*LA RESURRECCIÓN* TERESA DE LISIEUX
Hermanas
y hermanos de la Tierra, soy Teresa de Lisieux, interviniendo en vosotros como
Estrella nombrada Profundidad.
Vengo a mi turno, y a petición de mis hermanas, a poner algunas palabras sobre lo que es la Profundidad y lo que desemboca en vosotros en estos momentos. Permitidme primero comulgar con cada uno de vosotros, en el espacio sagrado de nuestro encuentro.
... Comunión...
Durante mi paso sobre la tierra, dije de muy joven que pasaría mi cielo haciendo el bien sobre la tierra. Esta afirmación fue vivida y realizada durante casi un siglo por muchos hermanos y hermanas. Hoy no vengo a rogaros de llamarme, pues ya estoy aquí, y los marcadores de esta Profundidad son la Inocencia, la Infancia, para el acceso al Corazón del Corazón.
Entonces os vengo simplemente a recordar eso. Los testigos de la Estrella Profundidad en vosotros son, como he dicho, la Infancia, la Espontaneidad y la Inocencia. La Inocencia del niño, no solamente el niño interior, sino de todo niño tal como nace en este mundo, viviendo plenamente su instante, sin preocuparse de ningún concepto ni de alguna creencia, como es el caso antes de los siete años.
El tiempo de la Resurrección que se abre a vosotros es el tiempo donde la Luz os obliga, en cierto modo, a ir siempre más hondo al interior vuestro, con el fin de descubriros íntegramente y sin límites, haciendo de vosotros una roca inquebrantable, no en vuestra manifestación en este mundo, sino una roca inquebrantable de Luz y de Eternidad. Os inscribe entonces siempre más en el Aquí y Ahora, en el instante presente y en la Ligereza de aquel que hace la voluntad de la Luz, superando todas las condiciones y contingencias de vuestra historia, en un lugar de vuestra conciencia donde nada puede ser desestabilizado ni desviado. No os invito hoy solamente a comulgar, a llamarme o a encontrarme, sino más bien a realizar vuestra propia Profundidad, que se sitúa más allá de toda apariencia en este mundo, allí donde se encuentra la Verdad, como lo dijo María y como todos, unos y otros, os lo hemos afirmado.
El impulso de la Luz en sus diferentes componentes, que esto sea el Sol, la irradiación de Sirio o de Alción, os llama, como las circunstancias de este mundo, a encontrar los recursos en vosotros, antes de que todo lo que es exterior desaparezca de vuestros ojos y de vuestra conciencia. La Vía de la Infancia, hablé de eso en varias ocasiones, en mi encarnación como aquí, volver a ser como un niño, es estar plenamente sumergido en el estado de Gracia y de beatitud. Cualquiera que sea lo que vive vuestro cuerpo y lo que vive vuestra persona, reforzando vuestro corazón os vuelve inquebrantable en vuestros pensamientos como en vuestras acciones, porque todas vuestras acciones entonces se giran hacia Él, no por una necesidad de reconocimiento cualquiera que sea. No hay esfuerzo, allí tampoco, que proporcionar, solo hay a verlo y a serlo.
Así, en el momento de vuestro último Paso, nada podrá frenar la vía que habéis trazado en vuestro corazón, nada os podrá parar; es en eso que sois la roca inquebrantable. No en este cuerpo falible, no en vuestras vidas efímeras, pero en la realidad de lo que sois y lo que os alimenta permanentemente ahora. Si esto todavía no os aparece, es simplemente la señal que debéis ir hacia más sencillez y más autenticidad, porque no hay ninguna razón de este mundo que se aguante, desde ahora en adelante, frente a la Verdad y poder del Amor. No puede existir la menor justificación, en vuestro cuerpo como de vuestra vida, que pueda impedir este movimiento y esta Profundidad.
Ir desde hoy hacia la Profundidad, es verificar por vosotros mismos, en cierto modo, que no hay obstáculos, que no hay espinas, que no hay sufrimientos, que hay simplemente la proyección de las creencias, de los miedos o de las dudas. Volverse una roca de amor, el hijo de la Luz, es reencontrar esta herencia. Es no conceder más densidad ni peso a lo que pertenece a este mundo, no para rechazarlo, negarlo o ignorarlo, sino para alumbrarlo de vuestra propia Gracia, la de la Luz de Cristo, la de cada uno de vosotros, hijos del Sol.
La etapa de la Resurrección, la etapa de la última Llamada, es exactamente eso, una invitación a ir cada vez más hacia la espontaneidad, la inmediatez y la sencillez del niño. Esto no puede ser más frenado o ralentizado por algún elemento de este mundo, es reconocer también la acción de la Luz en algún elemento que os llega, incluso y sobre todo, si esto os puede parecer contrario a la Luz. Porque desde el punto de vista de la Luz, todo es ocasión y el pretexto para haceros descubrir, como Ser libre, como conciencia que no depende de ninguna forma, ni de algún mundo, ni de algún origen.
