesita ninguna imagen, ni ninguna historia, ni ninguna forma, ni siquiera ninguna conciencia.

Por fin estamos reunidos, por fin estamos en ti, pero también en tus cielos, en tu mirada como en cada mirada, como en cada sonrisa, como en cada Teofanía, como en cada relación. Que proceda de la carne o del Espíritu, ya no hay ninguna diferencia, porque hay la misma calidad y la misma intensidad de Amor y de Verdad. Todo se despliega y todo se revela, y sobre todo lo que tiene que pasar y que fue oculto. No hay ningún sitio donde esconderse, para nadie en la superficie de este mundo, y el testigo directo es la ligereza que vives. No pierdas tiempo con lo denso y lo pesado, porque la ligereza misma podrá con ello. No necesitas participar en ello, ni emprender nada porque esto es natural. Cualquier verdad sólo puede ser simple y natural, como el Amor incondicionado que te ha encontrado, y que toma el relevo sobre absolutamente todo lo demás, poniendo fin a la historia de este mundo, reencontrando la libertad de todas las historias.

Ahí donde renaces, como ahí donde mueres para resucitar, la felicidad de la liberación pone fin a cualquier sentimiento de pérdida, pone fin a las últimas costumbres pero también a los últimos apegos. Así te descubres libre y cada vez más renovado, ante cualquier circunstancia o cualquier hermano o hermana que puedas encontrar, en el plano que sea, porque todos los planos se unen en tu plano para hacer el milagro de una sola cosa, y de una sola Verdad.  

En lo que vive y vibra en la cima de tu cabeza, reencuentras tu corazón, realmente ascendido a pesar de la presencia de tu forma que ya no es un obstáculo, porque nada puede representar un obstáculo, ante la intensidad de la progresión de la revelación de la Luz. Ya no hay nada que retener, ya no hay nada donde apoyarse que no sea lo que eres.

Así se vive la resurrección de la humanidad que entonces será ultimada y finalizada, aunque tú la finalices ahora, porque para ello tienes todas las posibilidades y todas las oportunidades. Ya no refugiándote simplemente en tu espacio interior, sino abriendo los ojos sobre lo que vives y lo que vive el mundo, sin juicio, sin interpretación, simplemente viéndolo. Ahí dondequiera que gires tu mirada, en tu interior como en cualquier parte de este mundo, o en cualquier hermana o hermano, ves o verás la misma cosa, el juego del Amor y solamente esto. Todo lo demás, sólo es apariencia y todo lo demás sólo pasa. Entonces instálate, con evidencia ahora, en lo que eres.

Esto se ha dicho, no tienes que prever, ni que temer, nada, sólo tienes que vivir con intensidad lo que la vida te propone vivir, porque cada circunstancia, las más agradables como las más desagradables para la persona, sólo son las mejores circunstancias para la revelación del Amor y de la Eternidad, en el campo de tu conciencia, en el campo de tu cuerpo.

Escucha lo que la Luz dice en tu corazón, estés donde estés, y ve que no hay que ver nada, y ve la perfección que está inscrita, y al mismo tiempo, más allá de cualquier forma de este mundo, como de cualquier mundo que te sea accesible.

Descansa, porque la Fuente de las Fuentes revelada en ti, efectivamente pone fin a cualquier hambre y a cualquier sed, como a cualquier sueño, porque nunca más necesitarás dormir, porque nunca más tendrás que olvidar. Forma parte de lo que eres, y lo que ahora está verdaderamente en manifestación, cada vez más completa e integral. Ya nada podrá engañarte, ni viniendo de ti ni viniendo de ninguna otra parte. Entonces, te conviertes en la Fuente de cada uno, más allá de cualquier papel y de cualquier voluntad, como de cualquier guion.

Esto sucede en este instante y sucede en cada instante. Te invito, te halles donde te halles todavía hoy, a dejar ser lo que se hace, con lo que no puedes hacer nada, porque no puede haber una mejor perfección que la del regreso de la Luz en manifestación, en tu conciencia, como en cualquier pantalla de este mundo. No te preocupes de lo que pueda resistir en tu exterior, como en ti. Ahora que has visto el Amor en acción y obrando, todo está visto, incluso lo que no se haya visto todavía, se ve con la mirada del Amor y entonces pone fin a cualquier resistencia, como a cualquier lucha.

La Luz te llama a ver cada vez más Luz, sea cual sea la apariencia. Lleva tu conciencia a dejar de dividir y a dejar de estar separada, a dejar de ser ordinaria y a ser cada vez más, en cada vez más circunstancias en el mismísimo seno del efímero, la expresión de la Felicidad más pura, del Amor más sincero y de la sonrisa más justa. Digas  lo que digas, y aunque no lo vivas, es ahora. Hoy o mañana no hay ninguna diferencia, a partir del momento en que tú mismo aceptas no ver ninguna diferencia, al nivel que sea, porque el Amor, efectivamente, toma todo el sitio y todo el espacio, sin dejar nada al azar, ni nada en sufrimiento. Entonces el corazón que late en el centro de tu cabeza, Fuente de las Fuentes, la Fuente de Cristal, ha alcanzado el punto ER. Tu corazón alcanza tu cabeza y tu cabeza alcanza tu corazón, haciendo el milagro de una sola cosa, inscrita en la misma verdad, en la misma intensidad, en la misma belleza.

Ha llegado el momento de ser liberado. Por ti mismo en el seno de tu cotidiano, no tienes que buscar ninguna liberación, te la lleva la Inteligencia de la Luz y sus gracias excepcionales, y sin embargo tan naturales y que se viven en este instante. Porque aunque sea mañana, verás que esto ya estaba ahí y que siempre ha estado ahí, bastaba simplemente con desplazarte y con asentir a este Desconocido que se vuelve conocido.