La Profundidad es vuestro salvoconducto en este último Paso, que os da no sólo la certeza, sino la Evidencia flagrante de lo que sois, incluso si todavía no se reconocieron. Vuestra fuerza viene de allí, no podrá venir más de elementos exteriores de este mundo, que sea a través de los alimentos, o a través de las relaciones. Esta Profundidad os invita a reconoceros, en humildad y en simplicidad, como hijo del Uno y hermano y hermana del Cristo. Es en esta Profundidad en lo que el surgimiento de la Luz se hará desde vuestro Corazón, Luz de Verdad, Luz de Eternidad, de Gracia, que se despliega con majestad y Evidencia.
…Silencio …
No es más la hora hoy de escoger, sino de manifestar lo que ya escogieron. Sois libres de estableceros en cualquiera Morada del Padre que sea, pero para esto debéis restablecer la verdad de vuestra conexión, de vuestra esencia. Es eso mismo lo que vivís. Que sean liberados en vida, que estéis simplemente despierto, portador de una de las Coronas, o que no viváis nada, esto no hace ninguna diferencia ahora. El acceso a la Profundidad, el acceso al Corazón del Corazón es posible cualquiera que sea la circunstancia de vuestra vida, cualquiera que sea vuestro estado previo, cualesquiera que sean vuestros pasos, cualesquiera que sean los caminos que tomasteis.
… Silencio …
El Silencio es importante, cualquiera que sea el alboroto de vuestros pensamientos o de este mundo. En la Profundidad, sólo hay Silencio y majestad. No pueden existir, en este lugar, ni duda, ni juego de sombra y luz, hay únicamente sitio para la Luz, sólo hay lugar para lo Verdadero. La Profundidad os invita no solamente a encontrar el Cristo, sino a vivirlo vosotros-mismos como KI-RIS-TI, dejando entonces emerger la Gracia de la espontaneidad, de la Inocencia y también de la potencia.
… Silencio …
En Profundidad, la Luz lo llena todo, no hay espacio disponible para otra cosa que la Luz. Así, el Espíritu Santo, el Espíritu del Sol, el Coro de los Ángeles, cantan en vosotros los cantos de la Resurrección y el Gloria.
Esta Profundidad os da la mirada dulce y en cada relación, la capacidad de poner al otro delante de vuestro, como igual al Cristo - así como vosotros.
En Profundidad se vive el sacrificio permanente de lo efímero en provecho de la Eternidad, sin esfuerzo y sin dificultad, sin pedir nada de otro que casarse con Él, como dije en vida. Pero no veáis allí esponsales de marido y mujer como en este mundo, sino más bien el último acto de la fusión de la conciencia.
… Silencio …
En vuestra Profundidad, está toda la capacidad de rebasamiento que son necesarias en cualquier manifestación de vuestra vida efímera. Esta noción de Profundidad, de conciencia de la Profundidad, está en resonancia directa con la acción final del Arcángel Uriel en el momento de este último Transito. Id tranquilamente por vuestro camino que la Luz os pide y ofrece. No juzguéis en absoluto y sed libres de todo juicio. Así es como se edifica la roca y lo que llamaría la certeza interior, que no depende de ningún contexto ni límite.
… Silencio …
La Vía de la Infancia es la más adaptada hoy a la Resurrección del final de los tiempos. Porque en esta Vía de la Infancia, no necesitáis más de interesarse a las vibraciones, a las energías, a los movimientos de este mundo, a la historia de este mundo, hay únicamente a ser eso, y todo se celebra por si-mismo, como por encanto. Allí está el misterio de la Gracia y de la Luz, que os es cada vez más accesible en cuanto aceptáis soltar. No simplemente de abandonaros a la Luz, sino de soltar todas las creencias y todas las certezas inscritas en el seno de lo efímero.
La Profundidad os llama a apoyaros en vosotros-mismos, no en la persona y en vuestra vida, sino de apoyaros en vosotros-mismos, en vuestro Corazón del Corazón, allí donde Él está, poniéndoos entonces en adecuación con Su voluntad y no más con cualquier voluntad personal. La Ligereza de la Gracia, ella está aquí, ahora. Por supuesto, ella estará siempre presente en las relaciones que podéis establecer, pero esta Profundidad sustituye a las relaciones que conocieron, que esto sea con los pueblos sutiles o con nuestras dimensiones, o también con vuestros hermanos y hermanas encarnados.
…Silencio …
Volver a ser como un niño, es renacer a la Verdad eterna, aquí mismo, en la carne, haciéndoos indiferente e impermeable a lo que se está tramando sobre la pantalla del mundo, porque esta pantalla se apaga a medida que se aleja de vosotros.
Realizáis entonces el poder y la majestad del Corazón que guía vuestros pasos y vuestra vida, digan lo que digan de eso en vuestro entorno y vuestra persona. Es en la Vía de la Infancia y en la Profundidad que vivís esto, o que lo vais a vivir si aún no está hecho.
Así, a vuestro turno, por vuestro estado interior, colmareis de Gracia las circunstancias, los hermanos y las hermanas que están delante de la puerta y que no se atreven a cruzarla. Esto se hará naturalmente, sin palabras, sin discurso, incluso diría sin intención, sino como la cosa más espontánea y más natural que viene de vuestra Eternidad.
La Profundidad, es también cuando os consciencias, si puedo decir, del basculamiento de lo efímero al Eterno, no solamente por experiencias, no solamente por momentos, sino como la única verdad indiscutible que no sufre de ningún plazo ni de distancia.
…Silencio …
Es en el Corazón del Corazón, y en esta Profundidad también, que los últimos elementos que pueden aparecer en vosotros como no-Amor, en vosotros o alrededor vuestro, se borrarán de ellos-mismos. Así como lo había dicho el Cristo: «Busquen el Reino de los Cielos y el resto os será dado por añadidura», nunca será tan cierto, como en este mes que se abre. Es la puesta en práctica y la experiencia directa de eso, no como dogma o creencia, sino como la estricta verdad de la experiencia que estáis por vivir. Felices los simples de espíritu, porque el Reino de los cielos les pertenece. Sed simple, no os engañéis con los conocimientos o historias, sean las más fantásticas u horribles de este mundo. En Profundidad, descubrís la Autonomía y también la independencia de las circunstancias actuales y efímeras de este mundo. En esta Profundidad, sólo el Corazón puede hablar y expresarse, y nunca nos puede mentir ni dirigiros mal.
…Silencio …
Es pues un momento de gran verdad, e incluso diría de única verdad, que se dibuja en vosotros y en la tierra. Allí donde no hay ni mentira, ni traición, ni sufrimiento posible. Por eso debéis renunciar, tenéis que sacrificaros vosotros-mismos, no poniendo final a cualquier día que sea, sino aceptando lo que sois. Así, volviéndoos como una roca, os haréis cada vez más ligeros, a medida que la gravedad de este mundo, para la mirada efímera, aumente. Allí está el único alimento verdadero y verídico, todo el resto no apaga la sed. Entonces, así nos dijo en su primera venida: «Seréis saciados porque habréis bebido el Agua de Vida».
Es lo que viene hoy, de todas las maneras posibles. Yo diría en cierto modo, que todos los caminos convergen hacia este punto de tránsito. Esto os concierne a cada uno como al conjunto de las conciencias de la Tierra, y no únicamente humanas. El camino, los caminos han sido alumbrados por vuestras múltiples experiencias, que esto sea en los mundos sutiles o en este mundo denso. Entonces hoy podéis avanzar sin problemas hacia este Desconocido, porque Él se vuelve cada día un poco más conocido y un poco más visible, que esto sea por nuestras Presencias en vuestras estructuras, que esto sea en el momento de ir a dormir en vuestras noches, o en un encuentro en vuestras jornadas, todo está ahí.
…Silencio …
Escuchad vuestro Corazón, inclinaos hacia él. Dejad todo el resto desaparecer porque todas las satisfacciones salen de vuestro Corazón, todas las soluciones también, sin excepción alguna, creáis lo que creáis, o lo que no hayas todavía experimentado.
…Silencio …
Puede que algunos de entre vosotros sientan la inminencia del basculamiento del último Transito, y tal vez comprobáis que esto no es la misma inminencia y el mismo estado que tal vez vivieron en el momento de algunas fechas anunciadas por diferentes pueblos. Hoy, esto es más denso, está más claro y más verdadero, si puedo decir.
La Profundidad os lleva también a ser alimentados por lo que encontraron en las profundidades, donde todo es belleza en el Corazón del Corazón, donde todo está nutrido, y donde nada tiene que ser tirado o eliminado. Lo que vivís, unos y otros, solo son los elementos indispensables para vosotros, para vuestro último Paso.
Acordaos aunque no viváis nada, que en el momento de este Paso, en el momento de la Llamada de María, habrá simplemente a tener presente, antes de desaparecer, la Eternidad que sois y el Corazón que sois; de todas maneras, no existirá más que esto de localizable e identificable. Así se vivirá el Cara a Cara, el frente a frente, en vuestro Corazón del Corazón, con la Profundidad y la precisión más perfecta.