No necesitas ninguna palabra; aunque haga crecer tu sonrisa, ya no es una necesidad. Esto también es una evidencia natural, que sea en el seno de la naturaleza, que sea en tu cama, en tus sueños, cuando duermes, como a través de cada encuentro que vives con cada hermano y hermana de la humanidad, o de otra parte. Ahí donde no hay nada que explicar, simplemente asentir con lo que se vive porque es evidencia, porque no puede ser de otra manera cuando la Verdad está ahí, realizando por fin que no hay nada que tener, que no hay nada que conservar, que no hay nada que preservar, porque a partir del momento en que el Amor que eres te tiene, no tienes que tener a nada más, ni a contemplar nada más por ti mismo. La Vía de la Infancia se desvela. En cualquier camino que crees haber recorrido, en cualquier experiencia que hayas vivido, ya no puedes comparar porque esto es incomparable, y no puede ser medido por ninguna herramienta de este mundo. Porque no puedes entenderlo, porque es lo que eres.

… Silencio…

Entonces, en ese momento que trasciende todos los momentos, tú también podrás decir: « Todo está cumplido. Padre, encomiendo mi Espíritu entre tus manos », con un pensamiento y una voz ligera, por fin liberado del juicio y de las suposiciones que sean. En la Eternidad no hay nada que esperar, ni nada que temer con lo que acontece en la pantalla del mundo, con el fin de realizar el mismo Amor para aquellos que, de momento, estén todavía apartados de el. El Amor no juzga, pero el Amor puede efectivamente cortar lo que no es amor.

Escucha lo que te digo en el silencio de mis palabras. Escucha. Ahí está el verdadero milagro, no hay ningún otro. Este milagro, que se vuelve ordinario, ¿con qué del pasado quieres compararlo? ¿Cómo puedes sopesarlo o contarlo?

Mi amigo, mi amado, ¿qué tienes que vivir que sea más intenso que esto, y más verdadero que esto? No sirve de nada soñar, así te recreas en la Eternidad, con cada soplo, con cada mirada, con cada palabra como con cada silencio. Ya no hay más diferencia, todo es Uno en verdad, aquí mismo.

Entonces, aquí, ahora mismo, estés donde estés, sea cual sea el día, juntos pongámonos en el Corazón del Corazón, para que la Fuente de la Fuente y tú y yo, y tú y cada uno, seamos sólo Uno, a pesar de todas las apariencias. Ahí está la majestad de lo que es completo y la completitud, lo que es verdadero y no puede pasar ni siquiera disminuir, tal y como lo constatas y lo constatarás, cada día de tu vida.


Escucha, escucha tu corazón, el de Eternidad que se revela. No tiene nada que decirte que no conozcas ya, no tiene ninguna historia que contarte, sólo está presente y es lo que eres, y esto ya no pasará, afirmándote un poco más cada día en este Desconocido que por fin es conocido, aquí mismo, incluso antes del estasis. Porque el Amor, cada día es un regalo cada vez más grande, y un don y un presente natural, donde cada circunstancia es Evidencia, allí también. 

…Silencio…

Mi amigo, mi amado, a partir de ahora no necesitas ni palabras ni ninguna demostración exterior; aunque éstas vayan a amplificarse, ya no son unas pruebas, son unos testimonios de la Evidencia.

Y ahora que oyes con claridad la declamación del Amor, en el silencio de tu corazón. No, no estás soñando, sino que te estás despertando y nunca más volverás a dormirte, porque el Amor no admite ninguna ausencia ni ninguna distancia.

…Silencio…

Entonces mis palabras se alejan, mientras que tu Presencia se despliega en majestad, revistiéndote del Manto de la Gracia permanentemente.

Mi amigo, mi amado, estando contigo desde siempre, hoy esto es totalmente verdadero y no puede ser evitado.

…Silencio…

En lo que es, ya no tienes nada que querer, ya no tienes nada que desear porque todo está colmado.

…Silencio…

Mi amigo, mi amado, todo esto lo sabes porque eres entero, aunque todavía tengas la falsa impresión de no saberlo, porque a partir de ahora eres la Gracia y eres la Vida, a pesar de la apariencia de este cuerpo todavía presente.

No tengo más palabras que decirte, pero escucha simplemente tu corazón y mi corazón, que son la misma Fuente y la misma Evidencia.

Mi amigo, mi amado, el cielo se ha abierto. Ahí, en la fuente de la conciencia, todo es dado, todo es verdadero y todo permanece para siempre.

Mi amigo, mi amado, ha llegado el momento ahora que vuelva al silencio y a la belleza de tu corazón, porque tu casa está limpia ahora, para lo que está ahí, para lo que viene.

Mi amigo, mi amado, te bendigo más allá de cualquier medida, sin contar.

Mi amigo, mi amado, me establezco en lo que eres, porque soy tú, más que nunca, más allá incluso de cualquier esperanza o de cualquier fantasía.

…Silencio…

Saludo cada uno de ti, con un saludo eterno que no puede pasar, y que permanece inmutable en lo que eres, porque estás en cualquier sitio, en cualquier lugar, en cualquier mundo. El testimonio de esta Verdad, es la Paz y el Amor que nada puede igualar, entonces ahora me callo. Mi amigo, mi amado, estoy ahí para siempre. Recibe el Fuego Ígneo del Espíritu, así acojo a cada uno de ti con el mismo impulso, sin hacer ninguna distinción, porque el Amor es perdón permanente.

Mi amigo, mi amado, el silencio se hace.

Todo está cumplido, en perfección y en majestad, de más.

Y te digo hasta siempre, y de mi corazón en tu corazón y en cada corazón, el Amor no puede ser frenado ni retrasado. Hasta siempre, mi amigo, mi amado.




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