Por mi presencia hoy, sólo puedo reforzar e insistir sobre mi Presencia en vuestro Corazón, y con la orientativa de la Profundidad. Os vengo pues a invitar a dejaros ir a más Profundidad cada día, cada minuto - no hay final a este movimiento - hasta el momento de la Llamada. Eso también corresponde a lo que fue dicho por el Cristo: «Guarden vuestra casa limpia». La Profundidad os aporta esta limpieza porque todo está claro allí, viviendo y siendo luminosos, donde la única justificación es el Amor.
Yendo cada vez más en Profundidad, descubriréis que no hay ninguna polaridad, que no hay ni hombre ni mujer, ni bien ni mal, que todos los antagonismos y los complementarios resuelven la misma Unidad. No como un concepto o una idea a la cual adherís, sino como una vivencia directa de vuestra conciencia. La Luz, en este momento, está llenando no sólo los intersticios de este mundo y de vuestro cuerpo, sino que también todos los escondrijos de vuestra conciencia, sin dejar ninguna tregua a lo que podría oponerse, alumbrándola siempre más y mostrándoselo siempre más.
… Silencio …
Es en el silencio de la Profundidad que lo entendéis mejor y que estáis en consonancia con la Ley de Uno, con la Gracia y el Amor.
… Silencio …
En este silencio, la interiorización se hace por sí misma, sin incluso buscar una vía o un camino, sin sentir incluso la menor Presencia. Solo queda el Hijo Ardiente del Sol. Es lo que es vivido o que esta por vivir, esta rendición sin condición a la voluntad del Uno, al Espíritu de la Verdad.
… Silencio …
Entonces dejad sonreír vuestros labios, en el Canto de vuestro Corazón reencontrado, a fin de que la misma mirada de Amor se lleve a toda cosa y todo ser, cualquiera que sea la libertad que escogió, cualquiera que sea su camino. Allí está también la oración perpetua, esta oración del Corazón que no pide nada, sino que sólo canta las alabanzas y la Gracia.
Es en esta Profundidad que esta la escucha y la atención más adecuada. Es de esta Profundidad que nació también la acción justa en el seno de la Inteligencia de la Luz. Allí donde la Fluidez de la Unidad no es más un concepto a manifestar y a vivir, sino más bien la Evidencia de cada aliento y de cada mirada.
… Silencio …
Desde ahora, muchos vivís las primicias de vuestra resurrección, de la Llamada. Incluso si María ya os llamó hace algunos años, la intensidad de hoy, es sin medida común con lo que existía hace algunos años.
… Silencio …
La Profundidad es todo esto. Así es mi Vía de la Infancia que es vuestra Vía, la más segura y la más directa en este regreso a la Eternidad.
… Silencio …
Lo que vivimos aquí, vosotros y yo, que me escucháis, que me leéis, es eso. La emergencia y la florescencia del Corazón, donde nada más es necesario, ninguna historia, ninguna persona, ningún mundo incluso. Es la única verdad. Reencontrarse a sí-mismo, cualquiera que sea la apariencia, cualquiera que sea el camino aparente.
… Silencio …
Evidentemente lo percibiréis según vayan hacia la Profundidad y aún más Profundidad, o al contrario hacía más superficialidad. Sospecháis bien en que este período, los efectos y las consecuencias no serán las mismas, incluso si la finalidad es la misma.
La Profundidad, la Vía de la Infancia, es Evidencia; la vía de la apariencia y de lo superficial es sufrimiento y resistencia. Esto os aparece cada vez más claramente; que lo aceptéis o no, eso no cambiará nada. Ahí se ilustra en vosotros el Choque de la humanidad, tal como fue expresado por el bien amado Juan. Esto se vive hoy, en esta particular fase, en la cual nadie sabe ni el día ni la hora, pero que sin embargo, es a cada día y a cada hora.
… Silencio …
Es lo que es percibido, es lo que es vivido y cada día con más intensidad ahora. Porque lo que viene ahora no puede ser disminuido, ni parado ni aplazado. Hasta ahora, y el Comendador os había instruido sobre eso, la velocidad de Hercóbulus era variable según las resistencias encontradas, tanto por el colectivo de la humanidad como por la misma Tierra, como por el sistema de predación y de los pensamientos. Hoy esto no puede ser, se acabó.
La urgencia de la Luz es tal, en el seno de lo efímero, que nada puede ser aplazado, y que todo se cumple finalmente. Esto es ahora, no busquéis días futuros porque esto es ahora. Y descubriendo este Corazón del Corazón emanando de vosotros-mismos, ninguna otra interrogación podrá aparecer en cuanto a las circunstancias o a vuestro porvenir, como el de vuestros hermanos y hermanas cercanos. Esto se despliega como una Evidencia y una certeza.
Soy Teresa, y bendigo vuestra resurrección y vuestra libertad.
… Silencio …
Os saludo y os quiero.
Vengo a mi turno, y a petición de mis hermanas, a poner algunas palabras sobre lo que es la Profundidad y lo que desemboca en vosotros en estos momentos. Permitidme primero comulgar con cada uno de vosotros, en el espacio sagrado de nuestro encuentro.
... Comunión...
Durante mi paso sobre la tierra, dije de muy joven que pasaría mi cielo haciendo el bien sobre la tierra. Esta afirmación fue vivida y realizada durante casi un siglo por muchos hermanos y hermanas. Hoy no vengo a rogaros de llamarme, pues ya estoy aquí, y los marcadores de esta Profundidad son la Inocencia, la Infancia, para el acceso al Corazón del Corazón.
Entonces os vengo simplemente a recordar eso. Los testigos de la Estrella Profundidad en vosotros son, como he dicho, la Infancia, la Espontaneidad y la Inocencia. La Inocencia del niño, no solamente el niño interior, sino de todo niño tal como nace en este mundo, viviendo plenamente su instante, sin preocuparse de ningún concepto ni de alguna creencia, como es el caso antes de los siete años.
El tiempo de la Resurrección que se abre a vosotros es el tiempo donde la Luz os obliga, en cierto modo, a ir siempre más hondo al interior vuestro, con el fin de descubriros íntegramente y sin límites, haciendo de vosotros una roca inquebrantable, no en vuestra manifestación en este mundo, sino una roca inquebrantable de Luz y de Eternidad. Os inscribe entonces siempre más en el Aquí y Ahora, en el instante presente y en la Ligereza de aquel que hace la voluntad de la Luz, superando todas las condiciones y contingencias de vuestra historia, en un lugar de vuestra conciencia donde nada puede ser desestabilizado ni desviado. No os invito hoy solamente a comulgar, a llamarme o a encontrarme, sino más bien a realizar vuestra propia Profundidad, que se sitúa más allá de toda apariencia en este mundo, allí donde se encuentra la Verdad, como lo dijo María y como todos, unos y otros, os lo hemos afirmado.
El impulso de la Luz en sus diferentes componentes, que esto sea el Sol, la irradiación de Sirio o de Alción, os llama, como las circunstancias de este mundo, a encontrar los recursos en vosotros, antes de que todo lo que es exterior desaparezca de vuestros ojos y de vuestra conciencia. La Vía de la Infancia, hablé de eso en varias ocasiones, en mi encarnación como aquí, volver a ser como un niño, es estar plenamente sumergido en el estado de Gracia y de beatitud. Cualquiera que sea lo que vive vuestro cuerpo y lo que vive vuestra persona, reforzando vuestro corazón os vuelve inquebrantable en vuestros pensamientos como en vuestras acciones, porque todas vuestras acciones entonces se giran hacia Él, no por una necesidad de reconocimiento cualquiera que sea. No hay esfuerzo, allí tampoco, que proporcionar, solo hay a verlo y a serlo.
Así, en el momento de vuestro último Paso, nada podrá frenar la vía que habéis trazado en vuestro corazón, nada os podrá parar; es en eso que sois la roca inquebrantable. No en este cuerpo falible, no en vuestras vidas efímeras, pero en la realidad de lo que sois y lo que os alimenta permanentemente ahora. Si esto todavía no os aparece, es simplemente la señal que debéis ir hacia más sencillez y más autenticidad, porque no hay ninguna razón de este mundo que se aguante, desde ahora en adelante, frente a la Verdad y poder del Amor. No puede existir la menor justificación, en vuestro cuerpo como de vuestra vida, que pueda impedir este movimiento y esta Profundidad.
Ir desde hoy hacia la Profundidad, es verificar por vosotros mismos, en cierto modo, que no hay obstáculos, que no hay espinas, que no hay sufrimientos, que hay simplemente la proyección de las creencias, de los miedos o de las dudas. Volverse una roca de amor, el hijo de la Luz, es reencontrar esta herencia. Es no conceder más densidad ni peso a lo que pertenece a este mundo, no para rechazarlo, negarlo o ignorarlo, sino para alumbrarlo de vuestra propia Gracia, la de la Luz de Cristo, la de cada uno de vosotros, hijos del Sol.
La etapa de la Resurrección, la etapa de la última Llamada, es exactamente eso, una invitación a ir cada vez más hacia la espontaneidad, la inmediatez y la sencillez del niño. Esto no puede ser más frenado o ralentizado por algún elemento de este mundo, es reconocer también la acción de la Luz en algún elemento que os llega, incluso y sobre todo, si esto os puede parecer contrario a la Luz. Porque desde el punto de vista de la Luz, todo es ocasión y el pretexto para haceros descubrir, como Ser libre, como conciencia que no depende de ninguna forma, ni de algún mundo, ni de algún origen.
La Profundidad es vuestro salvoconducto en este último Paso, que os da no sólo la certeza, sino la Evidencia flagrante de lo que sois, incluso si todavía no se reconocieron. Vuestra fuerza viene de allí, no podrá venir más de elementos exteriores de este mundo, que sea a través de los alimentos, o a través de las relaciones. Esta Profundidad os invita a reconoceros, en humildad y en simplicidad, como hijo del Uno y hermano y hermana del Cristo. Es en esta Profundidad en lo que el surgimiento de la Luz se hará desde vuestro Corazón, Luz de Verdad, Luz de Eternidad, de Gracia, que se despliega con majestad y Evidencia.
…Silencio …
No es más la hora hoy de escoger, sino de manifestar lo que ya escogieron. Sois libres de estableceros en cualquiera Morada del Padre que sea, pero para esto debéis restablecer la verdad de vuestra conexión, de vuestra esencia. Es eso mismo lo que vivís. Que sean liberados en vida, que estéis simplemente despierto, portador de una de las Coronas, o que no viváis nada, esto no hace ninguna diferencia ahora. El acceso a la Profundidad, el acceso al Corazón del Corazón es posible cualquiera que sea la circunstancia de vuestra vida, cualquiera que sea vuestro estado previo, cualesquiera que sean vuestros pasos, cualesquiera que sean los caminos que tomasteis.
… Silencio …
El Silencio es importante, cualquiera que sea el alboroto de vuestros pensamientos o de este mundo. En la Profundidad, sólo hay Silencio y majestad. No pueden existir, en este lugar, ni duda, ni juego de sombra y luz, hay únicamente sitio para la Luz, sólo hay lugar para lo Verdadero. La Profundidad os invita no solamente a encontrar el Cristo, sino a vivirlo vosotros-mismos como KI-RIS-TI, dejando entonces emerger la Gracia de la espontaneidad, de la Inocencia y también de la potencia.
… Silencio …
En Profundidad, la Luz lo llena todo, no hay espacio disponible para otra cosa que la Luz. Así, el Espíritu Santo, el Espíritu del Sol, el Coro de los Ángeles, cantan en vosotros los cantos de la Resurrección y el Gloria.
Esta Profundidad os da la mirada dulce y en cada relación, la capacidad de poner al otro delante de vuestro, como igual al Cristo - así como vosotros.
En Profundidad se vive el sacrificio permanente de lo efímero en provecho de la Eternidad, sin esfuerzo y sin dificultad, sin pedir nada de otro que casarse con Él, como dije en vida. Pero no veáis allí esponsales de marido y mujer como en este mundo, sino más bien el último acto de la fusión de la conciencia.
… Silencio …
En vuestra Profundidad, está toda la capacidad de rebasamiento que son necesarias en cualquier manifestación de vuestra vida efímera. Esta noción de Profundidad, de conciencia de la Profundidad, está en resonancia directa con la acción final del Arcángel Uriel en el momento de este último Transito. Id tranquilamente por vuestro camino que la Luz os pide y ofrece. No juzguéis en absoluto y sed libres de todo juicio. Así es como se edifica la roca y lo que llamaría la certeza interior, que no depende de ningún contexto ni límite.
… Silencio …
La Vía de la Infancia es la más adaptada hoy a la Resurrección del final de los tiempos. Porque en esta Vía de la Infancia, no necesitáis más de interesarse a las vibraciones, a las energías, a los movimientos de este mundo, a la historia de este mundo, hay únicamente a ser eso, y todo se celebra por si-mismo, como por encanto. Allí está el misterio de la Gracia y de la Luz, que os es cada vez más accesible en cuanto aceptáis soltar. No simplemente de abandonaros a la Luz, sino de soltar todas las creencias y todas las certezas inscritas en el seno de lo efímero.
La Profundidad os llama a apoyaros en vosotros-mismos, no en la persona y en vuestra vida, sino de apoyaros en vosotros-mismos, en vuestro Corazón del Corazón, allí donde Él está, poniéndoos entonces en adecuación con Su voluntad y no más con cualquier voluntad personal. La Ligereza de la Gracia, ella está aquí, ahora. Por supuesto, ella estará siempre presente en las relaciones que podéis establecer, pero esta Profundidad sustituye a las relaciones que conocieron, que esto sea con los pueblos sutiles o con nuestras dimensiones, o también con vuestros hermanos y hermanas encarnados.
…Silencio …
Volver a ser como un niño, es renacer a la Verdad eterna, aquí mismo, en la carne, haciéndoos indiferente e impermeable a lo que se está tramando sobre la pantalla del mundo, porque esta pantalla se apaga a medida que se aleja de vosotros.
Realizáis entonces el poder y la majestad del Corazón que guía vuestros pasos y vuestra vida, digan lo que digan de eso en vuestro entorno y vuestra persona. Es en la Vía de la Infancia y en la Profundidad que vivís esto, o que lo vais a vivir si aún no está hecho.
Así, a vuestro turno, por vuestro estado interior, colmareis de Gracia las circunstancias, los hermanos y las hermanas que están delante de la puerta y que no se atreven a cruzarla. Esto se hará naturalmente, sin palabras, sin discurso, incluso diría sin intención, sino como la cosa más espontánea y más natural que viene de vuestra Eternidad.
La Profundidad, es también cuando os consciencias, si puedo decir, del basculamiento de lo efímero al Eterno, no solamente por experiencias, no solamente por momentos, sino como la única verdad indiscutible que no sufre de ningún plazo ni de distancia.
…Silencio …
Es en el Corazón del Corazón, y en esta Profundidad también, que los últimos elementos que pueden aparecer en vosotros como no-Amor, en vosotros o alrededor vuestro, se borrarán de ellos-mismos. Así como lo había dicho el Cristo: «Busquen el Reino de los Cielos y el resto os será dado por añadidura», nunca será tan cierto, como en este mes que se abre. Es la puesta en práctica y la experiencia directa de eso, no como dogma o creencia, sino como la estricta verdad de la experiencia que estáis por vivir. Felices los simples de espíritu, porque el Reino de los cielos les pertenece. Sed simple, no os engañéis con los conocimientos o historias, sean las más fantásticas u horribles de este mundo. En Profundidad, descubrís la Autonomía y también la independencia de las circunstancias actuales y efímeras de este mundo. En esta Profundidad, sólo el Corazón puede hablar y expresarse, y nunca nos puede mentir ni dirigiros mal.
…Silencio …
Es pues un momento de gran verdad, e incluso diría de única verdad, que se dibuja en vosotros y en la tierra. Allí donde no hay ni mentira, ni traición, ni sufrimiento posible. Por eso debéis renunciar, tenéis que sacrificaros vosotros-mismos, no poniendo final a cualquier día que sea, sino aceptando lo que sois. Así, volviéndoos como una roca, os haréis cada vez más ligeros, a medida que la gravedad de este mundo, para la mirada efímera, aumente. Allí está el único alimento verdadero y verídico, todo el resto no apaga la sed. Entonces, así nos dijo en su primera venida: «Seréis saciados porque habréis bebido el Agua de Vida».
Es lo que viene hoy, de todas las maneras posibles. Yo diría en cierto modo, que todos los caminos convergen hacia este punto de tránsito. Esto os concierne a cada uno como al conjunto de las conciencias de la Tierra, y no únicamente humanas. El camino, los caminos han sido alumbrados por vuestras múltiples experiencias, que esto sea en los mundos sutiles o en este mundo denso. Entonces hoy podéis avanzar sin problemas hacia este Desconocido, porque Él se vuelve cada día un poco más conocido y un poco más visible, que esto sea por nuestras Presencias en vuestras estructuras, que esto sea en el momento de ir a dormir en vuestras noches, o en un encuentro en vuestras jornadas, todo está ahí.
…Silencio …
Escuchad vuestro Corazón, inclinaos hacia él. Dejad todo el resto desaparecer porque todas las satisfacciones salen de vuestro Corazón, todas las soluciones también, sin excepción alguna, creáis lo que creáis, o lo que no hayas todavía experimentado.
…Silencio …
Puede que algunos de entre vosotros sientan la inminencia del basculamiento del último Transito, y tal vez comprobáis que esto no es la misma inminencia y el mismo estado que tal vez vivieron en el momento de algunas fechas anunciadas por diferentes pueblos. Hoy, esto es más denso, está más claro y más verdadero, si puedo decir.
La Profundidad os lleva también a ser alimentados por lo que encontraron en las profundidades, donde todo es belleza en el Corazón del Corazón, donde todo está nutrido, y donde nada tiene que ser tirado o eliminado. Lo que vivís, unos y otros, solo son los elementos indispensables para vosotros, para vuestro último Paso.
Acordaos aunque no viváis nada, que en el momento de este Paso, en el momento de la Llamada de María, habrá simplemente a tener presente, antes de desaparecer, la Eternidad que sois y el Corazón que sois; de todas maneras, no existirá más que esto de localizable e identificable. Así se vivirá el Cara a Cara, el frente a frente, en vuestro Corazón del Corazón, con la Profundidad y la precisión más perfecta.
Por mi presencia hoy, sólo puedo reforzar e insistir sobre mi Presencia en vuestro Corazón, y con la orientativa de la Profundidad. Os vengo pues a invitar a dejaros ir a más Profundidad cada día, cada minuto - no hay final a este movimiento - hasta el momento de la Llamada. Eso también corresponde a lo que fue dicho por el Cristo: «Guarden vuestra casa limpia». La Profundidad os aporta esta limpieza porque todo está claro allí, viviendo y siendo luminosos, donde la única justificación es el Amor.
Yendo cada vez más en Profundidad, descubriréis que no hay ninguna polaridad, que no hay ni hombre ni mujer, ni bien ni mal, que todos los antagonismos y los complementarios resuelven la misma Unidad. No como un concepto o una idea a la cual adherís, sino como una vivencia directa de vuestra conciencia. La Luz, en este momento, está llenando no sólo los intersticios de este mundo y de vuestro cuerpo, sino que también todos los escondrijos de vuestra conciencia, sin dejar ninguna tregua a lo que podría oponerse, alumbrándola siempre más y mostrándoselo siempre más.
… Silencio …
Es en el silencio de la Profundidad que lo entendéis mejor y que estáis en consonancia con la Ley de Uno, con la Gracia y el Amor.
… Silencio …
En este silencio, la interiorización se hace por sí misma, sin incluso buscar una vía o un camino, sin sentir incluso la menor Presencia. Solo queda el Hijo Ardiente del Sol. Es lo que es vivido o que esta por vivir, esta rendición sin condición a la voluntad del Uno, al Espíritu de la Verdad.
… Silencio …
Entonces dejad sonreír vuestros labios, en el Canto de vuestro Corazón reencontrado, a fin de que la misma mirada de Amor se lleve a toda cosa y todo ser, cualquiera que sea la libertad que escogió, cualquiera que sea su camino. Allí está también la oración perpetua, esta oración del Corazón que no pide nada, sino que sólo canta las alabanzas y la Gracia.
Es en esta Profundidad que esta la escucha y la atención más adecuada. Es de esta Profundidad que nació también la acción justa en el seno de la Inteligencia de la Luz. Allí donde la Fluidez de la Unidad no es más un concepto a manifestar y a vivir, sino más bien la Evidencia de cada aliento y de cada mirada.
… Silencio …
Desde ahora, muchos vivís las primicias de vuestra resurrección, de la Llamada. Incluso si María ya os llamó hace algunos años, la intensidad de hoy, es sin medida común con lo que existía hace algunos años.
… Silencio …
La Profundidad es todo esto. Así es mi Vía de la Infancia que es vuestra Vía, la más segura y la más directa en este regreso a la Eternidad.
… Silencio …
Lo que vivimos aquí, vosotros y yo, que me escucháis, que me leéis, es eso. La emergencia y la florescencia del Corazón, donde nada más es necesario, ninguna historia, ninguna persona, ningún mundo incluso. Es la única verdad. Reencontrarse a sí-mismo, cualquiera que sea la apariencia, cualquiera que sea el camino aparente.
… Silencio …
Evidentemente lo percibiréis según vayan hacia la Profundidad y aún más Profundidad, o al contrario hacía más superficialidad. Sospecháis bien en que este período, los efectos y las consecuencias no serán las mismas, incluso si la finalidad es la misma.
La Profundidad, la Vía de la Infancia, es Evidencia; la vía de la apariencia y de lo superficial es sufrimiento y resistencia. Esto os aparece cada vez más claramente; que lo aceptéis o no, eso no cambiará nada. Ahí se ilustra en vosotros el Choque de la humanidad, tal como fue expresado por el bien amado Juan. Esto se vive hoy, en esta particular fase, en la cual nadie sabe ni el día ni la hora, pero que sin embargo, es a cada día y a cada hora.
… Silencio …
Es lo que es percibido, es lo que es vivido y cada día con más intensidad ahora. Porque lo que viene ahora no puede ser disminuido, ni parado ni aplazado. Hasta ahora, y el Comendador os había instruido sobre eso, la velocidad de Hercóbulus era variable según las resistencias encontradas, tanto por el colectivo de la humanidad como por la misma Tierra, como por el sistema de predación y de los pensamientos. Hoy esto no puede ser, se acabó.
La urgencia de la Luz es tal, en el seno de lo efímero, que nada puede ser aplazado, y que todo se cumple finalmente. Esto es ahora, no busquéis días futuros porque esto es ahora. Y descubriendo este Corazón del Corazón emanando de vosotros-mismos, ninguna otra interrogación podrá aparecer en cuanto a las circunstancias o a vuestro porvenir, como el de vuestros hermanos y hermanas cercanos. Esto se despliega como una Evidencia y una certeza.
Soy Teresa, y bendigo vuestra resurrección y vuestra libertad.
… Silencio …
Os saludo y os quiero.
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